ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Pedro de la Hoz junto a Martha Rojas, la "enviada especial" para llevarlo al Granma. Foto: Endrys Correa Vaillant

Pedro de la Hoz habita los espacios del diario Granma hace mucho tiempo. Treinta y dos años, para ser exactos. En sus palabras: «toda una vida». Pero era ya un periodista conocido cuando eso sucedió.

De la Hoz egresó en 1976 de la Licenciatura de Periodismo y ha estado viculado, desde hace más de tres décadas, a diversos medios de prensa escrita, en los cuales ha ejercido el periodismo cultural y la crítica musical. Pueden mencionarse entre esas plataformas a los periódicos 5 de septiembre, de Cienfuegos, y Vanguardia, Villa Clara.

En Villa Clara, fundó el suplemento cultural Huella y fue el primer director de la revista Artecubano, del Consejo Nacional de las Artes Plásticas. En el Periódico Granma, además de periodista, ha sido jefe de la página cultural.  

Como parte de nuestras actividades  en el marco del 55 aniversario de la fundación de este periódico, que siempre se ha opuesto a la desmemoria, rescatamos de nuestro archivo y de los de Juventud Rebelde y Radio Rebelde, algunos fragmentos de entrevistas realizadas a Pedro de la Hoz, en las cuales se revela su personalidad a los lectores.

HISTORIA DE UNA VIDA DEDICADA AL PERIODISMO

Pedro de la Hoz, en Granma, durante una conferencia con el colectivo. Foto: Dunia Álvarez Palacios

— Me recuerdo de niño con mi tío dentro de la redacción del periódico El Comercio. Después tuve el privilegio de trabajar con él en Vanguardia, del cual fue fundador. Roberto González Quesada constituyó un paradigma para mí. Y eso inclinó mucho la balanza a la hora de elegir mi futuro, porque en los inicios deseaba ser músico».

«Es más: cursé varios años de nivel elemental de piano, estudié Teoría y Solfeo, Apreciación musical, Armonía… Luego, con la crisis de los adolescentes, me dio por las ciencias, aunque al final pudo más la formación humanística que me dio mi familia: gente muy humilde, pero de lecturas».

CIENFUEGOS Y SANTA CLARA, REPORTAR DESDE LAS PROVINCIAS

—Trabajar en provincias me permitió adquirir el conocimiento de la base, un aprendizaje que no cambio por nada, una experiencia insustituible. Fundé el periódico 5 de Septiembre, en Cienfuegos, pero era una época de cierto pensamiento dogmático, en la que el ejercicio de la crítica, no solo artístico-literaria, sino también social se veía con incomodidad por ciertos elementos que trataron de asfixiarme. Permanecí allí mientras uno de mis grandes amigos, Enrique Román, dirigió el periódico.

«Luego me trasladé para Santa Clara donde, por suerte, hallé al otro gran director, Pedro Hernández Soto, “famoso” por su mano dura con los periodistas, pero también porque los defendía a capa y espada.

Hernández Soto me puso, sin embargo, al frente del equipo económico de Vanguardia, para así garantizar las dos cosas (sonríe). Escribía sobre estadística, planificación, normalización, temas que parecían muy áridos pero que después descubrí no lo eran tanto... Tocar varias áreas me reafirmó mi perfil cultural, y a la vez me confirmó la idea de que la cultura va más allá del arte y la literatura; es un concepto antropológico muy amplio, que tiene que ver con la producción de sentido, con los saberes acumulados a partir del proceso de decantación y asimilación».

MÁS DE 30 AÑOS EN EL PERIÓDICO GRANMA

— Fue Enrique Román quien me mandó a buscar. Envió a mi casa a Marta Rojas, a la cual no hay quien se le resista. Yo estaba almorzando cuando ella llegó: «Deja los frijoles esos y arranca para La Habana, que Román te está esperando». Román acababa de ser nombrado director de Granma. Desde entonces (1988) hasta hoy: toda una vida.

—Fue en Granma donde te dedicaste por completo a la cultura...

—Exacto, en Granma, bajo las órdenes del maestro Rolando Pérez Betancourt, quien fue por muchos años el Jefe de esa Redacción. Yo lo sustituí en el 2001, cuando decidió dedicarse de a lleno a la crítica cinematográfica y a escribir su literatura, en lo cual es genial.

LOS CONCEPTOS SOBRE LA PROFESIÓN DE UN PREMIO NACIONAL DE PERIODISMO

—¿El periodismo es un oficio que se lleva dentro o que se aprende?

—Las estrellas inclinan pero no obligan. La pasión por el periodismo cuenta, pero la formación es esencial. No hablo solo de técnicas ni habilidades ni del necesario dominio de las características de cada medio, sino de un aprendizaje continuo, de avidez por la cultura, de afinar la capacidad para interpretar la realidad.

—Consideras que al periodismo aún se le puede seguir llamando el cuarto poder…

—El cuarto poder es un mito. Prefiero hablar de servir, comunicar, tender puentes. El periodismo cubano actual se debate entre lo que es y lo que debe ser. En el campo del periodismo cultural, que es el mío, falta un mayor calado, una mayor densidad intelectual, sin que por ello la carga informativa tenga que ser farragosa o aburrida.

— ¿Cómo deben ser los periodistas?

—En primer lugar, una gente curiosa, la curiosidad debe ser una cualidad en cada periodista. Luego sin orden de prioridad debe estudiar mucho, debe ser una gente estudiosa. Debe ser muy bien informado, el mejor informado, y debe ser sobre todo muy ético. Es decir, a la hora de interactuar con la realidad y con las personas debe ser muy ético. Son cualidades que hacen que un periodista pueda compartir su profesión con la sociedad que es en definitiva a la que se debe.

— ¿Y el periodismo en la televisión que magia tiene?

— El audiovisual siempre completa varios sentidos, pero para serte sincero el periodismo en la televisión cubana no es muy estimulante. Mi referencia de televisora en estos momentos es Telesur. Porque es una manera de abordar la realidad de diferentes aristas con una gran profundidad, donde mezcla una dialéctica que yo creo que es una de las aristas del periodismo: libertad y responsabilidad, eso lo dijo Marinello.

— ¿Qué consejo les das a los jóvenes periodistas?

—Modestia, humildad, perseverancia. No olvidar una frase del maestro Mario Kuchilán: cada meta es un punto de partida.

—¿Cuáles son los retos a los que se enfrentan?

—Transformar los medios de comunicación sin echar por tierra la tradición. Ser modernos sin artificios.

—¿Qué importancia tiene la ética dentro del periodismo?

—No concibo el periodismo al margen de la ética. Una actitud consecuente implica honestidad, transparencia, y coherencia.

—¿Cuál es el titular que te gustaría algún día leer en los periódicos?

—No es uno sino dos: Escritor cubano gana el Premio Nobel y Puerto Rico independiente.

ADAPTÁNDOSE A LA REVOLUCIÓN DIGITAL

—Con una cámara en el teléfono, ¿se convierte cada ciudadano en reportero?

—Ejercer el periodismo exige una actitud ética y una responsabilidad cívica, más allá de la tecnología.

—¿Crees que el futuro de la profesión pasa inevitablemente por Internet, por el uso de las redes sociales?

—Soy un animal analógico que intenta adaptarse a la revolución digital. Internet, las redes sociales y las aplicaciones informáticas resultan hoy imprescindibles. Pienso, sin embargo, que no veré la muerte de la prensa tradicional.

Recuerda: el cine no mató al teatro, la televisión no mató ni al cine ni a la radio. Los libros electrónicos conviven con la imprenta. No creo en ciertas predicciones apocalípticas.

UNA MIRADA AGUDA SOBRE EL PERIODISMO CULTURAL

—¿Sabías de antemano que escribirías sobre el mundo del arte y la literatura?

—Eso fue lo que siempre quise, aunque me propuse no quedarme solo ahí, a partir de la experiencia tan enriquecedora que representaron mis prácticas en Bohemia, donde además del aprendizaje que logré bajo la tutoría del maestro Leonel López-Nussa, me honré con ser alumno de otros dos genios: Mario Kuchilány  Enrique Capetillo, un sabio del deporte. Por eso he podido abarcar los más disímiles perfiles: deporte, política, agricultura…, por curiosidad y por aquello de conocer más.

—Durante muchos años te has dedicado al periodismo cultural, ¿qué crees que sucede con la crítica en los medios de prensa? ¿La cultura puede aportar algo a los cambios que está viviendo la sociedad cubana?
—La cultura, en un sentido antropológico, es más necesaria que nunca y sin una comprensión de sus funciones integradoras será imposible el desarrollo de nuestra proyección revolucionaria. El ejercicio del criterio es consustancial al crecimiento espiritual. En el plano del arte y la literatura, se requiere especialización, constancia y discernimiento. Hay críticos excelentes pero falta la crítica como sistema en las prácticas editoriales.

—¿Qué rasgos debe poseer un periodista cultural para ejercer la crítica?

—Un gran poder de observación. Un sentido selectivo de los procesos artísticos-literarios, además de conocimientos sobre la disciplina, aunque no necesariamente tiene por qué ser un creador. Hay creadores que se han dedicado a la crítica y resultado muy buenos, otros lo han intentado pero sin mucha suerte.

Existen manifestaciones que requieren un bagaje técnico mayor, como la música, por ejemplo. No es que se deba solfear o tocar un instrumento, pero sí tenerse muy claro la estética y la apreciación musical. En el caso de las artes plásticas se debe estar muy informado, mas no es suficiente. Se necesita poder de observación, de selección, de análisis y, al mismo tiempo, saber sistematizar esos procesos, de lo contrario no se logra una crítica responsable.

«Habría que buscar de qué manera los periodistas que posean un espíritu crítico llegan a adentrarse en los secretos de las disciplinas, y que quienes estudian carreras como Teatrología y dramaturgia, Musicología, Historia del arte, Filología, encuentren una vocación periodística, porque a veces suelen ser densos.

«En Cuba sucede algo curioso: contamos con excelentes críticos, pero no existe la crítica, o sea, hay gente que ejerce muy bien la crítica, aunque falta la sistematización de la misma en los medios, y es que no está debidamente incorporada en las líneas editoriales, por tal razón es esporádica.

«No soy de los que concibe la crítica para el artista. El crítico debe escribir para el público, ser un mediador, un intérprete de una obra, de un fenómeno, de un proceso artístico; y hacerlo no a partir de la autosuficiencia, sino con la mayor humildad, con un sentido tremendo de la ética.

«Asimismo una parte importante de los creadores no está preparada para la crítica, sino para el elogio, para las exégesis de sus obras; se molestan, se sienten incómodos. Pero insisto, jamás pienso en el creador, sino en el lector, el espectador, en el público, al cual  debemos acompañar en los procesos de análisis, de recepción de la obra artística, sobre todo en un mundo donde se confunden las jerarquías, donde, como decía Julio García Espinosa, a veces la fama es más importante que el talento; donde se vende por verdadero lo falso, donde se desdibujan gustos, donde la avalancha mediática tiende a homogeneizarlo todo.

Por tal motivo es tan necesaria la crítica que explique, o por lo menos que oriente a la gente qué se va a encontrar. No se trata de imponer gustos, ni criterios, sino de ofrecer herramientas para que la recepción de las producciones culturales se haga bajo un prisma consciente».

Durante el IX Congreso del UNEAC, en 2019, en el Palacio de Convenciones. Foto: José.M. Correa Armas

DE REPORTERO A ESCRITOR

—Como escritor, ¿qué ha sido para ti lo más satisfactorio?

—Quizá el trabajo más modesto, una monografía sobre la presencia de África en la política cultural y la producción artística y literaria cubanas, por su utilidad. Claro está, el Premio de los Lectores que obtuvimos Luis Báez y yo con la larga entrevista al sacerdote e intelectual Carlos Manuel de Céspedes, es algo que se agradece.

—Tu primer libro data de 2004...

—Salió por la Editorial Letras Cubanas. Se trata de una monografía que escribí por encargo de Abel Prieto. Era evidente que aunque nuestro país es el que más ha publicado literatura africana, y dentro del ámbito latinoamericano resulta tal vez el que más ha hecho por preservar las culturas y la herencia de África,  faltaba un especie de breviario donde esa información se pudiera encontrar. Así nació África en la Revolución Cubana, al parecer un libro útil todavía, va por tres ediciones... La mayoría de mis libros son prolongaciones del ejercicio periodístico. En ese caso se hallan, Como el primer día, de entrevistas, y el ensayo Durban, diez años después.

—Hiciste muy buen equipo con Báez...

—Es que era un gran entrevistador y un gran buscador de temas. Una vez nos preguntaron en la UCI: ¿cómo se puede escribir a cuatro manos? Muy fácil, respondió Báez. Yo pongo los temas, entrevisto, hago la investigación, y él escribe (sonríe).

EL PERIODISMO Y LA UNEAC

—Tu labor periodística ha tenido que «enfrentarse» a tu responsabilidad como vicepresidente de la Uneac...
—Sí, una responsabilidad que me deja mucho menos tiempo y que representa un enorme desafío. El problema es que me lo he tomado en serio, por ello dedico todas mis energías a velar porque se cumplan los acuerdos emanados del último congreso; es un compromiso que tengo con los que me eligieron y con Miguel Barnet, a quien considero como un familiar cercano... Sí, es abrumador por momentos, pero uno no puede rehuir de los deberes, máxime con la vocación de servicio que me acompaña. Por tanto, dondequiera que me llamen, mientras que sea por mi país y por mi cultura, ahí estaré.

Fuente de la información: Juventud Rebelde, Radio Rebelde y el archivo de Granma

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Powell dijo:

1

5 de octubre de 2020

13:11:31


Ante todo deseo felicitar con devocia,admiracion y respeto al periodico granma,la gaceta oficial de la republica de cuba en sus 55 aniversario de fundados siempre con la prioridad y el poder de redaccion desde una pespertiva veraz y elocuente a la altura del proceso revolucionario cubano y si de buena prensa con etica y profesionalismo podemos ahondar su claustro de periodista es fundamental y ahi ocupa un lugar muy destacado ese gran periodista nombrado Pedro de la Hoz.felicidades maestro.