Caracas, Venezuela.– Para formar el guateque solo se necesitaron un micrófono y una bocina, que avisaran la presencia de Emiliano Sardiñas en el campamento Fuerte Tiuna, donde residen colaboradores de las distintas misiones sociales cubanas en la nación sudamericana.
Con un grito de verdad / Viva la eterna amistad / entre Cuba y Venezuela, arrancó el «fetecún» campesino con el repentista e improvisador, que en su tercera vez en este país asiste como invitado a un nuevo capítulo del Festival Internacional Viva Venezuela, Mi Patria Querida.
«Cubano de pura cepa», «negro exclusivo», porque no sabe «tirar un paso», regaló piropos a las damas, consejos a los caballeros, y se defendió con poética maestría ante los pies forzados que le imponía el público. Todo en verso y con música.
No le faltaron las rimas para los anfitriones venezolanos ni para los Comandantes Fidel y Chávez. En sus décimas, historia y actualidad le dieron una vuelta al mundo, porque las causas justas unen a las almas buenas, como la de Emiliano y las de los otros cubanos solidarios que saldan nuestra deuda con la humanidad.
Ahora entre Trump y Kamala / se ha vuelto eterno el debate / y Cuba sin chocolate / y una situación de bala. / El demócrata resbala / por republicano acento / y yo, decirle deseo / desde mi Isla de izquierda / que no coma tanta m. / y que tumbe ya el bloqueo.
Un pedacito de la Patria, de las tardes de domingo en las casas de cada colaborador, viajó con el bardo hasta la tierra bolivariana. Parecía una tarde común.
Sin embargo, a medida que regresaban de sus labores cotidianas, los cubanos residentes en Fuerte Tiuna olvidaban las extensas jornadas de trabajo, la distancia del hogar, y se sumaban a la fiesta guajira, que no concluyó hasta que todos cantaron La Guantanamera.
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