Primero venció en los 10 000 metros, y cuatro días después disputó los 5 000, en lo que se consideró la carrera del siglo. El británico Gordon Pires encabezaba la lista de favoritos y el belga Reif era otro de sus enconados rivales, quien se puso delante a la altura de los 3 000, pero no lo dejó tomar distancia hasta que ese sempiterno oponente se retrasó dos vueltas.
Sin embargo, iba detrás del argelino-francés Alain Mimoun, el alemán Schade y del inglés Chataway. En un último esfuerzo, se abrió y avanzó vertiginosamente, con un paso, que más que correr parecía volar, y no paró hasta llegar campeón y con récord olímpico.
Mientras era vitoreado, su esposa, Dana Zatopkowa conquistaba el oro en el lanzamiento de la jabalina. Nacieron el mismo día del mismo año (19 de septiembre de 1922) y, en una misma jornada de ensueño, subieron a lo más alto del podio. Pero el legendario héroe de los XV Juegos Olímpicos, en Helsinki-1952, no había terminado de escribir su hazaña. Dos fechas después de la feliz coincidencia, largó en la maratón, carrera en la que, después de los primeros diez kilómetros, ejecutó un concierto en solitario, sin rivales que le exigieran. Tras los 42 kilómetros y 195 metros, una ovación recibió en el estadio, a Emil Zatopek, con otra marca para los Juegos. El checo, bautizado como la locomotora humana, fue el primero del mundo en bajar de los 29 minutos en 10 000 y el mejor atleta del orbe en 1949, 1951 y 1952.
Impresionante la morena figura del brasileño Adhemar Ferreira da Silva, quien en la capital finesa destrozó tres veces su propio récord mundial para deleitar con su corona olímpica, la primera de la historia de su país. Él también incursionó en el cine, pues en 1959, en el filme Orfeo negro, que ganó la Palma de Oro del Festival de Cannes, encarnó a la muerte.
Los Juegos Olímpicos de Helsinki, con 4 955 atletas (4 436 hombres y 519 mujeres) de 69 países en 149 competiciones de 17 deportes, pasaron a la historia por ser la edición en la que más récords olímpicos y mundiales se batieron, lo cual no fue superado hasta Beijing-2008. También inscribieron en los anales el regreso de la Unión Soviética, que lo hizo con el segundo lugar en el medallero y una verdadera revolución en la gimnasia, con 22 de las 45 preseas puestas en disputa.
Cuatro años después llegaría la primera versión de Oceanía, en la australiana Melbourne, ocasión en la que por primera vez uno de los deportes se tuvo que celebrar en otro continente, en Europa. Los australianos tenían una estricta legislación de cuarentena para los animales, y las lides de Equitación encontraron sede en Estocolmo, seis meses antes de la inauguración, el 22 de noviembre, en la urbe elegida. Acudieron 3 314 atletas (2 938 hombres y 376 mujeres), frente a los 4 955 de la cita precedente.
La comitiva soviética superó a la estadounidense en el medallero, y la australiana Betty Cuthbert acaparó los reflectores al ganar tres títulos, en cien metros, 200 metros (récord olímpico) y una plusmarca mundial en el relevo de 4 x 100. La esgrima estrenó el florete eléctrico, lo que supuso un cambio sustancial en las competencias de ese deporte. La India obtuvo su sexta medalla de oro consecutiva en el hockey, en cerrado duelo con Pakistán, que terminó por 1-0.
Curioso pero difícil para el Comité Olímpico Internacional fue la división de Alemania en Occidental y Democrática, pues reconocía solo a un país. Pero los germanos, salomónicamente, solucionaron la situación: hicieron un equipo combinado, que compitió bajo una bandera con rayas horizontales negras, rojas y amarillas, con los anillos olímpicos y como himno escogieron la Oda a la alegría, de la ix Sinfonía de Beethoven.
E lio de los Angeles Fuentes Tur dijo:
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6 de junio de 2021
10:12:01
Muy buen articulo Oscar, lo felicito Elio