¿Cómo surgió la idea de formar un Gobierno Revolucionario? (4)

Luis M. Buch Rodríguez fue testigo excepcional de los primeros pasos de la formación del Gobierno Revolucionario. Destacado abogado y revolucionario, combatiente de la Generación del 30, Luis asumió el 3 de enero de 1959 el cargo de Ministro de la Presidencia y secretario del Consejo de Ministros. En esta oportunidad publicamos algunos fragmentos de su libro Gobierno Revolucionario Cubano: génesis y primeros pasos.

Cuando le comunicaron a Fidel que Cantillo había solicitado una entrevista por la radio; todos los presentes estuvimos de acuerdo, pero él reaccionó con rapidez:

Esta vez, las tropas rebeldes sí entraron
 a Santiago de Cuba, donde fueron aclamados
 por la población.

No estoy loco, ustedes no se dan cuenta que los locos son los únicos que se dirigen a cosas irreales: Cantillo no existe en el cargo que dice ostentar, pues si ordeno lo reduzcan a prisión o cualquiera otra disposición, estoy reconociendo su presencia física. Cantillo no es Jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército, por lo que debemos ignorarlo, y como no estoy loco no puedo dirigirme a cosas inexistentes. iTodo el poder es para la Revolución!

Tomó el micrófono de Radio Rebelde y leyó la primera histórica alocución al pueblo santiaguero y a los jefes rebeldes, de la que extraemos los puntos siguientes:

Cualesquiera que sean las noticias procedentes de la capital, nuestras tropas no deben hacer el alto al fuego por ningún concepto. Nuestras fuerzas deben proseguir sus operaciones contra el enemigo en todos los frentes de batalla. Acéptese solo conceder parlamento a las guarniciones que deseen rendirse.

Al parecer se ha producido un golpe de Estado en la capital (...) El pueblo debe estar muy alerta y atender sólo las instrucciones de la Comandancia General.

¡Revolución, sí; golpe militar, no!

¡Escamotearle al pueblo la victoria, no, porque sólo serviría para prolongar la guerra!

Nadie se deje confundir ni engañar. Estar alerta es la palabra de orden.

El pueblo y muy especialmente los trabajadores de toda la República deben estar atentos a Radio Rebelde y prepararse urgentemente en todos los centros de trabajo para la huelga general, para iniciarla apenas se reciba la orden, si fuese necesario, para con-trarrestar cualquier intento de golpe contrarrevolucionario.

¡Más unidos y más firmes que nunca deben estar el pueblo y el Ejército Rebelde para no dejarse arrebatar la victoria que ha costado tanta sangre!

Fidel redactó su segunda alocución. En breves momentos tomó de nuevo los micrófonos y leyó una proclama en la que convocaba al pueblo a la huelga general revolucionaria. Instruyó a las columnas que estaban en las afueras de Santiago de Cuba para que ocuparan sus posiciones y estuvieran alertas a la orden de ataque.

Por las ondas de Radio Rebelde hizo contacto con los comandantes Camilo y Che, que estaban en Las Villas en puntos distantes entre sí. Ordenó al primero partir de inmediato hacia La Habana con las fuerzas de que disponía, sin debilitar el frente, y ocupar el Campamento de Columbia.

A Che Guevara le dio la misión de ir hacia La Habana y hacerse cargo de la fortaleza de La Cabaña, a lo que este respondió: "Comandante, sus órdenes serán cumplidas". La comunicación quedó interrumpida. Cuando se restableció, le informaron a Fidel que el Che ya no estaba en la radioemisora.

Antes de partir de Palma Soriano rumbo a Santiago de Cuba, Fidel dejó las siguientes instrucciones: "Radio Rebelde continuará en cadena con la CMKC de Santiago de Cuba y radioemisoras nacionales y de aficionados, para mantener al pueblo verazmente informado y evitar que sea confundido con falsas noticias".

Años después, en el aniversario XV de la emisora, comentó que para el triunfo de la Revolución, Radio Rebelde tuvo un papel trascendental.

Sobre todo el día lro. de enero Radio Rebelde demostró toda su fuerza y todo su valor y toda su trascendencia y su prestigio en el pueblo, puesto que fue a través de Radio Rebelde que se transmitieron las instrucciones pertinentes para hacer fracasar la maniobra del golpe militar, que hoy está probado históricamente que constituyó una maniobra por parte del gobierno de Estados Unidos, en combinación con Batista, para impedir la victoria revolucionaria.

En Palma Soriano, cuando me proponía tomar un jeep, fui interceptado por Fidel que me preguntó adónde iba. Contesté: "A unirme a la Columna 1 en el frente de Santiago de Cuba". Entonces me ordenó: "Te quedarás aquí con el doctor Urrutia y esperarán mis instrucciones".

Después de pasar revista a las columnas, que de acuerdo con la situación atacarían Santiago de Cuba, Fidel se dirigió a la loma de El Escandel, en El Caney, donde quedó establecida la Comandancia General. En horas del mediodía recibió al coronel José M. Rego Rubido, quien se integró al Ejército Rebelde y le indicó que, acompañado por el comandante Raúl Castro, reuniera a la guarnición del Cuartel Moncada y le diera a conocer su determinación. La reunión se efectuó en el patio central de la citada guarnición militar. La tropa recibió a Raúl con entusiasmo delirante.

Eran las 7:00 p.m. cuando llegó Reinel Díaz Rodríguez con un mensaje del comandante René de los Santos. Este último había recibido instrucciones del comandante Raúl Castro de comunicarnos a Urrutia y a mí que estuviéramos a las 9:00 p.m. en Rancho Club, a pocos kilómetros de Santiago de Cuba. Llegamos en el momento en que comenzaban a organizarse las escuadras y pelotones de la Columna José Martí, que entra-rían por el norte en Santiago de Cuba. Los compañeros insistieron en que los acompañara e incumplí la orden recibida. En la ciudad reaccioné ante la indisciplina que cometí y regresé a Rancho Club. donde supe que Urrutia se había dirigido hacia El Escandel. Decidí entonces regresar de nuevo a Santiago.

En La Habana, durante las horas de la mañana del día lro. de enero los revolucionarios que guardaban prisión en el Castillo del Príncipe se amotinaron, obtuvieron la libertad y se integraron a las milicias que ocupaban dependencias oficiales y estaciones de policía. Prácticamente lograron controlar la ciudad. Comenzaba la huida y la persecución de los sicarios.

Cantillo hizo llevar al Campamento de Columbia a Octavio Louil Venzant, (Cabrera) —líder obrero detenido en las oficinas del Servicio de Inteligencia Militar (SIM)—, para lograr el apoyo de este, que al negarse fue remitido de nuevo a prisión. Después quedaría en libertad al igual que los otros presos.

En el Presidio Modelo de Isla de Pinos los revolucionarios que allí estaban tenían gran inquietud, pues las noticias que recibían a través de los presos comunes eran escasas y confusas. En horas del mediodía promovieron vehementes acciones de protesta, porque el supervisor militar les había negado la libertad.

El lro. de enero a las 6:00 p.m., aterrizó en Nueva Gerona —procedente de La Habana—, un avión militar con el comandante Carlos Carrillo Ugarmendía y otro oficial del Ejército, que tenían instrucciones del general Cantillo de trasladar a Columbia al ex coronel Ramón Barquín López y a otros ex militares. En esa ocasión los detenidos tuvieron noticias fidedignas de la fuga de Batista, los acontecimientos ocurridos en el Campamento de Columbia y las órdenes e instrucciones que Fidel había impartido a los jefes de los distintos frentes guerrilleros, a trabajadores, estudiantes y al pueblo en general, por medio de Radio Rebelde. Los presos políticos fueron puestos en libertad. José Ramón Fernández Álvarez se hizo cargo del presidio y la jefatura militar de Isla de Pinos y Jesús Montané Oropesa de la administración civil.

Al anochecer el avión retornó a La Habana con Ramón Barquín López, Enrique Borbonet Gómez y otros ex militares; además de Quintín Pino Machado y Mario Hidalgo Barrios, integrantes del M-26-7 y representantes de otras organizaciones revolucionarias y políticas que guardaban prisión.

Armando Hart y otros compañeros, en un segundo vuelo, partieron para La Habana. En la madrugada del 2 de enero de 1959, Hart, Pino e Hidalgo continuaron el viaje hacia Santiago de Cuba.

Repercusión del triunfo en el exterior

En el extranjero la huida del tirano tuvo gran repercusión. La mayoría de las embajadas y consulados cubanos fueron ocupados por los exiliados. En las capitales y ciudades importantes de Argentina, Uruguay, Perú, Brasil, Chile, Ecuador, Colombia, Centroamérica y el Caribe hubo multitudinarias concentraciones y manifestaciones que, junto a los festejos por el nuevo año, se convirtieron en actos políticos de apoyo a Cuba, a la Revolución y a Fidel Castro.

Los santiagueros se congregaron en el parque Céspedes donde Fidel y Raúl hablaron a la población

Para no ser prolijo he escogido a Venezuela como ejemplo. La Sección del M-26-7 en esa nación latinoamericana, previendo la inminente caída de Batista, había obsequiado botellas de champaña a revolucionarios y funcionarios venezolanos en agradecimiento por la ayuda prestada a la Revolución, con la nota de que se descorcharan cuando Cuba fuese libre.

En efecto, varios dirigentes de la Sección Venezuela presididos por Gerardo Pérez Puelles Espeleta, quien había quedado, desde el día 6 de diciembre de 1958, como Coordinador General y Responsable de Relaciones Públicas del Comité en el Exilio del M-26-7, fueron a las casas de Wolfgang Larrazábal y René Estévez (presidente de Televisa), donde se cantó el Himno Nacional de Cuba y se descorcharon las botellas para festejar el triunfo de la Revolución. Larrazábal y Estévez manifestaron extraordinaria alegría, pues la ayuda brindada por ellos había contribuido a la victoria del movimiento revolucionario.

En Caracas, en el Palacio Miraflores, el presidente provisional venezolano Edgar Sanabria recibió al Cuerpo Diplomático con motivo del nuevo año 1959, e hizo un aparte con los cubanos para brindar por el triunfo de la Revolución. Esa actitud dejó en ridículo al batistiano que ocupaba el puesto de encargado de Negocios de Cuba, quien rápidamente abandonó el lugar.

Esa noche, el presidente Sanabria dispuso que el 2 de enero saliera un avión hacia Santiago de Cuba.

El pueblo venezolano festejó con júbilo extraordinario la fuga del tirano Batista. La alegría que sintió fue prácticaménte similar a la producida por la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez. En horas de la tarde, la Federación Estudiantil Universitaria de Venezuela organizó la mayor caravana de automóviles, camiones y motocicletas que recuerda Caracas.

En la Embajada de Cuba se produjo un fuerte tiroteo entre el personal, custodios y cubanos que iban a ocuparla. Hubo que lamentar la dolorosa pérdida de la niña de once años Lici Facundo Pérez Domínguez, hija del emigrado cubano Ovidio Facundo. El doctor Francisco Pividal Padrón, dirigente de la Sección Venezuela, se hizo cargo del inmueble y expulsó a los ocupantes.

En Miami, Haydée Santamaría aprobó la salida de una avioneta bimotor en la que regresaron a Cuba José Miró Cardona, Enrique Hart Ramírez y Roberto Agramonte, entre otros. Al sobrevolar la Sierra Maestra uno de los motores de la nave sufrió una avería. El piloto se vio obligado a solicitar autorización para realizar un aterrizaje forzoso en la Base Naval de Guantánamo. Las autoridades norteamericanas sólo les ofrecieron un camión para que se trasladaran a Caimanera. Allí, por la radio, escucharon el acto que se celebraba en el parque Céspedes de Santiago de Cuba, donde los jefes del apostadero naval, de dos fragatas y de la policía habían manifestado su adhesión al pronunciamiento del Ejército Rebelde en el Cuartel Moncada.

Llega Fidel a Santiago de Cuba

Con la anuencia de Urrutia, Fidel nombró al coronel Rego Rubido jefe del Estado Mayor del Ejército y le pidió que lo acompañara a Santiago de Cuba. La caravana entró en la ciudad y se dirigió a la radioemisora CMKC.

Fidel dispuso que se convocara a los santiagueros a un acto masivo en el parque Céspedes, donde se informaría al pueblo de Cuba el triunfo de la Revolución, la conducta a seguir y la proclamación de Manuel Urrutia Lleó como presidente de la República.

El Comandante Raúl Castro habla con el
coronel Rego Rubido, después de la rendición
 de santiago de Cuba.

Nos trasladamos al Ayuntamiento. Dentro del edificio se movían miembros del Ejército Rebelde y del ejército derrotado. Estos últimos vestían relucientes uniformes, que contrastaban con la raída vestimenta de los revolucionarios. Hubo preocupación de que pudiera ocurrir un derrumbe y se dio la orden estricta de no dejar pasar a nadie; además, había que convencer a muchos de los que allí se encontraban para que abandonaran el local.

Durante los preparativos para el acto alguien llevó un modelo del juramento de rigor, que terminaba con la frase: "Así Dios me ayude". Nadie había señalado suprimirla del texto, con excepción de Urrutia, que propuso eliminarla. Esto motivó una amplia discusión, por la trascendencia política que podría acarrear entre los religiosos. Finalmente, ante la insistencia del nuevo Presidente, se suprimió esa frase del juramento.

Se dispuso que en el acto ondearan las banderas de los países americanos, incluida la de Puerto Rico. Todas habían sido traídas —junto con las armas— en la expedición aérea procedente de Venezuela, para el acto de toma de posesión del Presidente de la República.

El Iro. de enero, muy tarde en la noche, la radio convocó a los santiagueros para que se congregaran en el parque Céspedes. Al acto asistieron miles de personas que se ubicaron frente al edificio del Ayuntamiento, con el propósito de escuchar las palabras orientadoras del doctor Fidel Castro.

Monseñor Enrique Pérez Serantes, arzobispo de Santiago de Cuba fue el primero en hacer uso de la palabra, transmitiendo un mensaje de paz y conciliación. A continuación, el comandante Raúl Castro Ruz se dirigió al pueblo. Intervinieron también: José Pellón Jaén, en nombre de los trabajadores; Omar Fernández Cañizares, por los estudiantes; Leyila Sarabia Rodríguez, por las mujeres cubanas y Francisco Ibarra Martínez por los maestros y clases vivas de la ciudad, entre otros.

Fidel, en su condición de Comandante en Jefe del Ejército Rebelde y líder máximo de la Revolución, se dirigió al pueblo para explicar la línea de conducta política y de orden a seguir, consciente de su responsabilidad personal en los acontecimientos inmediatos. En medio de aplausos, comenzó diciendo:

¡Al fin hemos llegado a Santiago! Duro y largo ha sido el camino, pero hemos llegado. Se decía que hoy a las dos de la tarde se nos esperaba en la capital de la República; el primer extrañado fui yo, porque yo fui uno de los primeros sorprendidos con ese golpe traidor y amañado de esta mañana en la capital de la República.

Cuando hacemos a Santiago de Cuba Capital Provisional de la República, sabemos por qué lo hacemos. No se trata de halagar demagógicamente a una localidad determinada; se trata, sencillamente, de que Santiago ha sido el baluarte más firme de la Revolución. La Revolución empieza ahora, la Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros, sobre todo en esta etapa inicial...

Más adelante explicó la traición del general Cantillo y la frustración del golpe militar que habían intentado dar en La Habana.

No voy a andar con paños calientes para decirles que el general Cantillo nos traicionó; y no es que lo voy a decir, sino que lo voy a probar. Pero desde luego, lo habíamos dicho siempre: «No vayan a tratar a última hora de venir a resolver esto con un golpecito militar, porque si hay golpe militar a espaldas del pueblo, la Revolución seguirá adelante». Esta vez no se frustrará la Revolución. Esta vez, por fortuna para Cuba, la Revolución llegará de verdad al poder...

Planteó que en esa ocasión la Revolución no se frustraría, por fortuna para Cuba ella había triunfado. No sería como en 1895, cuando los americanos no dejaron entrar a Calixto García en aquella histórica ciudad; ni como en 1933, cuando Batista traicionó, se apoderó del poder e instauró una dictadura por once años. Tampoco sería como en 1944, año en que las multitudes se enardecieron creyendo que al fin el pueblo habla llegado al poder y los que llegaron al poder fueron los ladrones.

Manifestó que esa noche el doctor Manuel Urrutia Lleó tomaba posesión de la presidencia provisional de la República y expresó que, a diferencia de otras oportunidades:

El poder no ha sido fruto de la política, ha sido fruto del sacrificio de cientos y de miles de nuestros compañeros. No hay otro compromiso que con el pueblo, y con la nación cubana...

Yo tengo la seguridad de que tan pronto tome posesión y asuma el mando el Presidente de la República, decretará el restablecimiento de las garantías y la absoluta libertad de prensa y todos los derechos individuales del país...

No creemos que todos los problemas se vayan a resolver fácilmente, sabemos que el camino está plagado de obstáculos; pero nosotros somos hombres de fe, que nos enfrentamos siempre a las grandes dificultades. Podrá estar seguro el pueblo de una cosa, y es que podemos equivocamos una y muchas veces; lo único que no podrán decir jamás de no-sotros, es que robamos, que timamos, que hicimos negocios sucios, que traicionamos el Movimiento...

¿Cómo surgió la idea de formar un Gobierno Revolucionario? (1)

¿Cómo surgió la idea de formar un Gobierno Revolucionario? (2)

¿Cómo surgió la idea de formar un Gobierno Revolucionario? (3)

¿Cómo surgió la idea de formar un Gobierno Revolucionario? (5)

¿Cómo surgió la idea de formar un Gobierno Revolucionario? (6)

 

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