
La obesidad y el cáncer de mama, dos de los mayores desafíos sanitarios de nuestro tiempo, están más estrechamente relacionados de lo que se pensaba. Un estudio reciente, liderado por investigadores de la Universidad de Calabria (Italia) y publicado en The American Journal of Pathology, ha identificado una vía molecular crítica —denominada eje leptina-SCD— que vincula los desequilibrios metabólicos derivados de la obesidad con la progresión del cáncer de mama con receptores de estrógeno positivos, el subtipo más frecuente de esta enfermedad.
Según el Atlas 2025 de la Federación Mundial de la Obesidad, se estima que más de 1 130 millones de adultos en todo el mundo padecerán obesidad en 2030. Este aumento sostenido no solo incrementa la carga de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, sino que también se asocia con una mayor incidencia y peor pronóstico de múltiples tipos de cáncer, incluido el de mama. Sin embargo, hasta ahora los mecanismos biológicos que explican esa relación seguían sin estar completamente definidos.
La nueva investigación arroja luz sobre este vínculo al demostrar que la leptina (LEP), una hormona secretada por las células adiposas activa una serie de procesos celulares que promueven el crecimiento y la movilidad de las células tumorales. En particular, los científicos identificaron que la leptina estimula la expresión de estearoil-CoA desaturasa (SCD), una enzima que desempeña un papel fundamental en el metabolismo de los ácidos grasos y que ya se había relacionado con distintos tipos de cáncer.
«Mediante la integración de análisis transcriptómicos, lipidómicos y funcionales, descubrimos un papel crucial del eje leptina-SCD en la biología del cáncer de mama», explicó la investigadora principal del estudio,Ines Barone, de la Universidad de Calabria. «Nuestros datos indican que la sobreexpresión combinada de leptina y SCD identifica un subgrupo de cánceres de mama con menor supervivencia libre de recurrencia. Esta firma metabólica podría servir como marcador pronóstico, ayudando a estratificar a las pacientes según el riesgo metabólico relacionado con la obesidad».
Una conexión metabólica con implicaciones clínicas
Los tumores de tipo luminal A, caracterizados por la alta expresión de receptores de estrógeno (ERα) y progesterona, representan entre el 60 % y el 70 % de los casos de cáncer de mama. Este subtipo depende fuertemente de las vías hormonales y metabólicas para su crecimiento, lo que lo convierte en un contexto ideal para estudiar los efectos de la obesidad sobre la biología tumoral.
El equipo de Barone analizó cómo la leptina modula la actividad de la SCD y cómo esta interacción favorece el comportamiento maligno de las células. Utilizando herramientas bioinformáticas, los investigadores confirmaron una interacción proteína-proteína significativa entre ambas moléculas. Posteriormente, experimentos funcionales demostraron que la leptina regula al alza la expresión de SCD en células de cáncer de mama luminal A (como las líneas MCF-7 y T-47D) mediante la activación de su receptor (ObR).
Este proceso desencadena una reprogramación lipídica: la SCD convierte ácidos grasos saturados en monoinsaturados, alterando la composición lipídica celular y facilitando la proliferación y motilidad de las células cancerosas. El tratamiento con un inhibidor específico de la SCD (MF-438) bloqueó estos efectos, reduciendo la respiración mitocondrial y la producción de energía (ATP) inducidas por la leptina.
En otras palabras, cuando se inhibe la SCD, el impulso metabólico proporcionado por la leptina desaparece, y con él, las ventajas de crecimiento del tumor. Este hallazgo aporta una explicación mecanicista de cómo la obesidad puede acelerar la progresión del cáncer de mama sensible a hormonas.
«Nos fascinó observar que el bloqueo selectivo de la SCD podía contrarrestar casi por completo los efectos protumorales inducidos por la leptina», subrayó Barone. «Esto revela una sorprendente vulnerabilidad en esta vía, con potenciales implicaciones terapéuticas para pacientes obesas con cáncer de mama».
El papel central de los lípidos
El metabolismo lipídico es una pieza esencial en la biología del cáncer. Las células tumorales dependen de la síntesis y captación de lípidos para generar energía, producir membranas y fabricar señales moleculares que favorecen su supervivencia. En este contexto, la SCD actúa como una enzima clave que modula la proporción de ácidos grasos saturados e insaturados.
Los autores del estudio observaron que la inhibición farmacológica o genética de la SCD no solo revertía los cambios metabólicos inducidos por la leptina, sino que también impedía la migración y proliferación de las células tumorales. Además, los análisis de supervivencia en cohortes de pacientes mostraron que los niveles elevados de leptina y SCD se asociaban con una menor supervivencia libre de recurrencia, particularmente en los casos de cáncer de mama luminal A.
Este hallazgo refuerza la hipótesis de que el eje leptina-SCD constituye una vía molecular específica de subtipo, relevante solo en los tumores dependientes de estrógenos, lo que podría tener implicaciones para el desarrollo de tratamientos personalizados.
Nuevas dianas terapéuticas y perspectivas
En los últimos años, la SCD se ha descrito como un posible eje de señalización clave en diversos tipos de cáncer, y su inhibición se ha propuesto como una estrategia para limitar el crecimiento tumoral o revertir la resistencia a tratamientos. Este nuevo estudio amplía ese horizonte al conectar la SCD con la leptina, una hormona directamente vinculada a la obesidad, estableciendo un puente entre el metabolismo energético y la oncogénesis.
Los investigadores destacan que, aunque los resultados obtenidos en modelos celulares y animales son prometedores, será necesario validar estos hallazgos en estudios clínicos prospectivos y en muestras derivadas de pacientes. Si se confirma su relevancia en humanos, la inhibición de la SCD podría emerger como una nueva estrategia para frenar la progresión del cáncer de mama en mujeres con obesidad, atacando la raíz metabólica de la enfermedad.
«Nuestros hallazgos son especialmente prometedores para las pacientes con cáncer de mama con receptores de estrógeno positivos», concluyó Barone. «La inhibición de la SCD podría limitar la progresión de la enfermedad en pacientes obesas, abriendo una vía innovadora para tratamientos dirigidos a las vulnerabilidades metabólicas del tumor».
Con la obesidad en ascenso y el cáncer de mama como la neoplasia más diagnosticada a nivel mundial, estudios como este ofrecen una perspectiva esperanzadora: comprender cómo el exceso de grasa corporal influye en la biología tumoral puede ser la clave para diseñar terapias más eficaces y personalizadas, capaces de romper el vínculo entre obesidad y cáncer.








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