Primeros triunfos de un africano y de un hispanoamericano en la maratón

Autor: Oscar Sánchez Serra, enviado especial 22 de mayo de 2021 00:05:46


Juan C. Zabala y Boughera El Oafi. Foto: Tomada de Internet

Se estrenó Asia en lo más alto del podio, con los japoneses Mikio Oda, en triple salto, y Yoshiyuki Tsuruta, en 200 metros pecho de natación, y la India, cuya selección de hockey ganó la primera de sus seis medallas de oro consecutivas; el egipcio Ibrahim Moustafa fue el primer no europeo en ganar un evento de lucha grecorromana; el argelino Boughera El Oafi abrió la senda victoriosa de los africanos en la maratón, aunque representando a Francia. La italiana Luigina Giavotti se convirtió en la más joven medallista de todos los tiempos, al ganar la plata en gimnasia, a los 11 años.

Todo eso ocurrió en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam, en 1928, donde también apareció el gigante comercial Adidas en el mundo deportivo, introduciendo sus productos. Y como si no bastaran las novedades de esa novena edición, fue en ella en la que debutó la radio con transmisiones en directo más allá del estadio.

Participaron 2 883 atletas, de ellos 277 mujeres, de 46 naciones, de las cuales 28 lograron al menos una medalla de oro, marca que perduró 40 años. Inédito hasta ese momento, y desde entonces no ha cambiado, fue que el desfile comenzó con la representación de Grecia, pionera de estas citas, y cerró con el país sede.

Las deportistas compitieron por primera vez en atletismo, pese a las objeciones de Coubertin, que ya no estaba, y del Papa Pio XI, aunque lo hicieron solo en cinco eventos (100 y 800 metros, salto de altura, lanzamiento del disco y el relevo de 4x100). Sin embargo, en las dos vueltas al óvalo, excepto la ganadora, la alemana Radke Batschauer, el resto cayó en fatiga extrema, y el nuevo presidente del coi, Henry Baillet Latour, suspendió esa modalidad, que no regresó hasta los Juegos de 1960. Hoy las damas corren, como los hombres, desde los cien metros hasta la maratón.

Continuaron las olimpiadas culturales, y la de Ámsterdam fue la de más participación con 1 100 obras, una de ellas, la que ganó en escultura, fruto del ingenio del francés Paul Landowski, se inmortalizó el 12 de octubre de 1931, en el cerro de Corcovado, en Río de Janeiro, donde se alza el Cristo Redentor, una estatua de 30 metros de altura, en una elevación de 710 metros.

No fue una novedad el fuego en el estadio, pues ni hubo encendido en Olimpia, ni relevos portadores de ella ni ceremonia alguna. Solo cumplía con señalar dónde estaba el estadio, incluso no fue un atleta sino un obrero de una compañía de gas quien la prendió.

Atravesar el Atlántico y luego recorrer casi todo el país hasta el Pacífico para llegar a Los Ángeles, dejó a la reunión de 1932 en 1 131 participantes (127 mujeres). Aun así, se batieron 40 récords olímpicos y 16 mundiales. Trascendió que la cantidad de plusmarcas en el atletismo se debió a la fabricación de la pista con turba triturada, lo que la convertía en una superficie muy rápida.

El japonés Kusuo Kitamura, de 14 años de edad, ganó los 1 500 de natación y se convirtió en el más joven en lograr una medalla de oro. Su equipo ganó todas las pruebas, excepto la de 400 metros, liderada por el estadounidense Clarence Linde Crabbe, quien como Johnny Weissmuller, interpretó al mítico Tarzán, aunque según los entendidos del séptimo arte consiguió mayor fortuna con el héroe espacial Flash Gordon.

Fue suspendido el torneo de fútbol por falta de quorum, y por primera vez un hispanoamericano, el argentino Juan C. Zabala, ganó la agotadora maratón. Mildred Didrikson, conocida por Babe Didrikson, medalla de oro en 80 metros con vallas y jabalina, y plata en salto de altura, fue la más destacada. A los 18 años poseía tres récords del mundo.

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