ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Una obra de la pintora argentina María Fernández Barragán ilustra la portada del libro. Foto: Portada del libro

Con mucho placer, acabo de leer El frágil borde del cristal (Ediciones Holguín, 2023), el libro más reciente de la poeta y narradora holguinera Carmen Serrano (1939). Integran este intenso poemario 52 textos (o 53, si incluimos, como me inclino a hacerlo, su fino Preámbulo), los cuales fijan con creces la nombradía y distinción creativa de la autora en la lírica nacional del último medio siglo.

Importantes escritores y críticos cubanos han elogiado, en el transcurso de varios decenios, las cualidades de la poesía de esta autora. Lo han hecho, entre otros, Virgilio López Lemus, Waldo Leyva, Enrique Saínz, Lina de Feria, Roberto Manzano, Jesús David Curbelo, Octavio Borges, Lourdes González, Alberto Rocasolano y Luis Marré. Pero, en el poemario que nos ocupa, los versos sintetizan con innegable exquisitez la maestría poética alcanzada por Carmen Serrano y su incansable persecución de la otra realidad.

Tal forcejeo lo insinúa en el pórtico del libro y, de forma más directa, en el Preámbulo aludido. En él, la autora devela indicios de su poética, de su visión de la poesía y del papel que cumple ese tenue destello de la pasión primigenia, según señalaba Lezama Lima, que dramatiza el poema al final. Al decir de la poeta: «Sería un desastre si lleno mi mente con tus peces y a mi creación le pongo tus vestidos, aunque tenga que forzarles el cuerpo para que les queden perfectos. (…) Mi pluma de ave imperfecta vale, porque es mía, te conmino a decir lo mismo de la tuya, si es que puedes». Reto cabal, sincero y audaz, ya que, como sabemos, en ocasiones la realidad empírica supera la ficcional.

Sitio notable ocupa en esta obra el deseo y el erotismo, vistos a veces desde la imagen fantástica del hablante lírico, signo alusivo, en el caso de Aflicción marina, a la relación transtextual con la epopeya homérica: La sirena se agita, / el tormento hace crecer las olas / que les ahogan los cantos. / Ya los peces se apartan, no les vale el intento / de procrear pequeñas hijas. / Aceptan el mandato de lo inverosímil, / abren las agallas de las renunciaciones, / se hunden, nadan en su mundo / con escamas de expiación, / y el alcatraz del desdén festeja.

En estos cantos del alma existe una especie de magia, de sortilegio poético, inductor de cierta animación recíproca entre la imagen real y la posibilidad virtual. Una vez más el yo discursivo, gestor de lo ficticio, reta a la existencia material: El gallo fino del poema irrita al árbol del silencio/ donde sube a cantar/ con un sonido más allá del ocaso. / No me permite embellecer el campo de la felicidad (…) / no deja que irrumpa desde mi interior / la visión de obras (…).

La de Carmen Serrano es, además, una poesía de hermosura esencial, fraguada con mirada de orfebre, en la cual las palabras cumplen su encargo imaginativo desde la inevitable perspectiva del desafío. De ahí la presencia de lo surreal y de su reverso, o del verso libre y la polimetría; pero al mismo tiempo, cuando el asunto lo reclama, no se descartan el clásico soneto y la décima. Sin duda, El frágil borde del cristal es una aventura de gran belleza y autenticidad. De versos con su lozanía y pulcritud, está también ávida nuestra insular humanidad.

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El lector dijo:

1

25 de abril de 2024

10:08:02


Excelente articulo, llama la atención a una escritora poco conocida, por lo menos para mí. A partir de su lectura voy a persegir sus textos. Gracias, profe, me ha hecho descubrir un diamante.

Carmen dijo:

2

6 de mayo de 2024

13:07:17


Gracias Emmanuel Tornés. Me honra usted por haber utilizado su valioso tiempo en leer y evaluar mi poesía: "una poesía de hermosura esencial, fraguada con mirada de orfebre," No tengo palabras para agradecerle.