¿Cómo surgió la idea de formar un Gobierno
Revolucionario? (3)
Luis M.
Buch Rodríguez fue testigo excepcional de los primeros pasos de la
formación del Gobierno Revolucionario. Destacado abogado y
revolucionario, combatiente de la generación del 30, Luis asumió el 3
de enero de 1959 el cargo de Ministro de la Presidencia y secretario
del Consejo de Ministros. En esta oportunidad publicamos algunos
fragmentos de su libro Gobierno Revolucionario Cubano: génesis y
primeros pasos
En
Santiago de Cuba los compañeros del M-26-7 nos señalaron los lugares
en que pasaríamos la noche. Al día siguiente —7 de mayo—, muy temprano
en la mañana conversé con mi hermano, Guillermo Buch Rodríguez, y para
sorpresa mía, él me dijo que Conchita, mi esposa, había llegado la
noche anterior. Cuando hablé con ella me comentó que traía mi
pasaporte y también el carné del Colegio de Abogados, porque tuvo la
corazonada de que lo necesitaría.
A las 10:00 a.m. hablé con Haydée para que supiera que lo tenía
todo resuelto. Yo partiría a las 11:00 a. m. Ella me planteó que
primero debía ir a la cárcel de Boniato. Había que comunicarle a
Armando Hart los acuerdos tomados en la reunión de Alto de Mompié,
pues era muy importante que él los conociera.
Fidel
transmite por Radio Rebelde su alocución al pueblo de Cuba el primero
de Enero de 1959, en las afueras de la casa donde se instaló la
emisora, se congregó la población de Palma Soriano.
Llegué a la cárcel, mostré el carné de abogado y solicité ver al
detenido. Al poco rato, acompañado por un sargento, lo llevaron al
salón en que me encontraba. El centinela se alejó discretamente y pude
explicarle con brevedad los acuerdos de Alto de Mompié.
Llegué a Haití sin ninguna dificultad, y al día siguiente hice
escala en Miami y continué hacia Nueva York para hacerles saber lo
decidido por la Dirección Nacional al doctor Urrutia, así como a José
Llanusa Gobel, Raúl Chibás y Mario Llerena. De Nueva York me dirigí a
Caracas.
El 19 de julio, por las ondas de Radio Rebelde, se dio lectura al
documento, que fue grabado en cinta magnetofónica en Venezuela y
distribuido entre las organizaciones que propugnaban el derrocamiento
del gobierno de Batista por medio de la lucha armada. También se les
entregó a las agencias cablegráficas de noticias, periódicos de
Venezuela y a corresponsales de la prensa extranjera.
En ese documento, Fidel expresó los principios sobre los cuales se
fundamentaría la unidad revolucionaria:
Primero: Estrategia común de lucha para derrocar la tiranía
mediante la insurrección armada, reforzando todos los frentes de
combate, armando a los miles de hombres que están dispuestos a
combatir por la libertad en un plazo mínimo; movilización popular de
todas las fuerzas obreras, cívicas, profesionales, económicas, etc.,
para culminar el esfuerzo cívico en una Gran Huelga General y el
[esfuerzo] bélico en una acción armada conjunta en todo el país.
Segundo: Conducir al país a la caída del tirano, mediante un breve
gobierno provisional, a su normalidad, encauzándolo por el
procedimiento constitucional y democrático.
Tercero: Programa mínimo de Gobierno que garantice el castigo de
los culpables, el orden y la paz, y el progreso económico, social e
institucional del pueblo cubano.
Al pedirle al gobierno de los Estados Unidos que cese toda ayuda
bélica y de cualquier orden al dictador, reafirmamos nuestra postura
en defensa de la soberanía nacional y de la tradición civilista y
republicana de Cuba.
A los militares decimos que el instante ha llegado de que nieguen
su apoyo a la tiranía.
A los obreros, a los estudiantes, a los profesionales, a los
comerciantes, a los patronos, hacendados, a los cubanos de todas las
religiones, ideologías y razas, pedimos que se unan a este esfuerzo
liberador que derrocará a la infame tiranía que durante años ha regado
de sangre el suelo de la patria.
Invitamos a todas las fuerzas revolucionarias, cívicas y políticas
del país a que suscriban esta declaración de unidad y posteriormente,
tan pronto las circunstancias lo permitan, convoquemos a una reunión
de delegados de todos los sectores sin exclusión alguna para discutir
y aprobar las bases de la unidad.
Fidel Castro Ruz.
Tan pronto se propagó la noticia de que Fidel había redactado ese
documento, llegaron a Caracas representantes de las distintas
organizaciones. EI 20 de julio de 1958, el M-26-7 convocó a una
reunión con ellos, en el vestíbulo del hotel El Conde, para firmar la
declaración de unidad contra la tiranía, creándose una organización
que se denominó Frente Cívico Revolucionario (Pacto de Caracas). El
documento definitivo se firmaría en la Sierra Maestra, como indicaba
el llamamiento.
En el acto, la representación del M-26-7 manifestó que la ocasión
era propicia para comunicar la designación del doctor Manuel Urrutia
LIeó como candidato a la presidencia provisional de la República. El
Directorio Revolucionario 13 de Marzo y la Agrupación Montecristi se
opusieron, planteando que debía posponerse para la próxima reunión,
que se acordó celebrar en Miami.
En la reunión de Miami, el 11 de agosto de 1958, fue designado por
unanimidad José Miró Cardona como coordinador del Frente Cívico
Revolucionario, y a propuesta del M-26-7, por mayoría, fue aprobada la
candidatura del doctor Manuel Urrutia Lleó, como presidente
provisional de la República. El Directorio explicó su voto en contra,
alegando que para ese cargo se debía nombrar a una persona con
historial revolucionario. Además, estimaba que el momento no era
oportuno para tal designación.
Llegan a
Cuba, procedentes de Venezuela, Manuel Urrutia y el cargamento de
armas
Las gestiones para el envío de armamento desde Venezuela a la
Sierra Maestra finalmente se concretaron en los primeros días de
noviembre de 1958.
El presidente Larrazábal entregó las armas, y el pueblo venezolano,
con la campaña "La Marcha de Bolívar a la Sierra Maestra", financió la
compra de un avión carguero C-46 para transportar los pertrechos.
Fidel envió un cifrado, a través de Radio Rebelde, donde ordenaba
que el avión partiera el 6 de diciembre a las 8:30 p.m., para arribar
a Cuba pasadas las 12:00 p.m., e indicó quiénes deberían viajar.
Seríamos: Urrutia, su esposa Esperanza LIaguno, y un hijo de ambos; el
comandante Luis Orlando Rodríguez, Enrique Jiménez Moya (dominicano),
el capitán Willy Figueroa Alfonso y yo. José LIanusa Gobel no pudo
viajar con nosotros por la negativa de Ricardo Lorié, quien
argumentaba que la nave se excedería del peso autorizado para volar.
El 7 de diciembre de 1958 —aniversario de la caída en combate, en
1896, del lugarteniente general Antonio Maceo Grajales y de su
ayudante el capitán Francisco Gómez Toro—, arribó a la Sierra Maestra
el mayor apertrechamiento recibido por el Ejército Rebelde: 150
fusiles Garand, 100 000 tiros 30-06, 10 ametralladoras de trípode
calibre 30 con sus cintas, 20 fusiles ametralladoras marca Browing,
una caja de granadas y un fusil Fal, que el Jefe del Apostadero Naval
de La Guaira, el teniente de navío Carlos Arberto Taylhardat, le envió
a Fidel, en "reconocimiento y admiración a su bravura". Luis Orlando
Rodríguez fue el portador del obsequio.
Fidel había dispuesto que el aterrizaje se realizara en el
aeropuerto rebelde de Cienaguilla, que se identificaría con luces
colocadas paralelamente a lo largo de la "pista" improvisada. A pesar
de haberse producido un fallo en el motor izquierdo de la nave, el
aterrizaje fue feliz. Tuvimos un emotivo recibimiento, pues los
rebeldes nos esperaban entonando las notas del Himno Nacional a todo
pulmón.
El comandante Pedro Miret Prieto tenía preparado un jeep en las
cercanías y ordenó que saliéramos rápidamente del lugar para evitar
que sufriéramos algún percance, en caso de que el enemigo detectara el
arribo de la nave aérea y bombardeara la zona.
Al amanecer, en una camioneta escoltada por un pelotón de Las
Marianas, nos dirigimos a San Pablo del Yao. Urrutia y su familia
permanecieron en aquel poblado varios días antes de continuar viaje
hacia la mina de Charco Redondo.
Yo me trasladé hacia La Miel, donde en la altura conocida por El
Podrido estaban instaladas la Comandancia General y Radio Rebelde.
Allí me hice cargo de los cifrados. Después nos trasladamos a Charco
Redondo y más tarde a La Rinconada, lugar más cercano a la Carretera
Central, situado entre Jiguaní y Baire.
La Rinconada es una cañada cubierta de frondosa arboleda, protegida
de los ataques aéreos. Además, tiene una cueva resguardada por un
farallón, que por ser un refugio natural fue utilizada para la
instalación de los equipos de Radio Rebelde. Más abajo, entre enormes
caimitos, se colocó una planta móvil que había sido ocupada al enemigo
con el código de sus claves. La posesión de aquellos cifrados servía
para informar a Fidel sobre el movimiento de las tropas del régimen,
mediante partes que recibía en su "despacho" de trabajo: una hamaca
colgada de los troncos de dos caimitos.
La presencia en la Sierra Maestra del presidente provisional,
Manuel Urrutia Lleó, el 7 de diciembre de 1958, dio inicio en tierra
patria a los primeros pasos del Gobierno Revolucionario de la
República de Cuba.
Reunión
en La Rinconada
El Comandante en Jefe Fidel Castro, consciente de la inminente
caída del tirano, convocó a la Dirección Nacional y a los
coordinadores provinciales del M-26-7, así como a los comandantes Raúl
Castro y Juan Almeida, y a los dirigentes del Movimiento de
Resistencia Cívica a una reunión en La Rinconada, sede en ese momento
de la Comandancia General del Ejército Rebelde.
El 17 de diciembre de 1958, a las 11 :00 a. m., se reencontraron
los hermanos Fidel y Raúl, que se habían separado el lro. de marzo en
Pata de la Mesa, Comandancia del Che.
A las 2:00 p.m. del 18 de diciembre, en las faldas de un enorme
farallón, comenzó el encuentro presidido por Fidel, quien estaba
sentado en un camastro en el que solía descansar breves horas al
despuntar el alba. El resto de los asistentes nos colocamos alrededor
de Fidel, formando un semicírculo.
En el primer punto del orden del día, Fidel recriminó enérgicamente
a los dirigentes provinciales de Camagüey, por su injustificable
irresponsabilidad al incumplir el compromiso de apoyar a las columnas
invasoras comandadas por Camilo y Che durante la travesía por aquella
provincia, y no proveerlas de zapatos, ropas, alimentos y,
fundamentalmente, de prácticos.
A continuación, dio una amplia y detallada información sobre el
desarrollo de la ofensiva rebelde, que prácticamente había liberado a
casi toda la provincia de Oriente, aunque en los cuarteles de Santiago
de Cuba, Manzanillo, Bayamo, Holguín y Las Tunas se mantenían miles de
soldados muy bien armados.
Señaló que las noticias recibidas de Camagüey y Las Villas eran
alentadoras. En la occidental provincia de Pinar del Río se había
abierto otro frente, bajo el mando del comandante Dermidio Escalona
Alonso.
En esa reunión también se trataron diferentes cuestiones referentes
a la formación del Gobierno Provisional. Fidel informó que el Frente
Cívico Revolucionario había designado al doctor Manuel Urrutia Lleó
como Presidente Provisional de la República, quien juraría el cargo en
el histórico poblado de Baire, uno de los lugares donde el 24 de
febrero de 1895 se dio el grito de "Viva Cuba Libre" y comenzó la
guerra necesaria que organizara José Martí.
En Baire, José Díaz Rodríguez, Pepe, y otros compañeros comenzaron
los preparativos para el acto, pero el juramento no se pudo realizar
el día señalado por el vertiginoso desarrollo de los acontecimientos,
y se efectuó el 1ro. de enero de 1959 en la heroica ciudad de Santiago
de Cuba, exactamente a los seis años y nueve meses de haberse
producido el artero golpe militar del 10 de marzo de 1952, y a los dos
años y nueve meses del arribo del Granma a Las Coloradas.
En esa reunión informé que, en Nueva York, Urrutia había designado
al doctor Roberto Agramonte Pichardo como ministro de Estado
(Relaciones Exteriores) y recientemente, en Charco Redondo, me había
nominado ministro de la Presidencia y secretario del Consejo de
Ministros.
Haciendo un recuento retrospectivo, debo aclarar que esto había
ocurrido en una de las sesiones diarias de trabajo que sosteníamos
Urrutia y yo, en las cuales tratábamos, esencialmente, sobre las
modificaciones que era necesario hacerle a determinados preceptos de
la Constitución de 1940, con el propósito de ajustarlos a los
lineamientos del Gobierno Revolucionario.
Urrutia me preguntó si aceptaría el cargo de Ministro de Defensa
Nacional. Le respondí que jamás me había pasado por la mente ocupar
posición alguna en el gobierno, ya que mi propósito era reintegrarme
al bufete y ejercer la profesión de abogado, que había abandonado
desde la Huelga de Abril. Además, estimaba que esa cartera ministerial
debía ser desempeñada por un comandante del Ejército Rebelde.
No recuerdo que en el M-26-7 se hubiera tratado sobre las personas
que integrarían el futuro consejo de ministros. Lo importante, lo
primero, era ganar la guerra. Lo planteado por Urrutia me hizo
analizar la situación, y en la próxima reunión le comuniqué que había
considerado su preocupación y que, si él lo estimaba, podría colaborar
en el futuro gobierno provisional como Secretario del Consejo de
Ministros, pero con una condición: de mi parte nunca escucharía
elogios por su actuación como Presidente de la República, y cuando
estimara que se estaba apartando de los principios de la Revolución le
haría duras críticas.
En la reunión continué dando cuenta —a Fidel y a los otros miembros
de la Dirección Nacional del M-26-7— que Urrutia había nombrado al
doctor Ángel Fernández Rodríguez como ministro de Justicia, cuestión
que fue objetada allí por varios compañeros. Fidel intervino y señaló
que los presentes no teníamos facultades para nombrar ministros, solo
nos correspondía hacer proposiciones al Presidente, que era quien
tenía las prerrogativas constitucionales.
En La Rinconada fueron propuestos Raúl Cepero Bonilla y Manuel
Femández García para ocupar los ministerios de Comercio y del Trabajo,
respectivamente. Además, se acordó proponer a Urrutia la creación del
Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados.
Para cubrir el Ministerio de Salubridad y Asistencia Social —hoy
Ministerio de Salud Pública—, se mencionó al comandante médico René
Vallejo, sobre el que Fidel dijo: "Es el mejor ministro que pudiéramos
tener, pero Vallejo tiene un criterio muy avanzado de la medicina que
chocaría con la actual clase médica, y debemos evitar enfrentamientos
en esta etapa". El comandante médico Julio Martínez Páez fue la
propuesta aceptada, y Fidel se lo haría saber personalmente.
El comandante Raúl Chibás Ribas, quien con anterioridad había
tenido a su cargo la tesorería del M-26-7, fue propuesto por Fidel
para ocupar el Ministerio de Hacienda, pero Chibás no aceptó,
arguyendo su falta de conocimientos económicos y fiscales.
Fidel pidió que le permitieran reservarse, por el momento, las
propuestas para cubrir los ministerios de Gobernación, Agricultura y
Obras Públicas. Los ministerios de Educación y Comunicaciones quedaron
pendientes para un análisis posterior.
Para el Ministerio de Defensa Nacional no se hicieron
proposiciones, a pesar de estar presentes los comandantes Raúl Castro
Ruz y Juan AImeida Bosque.
Raúl no había hablado, estaba sentado en un toconcito, con un M-2
entre las piernas, y dijo: "Fidel, este hierro no lo suelto, me
quedaré en el Segundo Frente, porque con Urrutia y Agramonte estimo
que ese gobierno no podrá avanzar por los caminos que debemos
emprender".
Al terminar la reunión, Fidel planteó: "Bueno, ese es el gobierno
de ustedes, porque yo estaré en contacto con el pueblo, en reuniones
con los obreros, en la radio y televisión, criticando los errores que
se cometan".
Así se iniciaron los primeros pasos del Gobierno Revolucionario:
Raúl, supuestamente alzado en el Segundo Frente; Almeida sin hablar,
que implicaba coincidir con Raúl, y Fidel en la oposición. Yo quedé
encargado de hacerle saber al presidente Urrutia las propuestas que
fueron aceptadas.
En los días finales de diciembre de 1958, el general Eulogio
Cantillo Porras —jefe de Operaciones Militares en la provincia de
Oriente—, solicitó, por mediación de un sacerdote, entrevistarse con
el Comandante en Jefe Fidel Castro. La proposición fue aceptada, pues
evitaría continuar el derramamiento de sangre cubana. El 28 de
diciembre de 1958 se llevó a efecto el encuentro en el demolido
central Oriente, en Palma Soriano, donde Cantillo acudió acompañado
por el coronel José M. Rego Rubido, jefe del Regimiento de Santiago de
Cuba. La actuación posterior de Cantillo no dejó lugar a dudas de que
la solicitud había sido hecha con la anuencia de Batista.
El propio Fidel relató años después esa conversación:
Él [Cantillo] llegó en un helicóptero, se reunió conmigo cerca de
Palma Soriano (¼ ) y le puse tres
condiciones, porque insistía en venir a la capital. Le dije: "No vaya
a la capital, no hace falta; subleve el Regimiento de Santiago de Cuba
y le garantizo que el régimen no dura 24 horas". Yo quería buscar una
salida elegante en vista de que Cantillo venía a parlamentar y
reconocía que habíamos ganado la guerra, pero preguntando cómo la
terminábamos.
Yo le sugiero la forma cómo terminarla: "Vamos a hacer un
movimiento en que estemos unidos las fuerzas militares de Santiago de
Cuba y nosotros".
Como además luchábamos duro contra ellos les hicimos muchas bajas,
hicimos una guerra muy generosa, había una influencia moral muy grande
en las propias tropas enemigas. De ahí nuestra proposición a Cantillo:
"Poder salvar todo lo que pudiera ser salvado de gente honorable en
las filas de ustedes", y él está de acuerdo. Insistió en ir a La
Habana, que había seguridad para ir a La Habana.
Entonces yo le pongo tres condiciones: primero, que no haya golpe
de Estado en la capital; segundo, que no se permita escapar a Batista;
tercero, que no se negocie con la Embajada yanqui. Cantillo viene a La
Habana y organiza las tres cosas: el golpe de Estado en la capital, la
fuga de Batista y las conversaciones con la Embajada yanqui, y yo
esperando porque esa sublevación debía producirse alrededor del 30 de
diciembre, y las noticias que llegan era que esperara. ¿Cómo que
espere, si nosotros hemos detenido las operaciones militares en
consideración al acuerdo? No podemos pararlas.
El 30 mando una carta a Rego Rubido dándole un plazo (...) creo que
24 horas, si no se cumplía el acuerdo se declaraban rotas las
hostilidades, y que si iniciábamos los combates no cesarían hasta la
toma de Santiago de Cuba. Ya el día primero empezábamos. En eso
estábamos en el hoy central América Libre, en Contramaestre, entre
Maffo, que habíamos acabado de tomar, y Palma [Palma Soriano], que
[se] había tomado unos días antes. Desde allí estábamos preparando
todos los movimientos para el ataque a Santiago de Cuba.
EI 30 y el 31 de diciembre de 1958 Fidel se movió por las
inmediaciones de Santiago de Cuba, para pasar revista a las tropas que
asediaban a esa ciudad. En la madrugada del día Primero de enero de
1959 pasó por Palma Soriano rumbo a la Comandancia General, en el
central América Libre, y al vernos reunidos en el parque se nos
acercó. Conocimos las medidas tomadas para el ataque a la ciudad de
Santiago de Cuba. también que, si el coronel Rego Rubido no aceptaba
el ultimáturn, se romperían las hostilidades.
Esa misma madrugada, mientras proseguían las acciones en los
distintos frentes de batalla, en la capital se promovía un golpe
militar que permitiría la huida del tirano.
Triunfa
la Revolución
Liberados Baire, Contramaestre, Palma Soriano y Maffo, la
Comandancia General fue trasladada desde La Rinconada hasta el central
América Libre, y Radio Rebelde, a Palma Soriano, donde había mejores
condiciones.
A las 8:30 a.m., en la unidad de Palma Soriano, oí la transmisión
desde La Habana cuando Radio Progreso anunciaba que brindaría noticias
sensacionales. En ese instante conocí la huida del tirano. De
inmediato hablé con Urrutia de lo acontecido y nos dirigimos hacia
donde estaba instalada Radio Rebelde.
La noticia corrió como pólvora encendida. El pueblo henchido de
alegría comenzó a reunirse en las calles y parques dando vítores a la
Revolución y a Fidel. Para mí fue un momento excepcional. Pude
observar a las personas que se abrazaban, brincaban y corrían. Unos
lloraban de felicidad; otros, por sus muertos, mártires de la
Revolución. Fueron instantes de grandes y profundas meditaciones,
mientras observábamos aquellas escenas indescriptibles y conmovedoras
del pueblo, que al fin, estaba libre del yugo de la tiranía más
cruenta que recuerda nuestra historia republicana.
Ensimismado, apartado de aquel alborozo, vino a mi mente la gran
responsabilidad que había adquirido. Un peso inmenso me invadió.
Observé la multitud y creí que no era capaz de afrontar la nueva
situación. ¿Qué experiencias tenía? Era el Secretario del Consejo de
Ministros y debía asumir esa función, que me era totalmente
desconocida.
Continué pensando en esto durante el trayecto a Radio Rebelde,
donde la incertidumbre prevalecía entre los compañeros presentes.
Fidel estaba en la Comandancia General, en el central América Libre.
Nosotros, los que estábamos en la emisora, acordamos salir al aire y
lanzar consignas a los trabajadores, incitándolos para que fueran a
sus fábricas y centros de trabajo, los protegieran y no destruyeran
los bienes abandonados que, a partir de ese día, pertenecían a todos.
Informamos que el máximo líder de la Revolución, Fidel Castro,
próximamente se dirigiría al pueblo de Cuba.
Al llegar Fidel se le dio cuenta de lo que habíamos hecho. Traía
una minuta y caminaba dando zancadas dentro de una habitación que
tenía un gran ventanal a la calle. El pueblo se aglomeró alrededor de
la casa en espera de sus palabras. Él, apoyado en un mueble que servía
para colocar probetas, tomaba la pluma, revisaba, tachaba y agregaba
párrafos a lo que llevaba escrito. Nos sosegamos con su presencia,
firmeza de carácter, serenidad en el enfoque y análisis de la
situación. Su entusiasmo nos contagió.
En lo que a mí respecta, la presencia de Fidel hizo que me sintiera
libre de preocupaciones y recuperé la confianza en mí mismo. Fue
entonces que disfruté la alegría del triunfo. Ante mis ojos, la figura
de Fldel se hizo inmensa.
¿Cómo surgió la idea de formar un
Gobierno Revolucionario? (1)
¿Cómo surgió la idea de formar un
Gobierno Revolucionario? (2)
¿Cómo surgió la idea de formar un
Gobierno Revolucionario? (4)
¿Cómo surgió la idea de
formar un Gobierno Revolucionario? (5)
¿Cómo surgió la idea de
formar un Gobierno Revolucionario? (6)
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