29
de
agosto de 2008
Diez años de injusticia (V)
Bajo presión
Para tratar de
doblegarlos, no faltó el intento de chantaje. Sobre el tema,
Olga Salanueva, esposa de René González, recuerda
DEISY FRANCIS MEXIDOR
Francis_mexidor@granma.cip.cu
"Nosotros
vivíamos en un condominio de muchos apartamentos, iban hasta
allí y me tocaban a la puerta, luego se escondían y de
pronto me sacaban las cámaras, y esas imágenes sorpresa las
ponían en la TV".
Así recuerda Olga Salanueva Arango, esposa de René
González, parte de la pesadilla vivida, tras el arresto de
los Cinco el 12 de septiembre de 1998.
"Hasta Ninoska Pérez me llamó por teléfono. Ella me decía
que iba a coger las declaraciones mías, que quería conocer
qué se sentía al ‘ser la esposa de un espía comunista’. Yo
colgaba, no les seguía la corriente. Todos los días aparecía
algo en la prensa. Fue una etapa terrible. Sobre René
averiguaron, supuestamente a través de Hermanos al Rescate,
la dirección donde residió con una tía antes de ir yo para
Estados Unidos. A ella también la asediaron. No es difícil
de imaginar lo que nos sucedió, con el ambiente que se vive
en Miami.
"Entre el 12 de septiembre de 1998 y el 16 de agosto del
año 2000 en que me detienen, yo me mudé, perdí la casa,
porque no podía pagarla. Me reduje, fui a un denominado
estudio, una especie de cuartico. Me fui de Kendall, donde
residíamos, aunque seguí en libertad, pero evidentemente me
tenían bien localizada. Cuando me arrestaron yo estaba en
Miami Beach, en el cuartico que había alquilado.
"El 14 de septiembre los conocí a todos, pero después
cada vez que había una corte los veía de lejos, por eso
trataba de tomar asiento en un banco cercano por donde
debían pasar, para al menos rozar a René con mis manos. Yo
no quería estar lejos de él. Le dije en mis visitas que,
cuando los sentenciaran, para donde lo trasladaran allá me
iría a vivir con las niñas, para poder estar cerca de él;
sin embargo, ya estoy consciente de que la intención de
separarnos estuvo siempre latente, no se trata de ahora que
me niegan la visa para ir a visitar a mi esposo. Eso empezó
desde agosto del 2000 en que me detienen y me deportan a
Cuba el 22 de noviembre de ese propio año".
LO QUE PENSÓ LA FISCALÍA
"A René que es ciudadano norteamericano. no lo acusaron
de los cargos de conspiración para cometer espionaje ni de
conspiración para cometer asesinato en primer grado, lo que
sí se le imputó a Gerardo y en consecuencia le pusieron una
de las dos cadenas perpetuas de la condena.
"Tal vez los factores que hicieron pensar de forma fácil
a la Fiscalía que cooperaría era por esa particularidad de
René como norteamericano, del que se sabía que estuvo seis
años en espera del reencuentro con Irmita y yo, que vivíamos
en Cuba, del que conocían también que nos había nacido otra
hija y era el único de los compañeros con su familia allí en
Miami.
"Esas eran fuertes razones para presionarlo, pues
suponían que él no estaría dispuesto nuevamente a quedar
solo e ir a la cárcel y por eso es que le plantean la
posibilidad de llegar a un arreglo donde únicamente
negociaría el cargo de ser agente extranjero no registrado.
"Con tal negociación cumpliría pocos años de reclusión y
para ese instante no le hubiese faltado mucho tiempo para
salir y continuar con su vida normal dentro de Estados
Unidos, pero a cambio tendría que haber sido testigo de la
propia Fiscalía para argumentar las mentiras que se urdieran
contra el resto de los compañeros, y convertir así el caso
en el juicio añorado contra la Isla. Esperaban con René al
testigo que reconociera que era agente de Cuba.
"Pero se equivocaron. No importaron las presiones ni el
chantaje. De ahí se deriva el ensañamiento muy especial
contra él, sus hijas y yo, y a la vez contra Gerardo y su
familia, porque justamente en los cargos que se le imputaban
a Gerardo, respecto a la conspiración para cometer asesinato
en primer grado, es que querían que mi esposo declarara.
"Es interesante el hecho de que al no obtener sus
propósitos, la Fiscalía le pone a René el máximo en la
condena y le agregan un acápite como condición especial, al
igual que a Antonio, pues ambos eran ciudadanos
norteamericanos, de que al cumplir la sentencia no podían
acercarse ni frecuentar aquellos lugares que se sabía que
frecuentaban los terroristas. Eso es el colmo del cinismo.
Es el reconocimiento tácito de la existencia del terrorismo
amparado en la Florida.
"El día de sentencia uno de los fiscales actuantes en el
caso, Kastrenakes, no pudo contenerse y dijo ‘ojalá y
pudiera, le daría cien años de cárcel. Él es el más
peligroso’. El asunto es que no lograron sacarle a René que
cooperara con la Fiscalía".
RESPUESTA DE ANTEMANO
"A él lo detuvieron en nuestro propio hogar, en presencia
mía y de nuestras hijas y no fue hasta el 2000, a propósito
del inicio del juicio a los Cinco, que decidieron poner
algún cargo en mi contra.
"Pienso que ese fue el recurso que tomaron al no
encontrar otra forma de doblegarlo, entonces arremeten
contra nosotras y contra la familia de Gerardo, porque no es
casual la negativa constante para que Adriana, su compañera,
lo visite. Es que Gerardo tampoco se prestó para negociar,
ni René para actuar en contra de su hermano de causa.
"Recuerdo que mientras lo iba a ver en prisión hablamos
de las cosas que le estaban proponiendo. Jamás le cuestioné
cuál sería su respuesta porque de antemano la conocía,
inclusive el 13 de agosto del 2000, día de su cumpleaños,
última visita que tuvo mía, me comentó sobre la carta que le
había hecho llegar la Fiscalía a través de su abogado. Ese
era el anuncio de lo que podía pasar conmigo, porque le
dejaban entrever sutilmente que recordara mi situación
migratoria. A partir de ese instante los acontecimientos se
desataron muy rápido. Nuestra conversación sobre el tema fue
el 13 y en la mañana del 16 me detuvieron en el estudio
donde vivía en ese instante allá en Kendall. Yo estaba sola
para ese momento, Irmita se encontraba de vacaciones en Cuba
e Ivette ya la teníamos con la abuela Teté (recientemente
fallecida) en Sarasota".
EL CHANTAJE
"El mismo 16 me presentaron vestida con el traje
anaranjado de presa delante de él para que comprobara que no
solo fue una amenaza lo que habían mandado por escrito, que
se trataba de una realidad.
"Después vinieron mis tres meses en la cárcel. Me cuesta
hablar sobre eso... la noticia de mi
deportación el 22 de noviembre me llegó casi cuando ya
estaba montada en el avión, al otro día, el 23, recibí a
Ivette en La Habana. Respiré de verdad, porque hasta el
último minuto temí que hubiesen tomado alguna represalia con
la niña, o sea, que me la trataran de quitar, ¡qué sé yo!,
porque para noviembre del 2000 era muy reciente la
devolución de Elián a la patria.
"Tres veces me presentaron a la Corte para decidir mi
caso, me negaron incluso la fianza y pasó algo risible, en
la vista de inmigración antes de la sentencia la Fiscalía
manejó el criterio de que Ivette se estaba preparando para
ser ‘una posible espía de Cuba’. El juez decidió declararme
excluible. Me retornaron esposada, en un vuelo militar junto
a otros presos comunes de origen cubano".
EL TIEMPO PASA
"Han pasado casi diez años del arresto y nos damos cuenta
de que este es un caso muy difícil (...).
"Para cada una de nuestras familias es sumamente fuerte,
porque la vida sigue transcurriendo, son muchas las cosas
que han quedado truncas, cosas tan íntimas y serias en una
pareja como los planes de tener hijos, el crecimiento de
estos, el desarrollo mismo de nuestra relación como
pareja...Ver todo esto inconcluso por una injusticia tan
grande es realmente muy doloroso.
"Han transcurrido ocho años desde que me deportaron, en
todo ese tiempo he solicitado visa para ir a visitarlo y
como respuesta he recibido las continuas negativas de las
autoridades norteamericanas que se han amparado en razones
ilógicas y absurdas. Cada negativa es ver alejarse otra
posibilidad de ver a René, de poder conversar, de tocarlo al
menos un momento, conversar como no se puede hacer a través
de una carta, darle un beso aunque sea en el frío salón de
una cárcel..."
LOS HIJOS
Uno de los mayores sufrimientos familiares
durante todo este tiempo, ha sido la separación de los hijos
o la imposibilidad de tenerlos, como son los casos de
Gerardo Hernández y Fernando González. Las hijas de René
González: Irmita se graduó con título de Oro en Psicología
en la Universidad de La Habana, tiene 24 años; Ivette,
cumplió diez, hará el quinto grado. De los de Antonio
Guerrero: Tonito cumplió 23 años, comienza el quinto curso
en la Universidad de Ciencias Informáticas. Gabriel (15),
estudia en el preuniversitario. Las de Ramón Labañino:
Lizbeth (11), hará el sexto grado; Laurita (16), pasó para
onceno grado; Ayli (20), estudia Informática en la CUJAE.
Nota: Fragmentos tomados de un testimonio
perteneciente a un libro en preparación.
Diez
años de injusticia (I)
El comienzo
Diez años de injusticia (II)
El “Chu”
Diez años de injusticia
(III)
El
dilema de los 164
Diez años de injusticia (IV)
La farsa
Diez años de injusticia (VI)
Inocencia condenada
Diez años de injusticia (VII)
Quinteto de gigantes
Diez años de injusticia (VIII)
Casos, cosas y
diferencias
Diez años de injusticia (final)
Preguntas,
respuestas
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