Desde la izquierda
Actualizaciones sobre la geopolítica en el siglo XXI
La geopolítica va mucho más allá de la simple relación entre geografía y política
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La geopolítica va mucho más allá de la simple relación entre geografía y política
El egoísmo y el ansia desmedida de ganancia reducen el modelo al absurdo
Los hechos demuestran que el mundo unipolar que EE. UU. llegó a imponer no existe ya más, que la globalización neoliberal y el «orden basado en reglas» con que EE. UU. y Occidente pretendieron mantener su hegemonía desaparecen
El país emisor de la divisa más utilizada, el dólar de EE. UU., es el país cuyos gastos militares son los mayores del mundo
A juzgar por el mundo en crisis que vivimos, hemos llegado al último de los despojos, o a la última de las guerras
Es el «viejo» el surgido después de la Segunda Guerra Mundial, hegemonizado por Estados Unidos, en particular luego de la implosión de la URSS; y «nuevo», el que comienza a hacerse más que evidente con la respuesta de Rusia a las provocaciones de EE. UU., la OTAN y sus aliados que llevaron al comienzo de la guerra en Ucrania
Vivimos en un mundo en el que la pugna geopolítica y las crisis –expresión de los dolores del parto de un nuevo orden mundial que nace– han ralentizado y aun estancado la economía
Los que provocan las guerras, como reproducción militarizada del capital, tienen que vender la idea de que lo hacen por el bien de la nación, en defensa de la libertad y del progreso, para justificar el gasto estatal como benefactor de la economía
Para relacionarse con EE. UU. hay que tener siempre presente la frase atribuida a John Foster Dulles, quien fuera secretario de Estado de Eisenhower, el mismo presidente que comenzara la eterna guerra contra nuestra Revolución: «EE. UU. no tiene amigos, solo intereses»
Aunque no pocos se fijaron y hasta especularon con quiénes se beneficiaban y con quiénes no ante la subida de los precios, en particular del gas, el petróleo, el trigo, los fertilizantes, los alimentos y hasta con el jugoso negocio que representaba para el complejo militar industrial norteamericano la guerra misma, nada de ello podía ocultar lo que en realidad sucedía: el nacimiento de un nuevo orden mundial
Es un mundo que cada día, en lugar de mejorar, empeora; en el que lejos de superar las crisis, se agudizan; en el que desde hace meses se avizora la guerra fría que sus promotores calientan más...
Cuba siempre ha estado dispuesta, a pesar del pasado y precisamente por él, al diálogo abierto para resolver los asuntos pendientes, todos, con el Gobierno de EE. UU., sobre la base de la igualdad, el respeto mutuo y en los marcos del Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas
No resultó extraño que, como primera iniciativa de política exterior del presidente Joe Biden, en las condiciones del capitalismo posglobalización neoliberal, en pandemia y con acelerado declive del otrora hegemón, fuera presentada por EE. UU.-OTAN en la reunión del G-7, la iniciativa «Reconstruir mejor para el mundo», con el objetivo explícito de contrarrestar el proyecto chino de desarrollo económico Un cinturón, una ruta
No pudieron lograr el caos precursor que necesitaban el imperio y Biden, el «globalista», el que pomposamente había anunciado «el regreso» de EE. UU. y su intención de «liderar» el mundo; lo necesitaban (y siguen necesitando por lo que seguirán actuando) porque saben que sus objetivos geopolíticos son inalcanzables sin «recuperar» a la cada vez más esquiva América Latina y el Caribe
Aunque pudiera parecer presuntuoso el título, en tanto anuncia la pretensión de analizar las relaciones entre una superpotencia mundial y una pequeña isla caribeña, lo cierto es que ambos son países con iguales derechos y deberes y, por tanto, corresponden tanto el título como el análisis y hasta la implícita invocación a la historia bíblica de David y Goliat
Sin importar quién resulte presidente de Estados Unidos en las elecciones de noviembre, una cosa sigue siendo evidente: la solución del conflicto Cuba-EE.UU. solo será posible cuando el imperio reconozca que nuestra Isla es una nación libre, soberana e independiente