Diana, Carmen, Lucía Jerez, Odette-Odile, Swanilda, Giselle, llegaron al público en los vestuarios que ha llevado a escena en 30 años, desde 1994; pero esta vez, el programa de la función anunció que el personaje principal era ella: Viengsay Valdés, lo mismo que ha sucedido tantas veces por más que intente enmascararse tras otros nombres.
En diálogo, recuento, evocación y entrega, Camagüey y su público se reencuentran por estos días con el Ballet Nacional de Cuba, tras más de 15 años de ausencia de una de las plazas más importantes de ese arte en el país.
Ovaciones cerradas de un Teatro Principal camagüeyano repleto, recibieron a la primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba y directora general de esa compañía, encarnando a Edith Piaf, a la Princesa Aurora, a Kitri, la hermosa.
El público disfrutó en escena de lo que ya había explicado horas antes el Premio Nacional de Danza 2023 José Antonio Chávez, coreógrafo del Ballet de Camagüey, durante la presentación de la biografía de Viengsay, Acero y Nube, un libro que, según el maestro, todo bailarín debe leer. «Tenemos el honor de recibir entre nosotros a una bailarina extraordinaria para Cuba y el mundo. Pues no todos llegan al pleno dominio de los movimientos de su cuerpo y su mente. La excelencia es para los elegidos y ella es una elegida».
Es de esas bailarinas únicas que dejan que los personajes entren en ella, en su cuerpo, sin dejar de ser Viengsay; es lo que la hace trascender y un público habituado al arte como es el de Camagüey lo apreció en la primera de dos funciones del Ballet Nacional de Cuba en esta ciudad, en la que hubo participación, también, de cuatro estudiantes de los niveles elemental y medio de la enseñanza artística, que ya pueden decir orgullosamente que compartieron escena con Viensay Valdés.
La homenajeada en sus 30 años de carrera declaró, en la ciudad que abrió las puertas a Fernando Alonso y que lo llevó a crear uno de los orgullos más grandes de los citadinos, el Ballet de Camagüey, su profunda admiración por uno de los padres fundadores del ballet cubano y rememoró cómo iba, a veces escondida, a recibir sus clases.
Complementan el programa de la principal compañía de Cuba en esta ciudad, encuentros con las máximas autoridades del territorio, entregas de reconocimientos y visitas a la Academia de las Artes Vicentina de la Torre, allí, desde el viernes, los futuros bailarines llevan en sus zapatillas la firma de Viengsay como un recordatorio perenne de sus palabras en la escuela a manera de dos claves de quien supo llegar y triunfar: «el ballet lleva mucho sacrificio y para llegar al público hay que ser genuino».
El telón rojo se cerró y los aplausos aún no se detienen a manera de eco en las calles camagüeyanas.














COMENTAR
Eric dijo:
1
23 de marzo de 2025
20:07:43
Responder comentario