
En un país donde ser escritor no es precisamente uno de los oficios más valorados, el panameño Carlos Wynter Melo se considera un hombre con suerte al poder contar historias que han logrado interesar a editores y lectores no solo en el espacio istmeño, sino en el ámbito geográfico de la lengua.
Autor de los libros de cuentos El escapista y otras reapariciones y Mis mensajes en botellas electrónicas, y de la novela Nostalgia de escuchar tu risa loca, recibió primero el espaldarazo del Festival de Bogotá, que en el 2007 promovió a 39 escritores latinoamericanos menores de 39 años, y cuatro años después el de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara que lo incluyó en la lista de valiosos talentos jóvenes de la región, agrupados en el programa "Los 25 secretos mejor guardados de América Latina".
Con esos avales, Wynter fue invitado a integrar el jurado del Premio Casa 2014 en el género de cuento. "Lo más difícil en una narración breve es mantener la intensidad con recursos mínimos", sostiene como divisa de un ejercicio tenaz.
Define entre sus principales desafíos "contribuir humildemente a hacer que la literatura panameña se conozca en otros lugares" y por ello agradece el gesto del Fondo Editorial de la Casa de las Américas, que pondrá muy pronto en circulación el volumen de relatos La libreta de Ariadna.
"En este libro, una antología personal, hay un cuento homónimo que apareció en 1996, mientras residía en México. Lo primero mío que saltó un círculo de amigos cercanos. Apareció en la revista Trashumancia gracias a Raúl Bañuelos y a Guadalupe Ortiz. Estábamos en un bar del centro histórico tapatío y alguien jugueteaba con las teclas de un piano cuando me lo informaron. Entonces desayunaba avena para destinar más dinero a la compra de libros. Y pertenecía al taller de Gabriel Martín. Ahí nació este cuento y mis ideas más certeras de lo que es la literatura. Ahora que se presentará en el marco del Premio Casa, recuerdo que estuvo a punto de perderse entre los papeles de las mudanzas y la desmemoria".
En Wynter llama la atención cómo ha ido rebasando el marco referencial de las letras de su país conocido como literatura canalera, es decir aquella que de un modo u otro abordó los problemas sociales, políticos y humanos relacionados con la historia de una vía transoceánica al fin recuperada luego de décadas bajo la hegemonía norteamericana.
Esto no significa que la producción literaria de Wynter se desligue de la noción del ser panameño y su conflictiva relación con el poder imperial:
"Las víctimas de las jornadas que acontecieron del 9 al 11 de enero de 1964, masacradas por las tropas de la Zona del Canal, forman parte de la memoria histórica de mi país. Yo no había nacido pero luego sí viví, siendo muy joven, la invasión norteamericana de 1989 y me duelen los 3 000 muertos que dejó la agresión".
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