Pierde la cultura cubana a dos de sus profesionales

Un infarto derribó el último miércoles al maestro Jesús Chu Rodríguez, en Santa Clara. Tenía 74 años de edad y mucho que ofrecer aún en la música. Era referencia ineludible en el panorama sonoro villaclareño, y la aureola de su labor se extendió por décadas a lo largo del país, de modo que su pérdida no solo se lamentó en la región central del archipiélago, sino entre todos los que supieron de su acompañamiento en tantísimas jornadas de entrega a favor del patrimonio musical cubano.

Por más de una década dirigió la Orquesta de Música Moderna de Villa Clara, agrupación que sentó cátedra en el ensanchamiento de los cauces del jazz cubano cultivado por grandes formatos. El legendario Armando Romeu lo consideró como uno de sus más aventajados y fieles discípulos, en tanto el inolvidable pianista Pucho López no dudó en calificarlo como «uno de los orquestadores más creativos que hemos tenido, formado en la escuela de Armando».

En Placetas, de muchacho, se enamoró del saxofón. Después de integrar varias orquestas de baile ocupó un atril en la recién fundada Orquesta de Música Moderna de Villa Clara, y allí descubrió su vocación por la dirección y la orquestación, funciones en las que se desempeñó con maestría y amplitud de miras. En su formación mucho tuvieron que ver el compositor y arreglista Gustavo Rodríguez, a quien urge redescubrir por su impronta en el filin, y la pianista Freyda Anido.

Entre los conciertos de mayor calado que organizó estuvieron los dedicados a la música de los seriales En silencio ha tenido que ser, Julito el pescador y La frontera del deber, con la música y la participación, como solista, de José María Vitier.

Presidió y formó parte de los jurados de los festivales en memoria de Gustavo Rodríguez y Moraima Secada, y de la bienal de música espirituana.

ADIÓS A BÁRBARA RIVERO, DESTACADA CRÍTICA TEATRAL

La destacada profesora y crítica teatral Bárbara Rivero falleció en La Habana, informó Cubarte. Quienes la conocieron son testigos de la valía de una mujer amante del teatro, al que le dedicó gran parte de su vida, refiere el sitio web.

Formada en el Instituto Superior de Arte, en la especialidad de Teatrología, se nutrió de importantes maestros de la escena para apoderarse de herramientas y experiencias que le permitieron apreciar al panorama teatral de la Isla, y transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones.

Se desempeñó en el Departamento de Desarrollo Artístico del Consejo Nacional de las Artes Escénicas, donde también ocupó el cargo de vicepresidenta. Asesoró procesos creativos, y mantuvo un vínculo directo con colectivos escénicos. Sus experiencias le hicieron posible asumir la dirección del Festival de Teatro de La Habana, que convirtió a la capital cubana en una gran plaza teatral de internacional.