
Recientemente se cumplió el aniversario 70 de la primera visita a La Habana del ruso Ígor Fiódorovich Stravinski (1882 –1971), uno de los músicos más importantes y trascendentes del siglo XX. El 6 de abril se conmemorarán los 45 años de su fallecimiento en Nueva York.
La fecha exacta del debut del pianista en la Isla (el 3 de marzo de 1946) fue anunciado en el periódico El Diario de La Marina. Su presentación se programó en el teatro Auditórium de la calle Calzada y D, en El Vedado, y que ahora se denomina Auditórium Amadeo Roldán.
Se trataba del primer compositor del mundo en la era moderna, un verdadero suceso. Su prestigio estaba justificado, pues compuso una gran cantidad de obras clásicas abordando varios estilos como el primitivismo, el neoclasicismo y el serialismo, pero es conocido mundialmente sobre todo por tres obras de uno de sus períodos iniciales —el llamado período ruso—: El pájaro de fuego (L'Oiseau de feu, 1910), Petrushka (1911) y La consagración de la primavera (Le sacre du printemps, 1913). Para muchos, estos ballets clásicos, atrevidos e innovadores, prácticamente reinventaron el género.
En La Habana ejecutó la obertura Ruslán y Liudmila, de Glinca; Sinfonía
No. 2 de Chaikovsky, El pájaro de fuego y selecciones del ballet Petroushka del propio Stravinsky.
El músico revela al periodista Lisandro Otero: “Sé que mi música es muy conocida en La Habana, y que ambos ballets han sido representados aquí. Nunca pude imaginarme que esta ciudad tuviera una orquesta de tal calidad. Aunque debí suponerlo. Estoy encantado de dirigir mis propias obras con un conjunto sinfónico de la importancia de la Orquesta Filarmónica de La Habana”.
Ricardo Villares en la revista Bohemia publica que Stravinsky regresó a Cuba y se presentó el 4 y 5 de marzo de 1951 con un programa basado en sus obras Escenas de Ballet, Suites Nos. 1 y 2, Concierto en Re para orquesta de cuerdas y divertimentos.
Mientras, Leonardo Depestre Catony divulga que también estuvo el 5 y 6 de abril de 1953 y dirigió la Orquesta Filarmónica en selecciones de Petroushka, y Cuatro modos noruegos.
ENCUENTRO CON WIFREDO LAM
En la primera visita de Stravinsky tuvo un encuentro con el gran pintor cubano Wifredo Lam y existe una anécdota que divulga en una crónica el propio Lam, quien estaba en Cuba desde 1941, viviendo con su esposa Helena, en la calle Panorama, en Marianao, donde tenían una especie de conuco, pequeña selva que le servía de tema para muchos de sus cuadros. Inspirado en esa atmósfera pintó La Jungla obra cumbre de su genial creación.
Los domingos la casa del célebre artista de la plastica se llenaba con luminarias como Alejo Carpentier, Lezama Lima, Oscar Hurtado, Pepe Rodríguez Feo, Peter Watson, Carlos Steinberg, Pierre Loed, Fernando Ortiz.
Por esos años era muy asiduo a conciertos en el Auditórium, por ese motivo muchas veces visitaban su casa eminentes músicos como Jascha Heifetz, e Igor Stravinsky, a quienes recibió en su casa.
“Mi casa era de mampostería -le contó Lam al investigador Antonio Núñez Jiménez- y de paredes muy anchas, pero el techo estaba en pésimas condiciones. Stravinsky vino acompañado de su mujer. La señora tenía una galería de pintura en San Francisco, EE.UU. Igor tenía una herida en la cabeza, cubierta con esparadrapo. La conversación se animó con diferentes temas, algunos de carácter estrictamente personal. Mis ojos iban de la cabeza de Stravinsky al techo, y pensaba: como caiga un trozo de repello, va a acabar de romperle la cabeza a este hombre y van a pensar que es un atentado.
“Me empezó a inquietarme el techo de la sala: el repello del cielo raso estaba a punto de venirse abajo. Después que ellos se fueron me acosté a dormir y de repente sentí un estruendo como el de un choque de camiones que me hizo saltar de la cama. El cielo raso había caído estrepitosamente.
Es después de la visita de Stravinsky, que Lam pinta La Jungla, el primer manifiesto plástico del tercer Mundo, una idea fija que traía desde su estancia en París.
Pero volvamos a Stravinsky, quien escribió para diversos tipos de conjuntos en un amplio espectro de formas clásicas, desde óperas y sinfonías a pequeñas piezas para piano y obras para grupos de jazz. También alcanzó fama como pianista y director, frecuentemente de sus propias composiciones.Esencialmente un ruso cosmopolita, fue uno de los compositores y artistas más influyentes de la música del siglo XX, tanto en Occidente como en su tierra natal. Fue considerado por la revista Time como una de las personalidades más influyentes del siglo XX.












COMENTAR
Responder comentario