Tras ocho años de ejecución, el proyecto Conectando paisajes concluyó a finales de 2022 con un saldo favorable en el cumplimiento de su propósito esencial de promover un cambio de paradigma en la conservación de la biodiversidad, y la gestión de las áreas protegidas en ecosistemas montañosos en Cuba.
Implementado por el Instituto de Ecología y Sistemática (IES), de la Agencia de Medio Ambiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, y el Ministerio de la Agricultura, con el acompañamiento del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Centro Nacional de Áreas Protegidas y otras instituciones cubanas, el proyecto fue financiado por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), y abarcó cuatro macizos montañosos localizados en nueve provincias.
Son ellos los macizos Guaniguanico en la parte más occidental de nuestro archipiélago, Guamuhaya y Bamburanao, en la región central, y Nipe-Sagua-Baracoa, en el oriente del país, los cuales cubren el 13 % del territorio nacional y reúnen, entre los cuatro, alrededor del 70 % de las especies endémicas de la Mayor de las Antillas.
En la reunión de cierre y evaluación final del proyecto, la doctora Maritza García, presidenta de la Agencia de Medio Ambiente (AMA), lo calificó de hito en la manera de preservar la biodiversidad, al integrar al sector productivo con el entorno natural para proteger o rescatar especies biológicas significativas, muchas de ellas endémicas, combinando los intereses económicos y conservacionistas de forma armónica y compatible, a la vez que aumenta la capacidad de adaptación al cambio climático.
El término biodiversidad define la variedad de organismos vivos de cualquier tipo existentes en el planeta, y las relaciones que establecen entre sí y con el medio que los rodea, siendo el resultado de millones de años de evolución.
Incluye la totalidad de las plantas, los animales, y los ecosistemas terrestres y marinos.
Junto con mantener el equilibrio ecológico de la Tierra, la diversidad biológica proporciona alimentos, materias primas para medicamentos, ayuda a regular el clima mundial y, contribuye a la fertilidad de los suelos, al descomponer la materia orgánica, y a purificar el aire y el agua, entre otros beneficios.
Para Cuba, país pequeño con recursos naturales limitados, hacer un uso sostenible de los componentes de la diversidad biológica es fundamental, al constituir esta la base de muchos programas de desarrollo económico y social de la Isla, ya sea en áreas terrestres, costeras o marinas, y de disímiles actividades productivas.
ABANICO DE APORTES
La máster en Ciencias Lázara Ofelia Sotolongo Molina, investigadora del IES y quien fungió como directora del proyecto Conectando paisajes, puntualizó a Granma que, entre los beneficios de la referida iniciativa, enfocada en lograr un desarrollo integral y sostenible de las zonas de montaña, figura haber logrado incorporar el tema de paisajes y conectividad, en la reciente Ley del Sistema de Recursos Naturales y el Medio Ambiente.
Resaltó que bajo la conducción de la doctora en Ciencias Lourdes Mariana Mugica, profesora titular de la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana, un colectivo de autores de disímiles entidades resumió los resultados de su implementación en el libro titulado Impactos y lecciones aprendidas del proyecto Conectando paisajes.
Según Sotolongo Molina, la relación de aportes incluye la incorporación de nueve nuevas áreas protegidas, con una expansión superior a las 24 000 hectáreas, y el fortalecimiento de la gestión ambiental en 28 de ellas, fruto de la capacitación técnica ofrecida a más de 2 000 técnicos, especialistas, productores e investigadores, con una alta presencia de mujeres.
A lo anterior, subrayó, se suma el aumento de la reforestación, que permitió extender la cobertura forestal en los macizos montañosos donde radican, y la introducción, a gran escala, de prácticas silvopastoriles, aseveró.
«También hay que mencionar la evaluación del Índice de Integridad Ecológica en áreas protegidas, la instalación de biodigestores y la creación de un mecanismo para hacer el levantamiento del patrimonio forestal».
Resaltan, igualmente, el establecimiento, por primera vez, de la distribución potencial de 1 237 especies seleccionadas de la flora y la fauna ante el cambio climático, la actualización tecnológica del sistema de alerta temprana de incendios forestales, y la obtención de cinco nuevas propuestas de corredores biológicos.
Estos últimos constituyen una zona de conectividad entre dos áreas de conservación, que relaciona la naturaleza, el sector productivo y los asentamientos humanos. Funciona como un modelo de conservación y desarrollo sostenible.
La máster en Ciencias Guadalupe Bridón Calzado, coordinadora de Comunicación del proyecto, precisó que se elaboraron y fueron impresas más de 40 publicaciones especializadas y seis folletos dedicados al extensionismo agrario.
Sobresalen en la lista los libros Mariposas de Cuba: Guía de campo; Aves del Jardín Botánico Nacional; Rehabilitación Ambiental Minera; Diversidad biológica de Cuba, métodos de inventario, monitoreo y colecciones biológicas, además de las obras Lista Roja de la Flora Cubana y el Libro Rojo de los Invertebrados terrestres en Cuba.
De acuerdo con lo expresado por la máster Bridón Calzado, los llamados Libros rojos constituyen un mecanismo mundialmente establecido centrado en clasificar las especies de la flora y la fauna con alto riesgo de extinción global, regional o local.
Más allá de documentar las principales amenazas que ponen en peligro la supervivencia de estas, y enunciar medidas priorizadas de conservación y manejo sostenible, actualizan, de igual modo, el conocimiento sobre las regiones con mayor diversidad biológica y endemismo.
Es justo reconocer que en el caso del libro Lista Roja de la Flora Cubana, durante el transcurso del estudio de actualización más reciente pudo evaluarse el estado de conservación de 1 800 especies de la flora nacional, de las cuales a 697 se les hizo ese proceso por primera vez.
Así, la cifra total de plantas categorizadas supera hoy las 4 800 especies, cifra que representa el 80,5 % de la flora cubana conocida, objetivo contemplado en el Programa Nacional de Biodiversidad.
En la confección del libro resumen del proyecto Conectando paisajes participaron, asimismo, como autores principales, la ingeniera forestal Edelmira Castro Blanco, la investigadora Betina Neyra Raola y el investigador Freddy Morales Ruitiña, coordinador técnico de la iniciativa entre 2017 y 2022.
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Gabriel dijo:
1
2 de julio de 2023
13:08:59
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