En apenas 12 minutos, Chimbe logra conmover e interesar. Sin mediar palabras, mediante la música, los efectos de sonido, la caracterización de los personajes, y las escenografías, avanza un relato ajeno a todo didactismo, en el cual se desmontan estereotipos, y se enaltecen la naturaleza y el amor familiar. Gracias a la seducción de ese universo, de llamativos colores, ritmo pausado y cuidado dibujo, quien mira queda a merced del suspenso, con ganas de ver mucho más…
El cortometraje, dirigido por Vladimir E. García Herrera, con guion de Olga Montes y la producción del canal Cubavisión, fue distinguido –el pasado diciembre– como Mejor Contenido de Animación en la 12ma. Edición de los Premios tal (Televisión de América Latina).
tal, que es la unión de los canales públicos y culturales de América Latina, y se define como «un espacio de coproducción, intercambio y fortalecimiento de los sistemas de televisión de servicio público en la región», distinguió a esta realización, entre otras de Argentina, Colombia, Uruguay, República Dominicana y México.
Estrenado recientemente en la televisión cubana, Chimbe es el piloto de una serie animada de 15 capítulos, cuyo argumento se basa en la novela homónima de la guionista.
Según comentó García Herrera a Granma, se cuenta la historia de una jutía rescatada por una familia, que «la lleva para su casa. Se cría entre los humanos, por lo que adopta su comportamiento. Un día, huye como adolescente y se refugia en el monte. Allí descubre que su medio natural le es desconocido, lo que le trae ciertos conflictos y aventuras, y empieza a crecer como personaje, hasta que un día regresa de nuevo a su hogar».
De acuerdo con el director, se trata de hacer llegar enseñanzas al público infantil, de manera amena, sobre el cuidado del medio ambiente, la protección de las especies, el respeto, la relación con la familia, la amistad, el amor, la sinceridad y la honestidad.
Ubicada en la zona de la Sierra de los Órganos y del Rosario, la serie pretende, asimismo, reflejar la flora y la fauna cubanas, y que niñas y niños se sientan atraídos por esa belleza.
Chimbe toma mucho de la escuela del animado cubano, pues está hecho en animación 2d tradicional. «Quiere decir esto –explica Vladimir– que es una animación dibujada, no totalmente digital: aunque se use software, en la computadora se dibuja». Asimismo, se declara partidario de aquella animación en la que el personaje cobra vida: «Es un arte mayor, en el que muchas especialidades artísticas confluyen».
Iniciado en plena pandemia, el capítulo piloto enfrentó muchos desafíos técnicos y económicos, que provocaron la extensión del tiempo de preparación y realización; sin embargo, a la par, surgió la idea de un largometraje del mismo personaje, que luego ganó el Fondo de Fomento en la categoría de Desarrollo. Actualmente, se realizan conversaciones para encaminar la producción de ambos proyectos: la serie y la película.












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