Información del
Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba
El pasado 1° de
noviembre, el Jefe del Buró Cuba del Departamento de Estado
norteamericano entregó una Nota diplomática al Jefe de la Sección
de Intereses de Cuba en Washington donde informaba que los
funcionarios Oscar Redondo Toledo y Gustavo Machín Gómez, ambos
primeros secretarios de nuestra misión, habían sido declarados "personas
no gratas" argumentando la supuesta actividad de inteligencia de
Cuba en Estados Unidos y dándoles a los compañeros 10 días para
salir de ese país.
Los propios funcionarios
norteamericanos que entregaron la Nota reconocieron que no tenían
evidencia alguna del más mínimo involucramiento en actividades de
inteligencia por parte de nuestros diplomáticos. Adicionalmente
habría que señalar que el compañero Machín es el funcionario que
atiende los sectores de negocios norteamericanos, cuyo esfuerzo a
favor de eliminar las regulaciones que impiden relaciones
económicas entre Cuba y Estados Unidos ha molestado enormemente a
la mafia anticubana y a sus aliados en Washington. En el caso del
compañero Oscar Redondo, este es uno de los funcionarios que se ha
destacado en nuestra labor de desmentido de todas las calumnias y
mentiras del Departamento de Estado en torno a la inclusión de
nuestro país en la desacreditada lista de Estados auspiciadores del
terrorismo y las falsas acusaciones sobre la supuesta producción de
armas biológicas en Cuba, y también, ha desarrollado respetuosas
relaciones de amistad e intercambio con prestigiosos ex militares
norteamericanos que actúan como académicos en el sector de la
defensa.
Ambos compañeros
realizaban allí un trabajo absolutamente legal, de naturaleza
política y diplomática y totalmente respetuoso de las leyes
norteamericanas. No son culpables de nada, sino víctimas de una
represalia inútil y sin sentido.
Adicionalmente, la
Misión de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas hizo llegar a
la Misión de Cuba ante esa organización otra Nota diplomática
donde se acusaba a los funcionarios Francisco González García,
consejero de nuestra Misión a cargo de temas de la Cuarta Comisión
de Naciones Unidas, en especial los vinculados al Comité de
Información, y Carlos Augusto Suanes Flexas, segundo secretario,
también a cargo de temas de la Cuarta Comisión relativos a
Palestina, Descolonización y Operaciones de Mantenimiento de la
Paz, de haberse excedido en su conducta oficial e involucrarse en
actividades que afectaban a los Estados Unidos de América, y se
solicitaba que se aportara información que negara esta aseveración
en un lapso de 66 horas; en caso de que esta información no fuera
suministrada o no resultara convincente, se solicitaría la salida
expedita de los Estados Unidos de los dos funcionarios. Nuestro
Gobierno, por supuesto, decidió no responder a dicha infame
solicitud, convencido de que se trataba de una decisión política
tomada de antemano y nada de lo que se argumentara haría cambiar la
misma. El día 4 de noviembre se notificó oficialmente a nuestra
Misión ante Naciones Unidas que ambos funcionarios tenían 10
días, a partir del día 1o de noviembre, para salir de Estados
Unidos.
El Gobierno de Estados
Unidos, responsable del mayor y más sofisticado aparato de
inteligencia en el mundo, no tiene la más mínima autoridad moral,
ni justificación alguna para refrendar estas aseveraciones contra
nuestros diplomáticos.
En cambio, el Gobierno
de Cuba tiene pruebas suficientes y documentadas de la labor
subversiva, injerencista y contrarrevolucionaria que, en franca
violación de todos los preceptos establecidos en la Convención de
Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, realizan funcionarios
de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana.
El Gobierno de Estados
Unidos sabe que podemos presentar amplias evidencias de sus
actividades de espionaje y subversión constante contra Cuba.
Para el Gobierno y el
pueblo cubanos está muy claro quién esta detrás de estas absurdas
e irracionales patrañas, el objetivo de las mismas, y el porqué
del momento en que son llevadas a cabo.
El señor Otto Reich,
responsable de los Asuntos del Hemisferio Occidental en el
Departamento de Estado norteamericano, representante ante el
Gobierno de Estados Unidos de la mafia anticubana, acudió a estas y
otras medidas desesperadas, días antes de las elecciones de medio
término en Estados Unidos, con el objetivo de generar una nueva
escalada de irracional hostilidad contra Cuba, que empeorara el ya
complejo estado de las relaciones entre ambos países, y, sobre
todo, con la obsesión de frenar el indetenible avance de las
fuerzas que en los Estados Unidos se oponen a la política de
agresiones y ataques contra Cuba.
Con su proverbial
torpeza política, demostrada de forma reiterada durante su
desempeño en el Departamento de Estado norteamericano, el señor
Otto Reich se hace ilusiones y piensa que con acciones de este tipo,
llenas de cinismo y engaño, podrá detener el imponente avance de
amplios sectores del pueblo norteamericano que, de forma creciente,
abogan por una normalización de las relaciones entre Cuba y los
Estados Unidos.
A este personaje y a sus
acólitos en Washington y Miami, solo les quedan la mentira
sistemática y las burdas provocaciones como las que se acaban de
realizar contra nuestros funcionarios diplomáticos, como últimos
recursos para tratar de frenar la historia.
Incapaz de responder al
emplazamiento que le hiciera el Ministro de Relaciones Exteriores de
Cuba, el señor Reich decide continuar mintiendo. Han pasado más de
144 horas de ese emplazamiento y no solo no se ha recibido la más
mínima respuesta de las autoridades norteamericanas, sino que se
monta una nueva provocación.
Responsabilizamos
totalmente al Gobierno de los Estados Unidos con las acciones de
personajes irresponsables como Otto Reich, interesado en avanzar su
obcecada agenda personal, en detrimento de los legítimos intereses
del pueblo norteamericano. Cuba tiene derecho a responder, y lo
hará, en el momento adecuado y usando las herramientas políticas y
diplomáticas que tiene a su disposición. No perderemos de vista la
naturaleza provocadora de este acto. No olvidaremos que el pueblo de
Estados Unidos no tiene absolutamente ninguna responsabilidad en
estas locuras.
Seguiremos desarrollando
todo tipo de relaciones con el pueblo norteamericano. La expulsión
de nuestros diplomáticos no impedirá que el mensaje de Cuba se
oiga en Naciones Unidas, no impedirá que sigamos llegando con
nuestra verdad a todas las personas que en Estados Unidos estén
interesadas en sostener un diálogo franco y abierto con Cuba, más
allá de diferencias filosóficas o políticas.
Estas acciones no
impedirán que continuemos denunciando el rechazo del Gobierno de
los Estados Unidos a negociar acuerdos de cooperación propuestos
por Cuba para combatir el terrorismo, el narcotráfico, el tráfico
de personas y la emigración ilegal. No impedirán que sigamos
denunciando la doble moral que demuestra el Gobierno de Estados
Unidos en toda su política anticubana.
Una vez más, el
Gobierno de Estados Unidos demuestra cómo manipula grotescamente el
tema de sus relaciones con Cuba con fines electorales, en franca
contradicción con la voluntad del pueblo norteamericano de mejorar
las relaciones entre ambos países.
Cuba responderá, como
siempre, con firmeza, dignidad e inteligencia a esta nueva
provocación que no podrá impedir la derrota definitiva e
inevitable de la política hostil y agresiva de Estados Unidos
contra Cuba, ni mucho menos el avance de la Revolución cubana hacia
la consecución de las nuevas metas que se ha trazado nuestro pueblo
en los terrenos económico, político, cultural y social.
Cuba rechaza totalmente
estas falaces y desvergonzadas acusaciones contra sus diplomáticos.
Acciones como estas no
intimidan ni intimidarán jamás al pueblo cubano.
La Habana, 6 de
noviembre del 2002 |