La Quema del Diablo fue de nuevo el cierre con el que la XXXIV Fiesta del Fuego se despidió, en su sede natural de Santiago de Cuba; hasta el próximo año, cuando celebrará su edición 35, dedicada a la ciudad en su aniversario 500 y con las Bahamas como País Invitado de Honor.
Culturas invitadas y grupos portadores de varias provincias de la Isla se dieron cita en un desfile que bajó la céntrica calle Aguilera hasta la Alameda, en busca de la representación de la maldad, para prenderlo en llamas y así purificar el espíritu en espera de otra celebración.
El Festival del Caribe, que tuvo lugar en esta capital oriental del tres al nueve de julio, agrupó a unos dos mil participantes de más de 30 naciones, quienes cumplieron un apretado programa que incluyó sesiones teóricas, talleres, presentaciones artísticas y ceremonias mágico-religiosas.
La Mpaka, símbolo de la festividad, quedó en manos de autoridades de la ciudad, en gesto de recordatorio de que el año próximo será aún más grande la celebración, en honor a Santiago y sus cinco siglos de historia.
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