ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Escena de Pasos firmes, proyectado en Una calle, mil caminos. Foto: Fotograma de la serie

Los sábados al mediodía, por Cubavisión, después de las noticias, Una calle, mil caminos  se vistió de largo en el verano. El espacio, con formato de revista, no es nuevo, pero pocas veces como hasta ahora dispuso de materiales dramáticos de estreno, cara aspiración por la que siempre ha luchado su directora general Magda González Grau y que pasa, como se sabe, por las competencias productivas del ente televisual.

Destinado a adolescentes y jóvenes –por supuesto, también a la familia y a las colectividades donde aquellos crecen y actúan–, el programa debe cumplir con la premisa de insertarse en la línea de orientación social, lo cual implica varios riesgos, salvados en la proyección actual, que esquivó con inteligencia y tacto, casi siempre, el didactismo a pulso y el adoctrinamiento moralizante.

Una calle, mil caminos habló de valores requeridos más de fundamentación que de imposiciones ejemplarizantes; más de acompañamientos reflexivos que de la presentación de hechos consumados.

Esta filosofía creativa fue la que hizo posible que cada propuesta, unas más cuajadas que otras, calara en los telespectadores, aun cuando no estoy muy convencido del todo de que el horario de emisión sea adecuado. Sobre esto hay mucha tela por cortar, comenzando por la de investigar realmente, con datos objetivos, los índices de audiencia y repercusión y, algo que escapa a la televisión, medir si la pantalla doméstica es hoy día el medio más eficaz para que los adolescentes y jóvenes accedan, debatan e interioricen los temas abordados. Habría que analizar, por demás, la eficacia comunicacional de las presentadoras, en más de una ocasión repetidoras de textos aprendidos, pero no aprehendidos, lo cual no es un juego de palabras.

Me detendré en dos teledramas proyectados en las emisiones veraniegas: Pasos firmes, de Yoel Infante, y Para toda la vida, de la propia Magda González Grau.

La primera de estas producciones se internó en una realidad virgen en términos dramatúrgicos en nuestra televisión: la voluntad con que un muchacho privado del sentido de la vista se ha propuesto triunfar en el deporte y la vida. Mas ese no fue el único conflicto: junto a este la paradoja de su guía en la pista, otro muchacho abocado a una conducta antisocial, delictiva, que sin embargo revela reservas éticas capaces de elevar su condición humana. El contrapunto entre ambos protagonistas –asumidos con extremas sensibilidad y sinceridad por Víctor Alfredo Cruz y Omar Rolando– escapa a esquemas y lugares comunes. El guion de Amílcar Salatti, desplegado con oficio por Infante, tampoco cae en soluciones tópicas, al reflejar el haz y el envés de un entramado en el que tendremos que pensar cómo formamos seres humanos que conecten con nuestras expectativas sociales.  

El teledrama de González Grau, también con guion de Amílcar Salatti (¿no hay otros libretistas solventes y en activo en la programación dramatizada, o es el único que se lanza a fondo ante los retos de los plazos de producción?) profundiza en un tema del cual se ha hablado mucho, pero pocas veces desde el arte con tan hondo poder de penetración: la paternidad y maternidad en edades tempranas. Haciendo honor al título del espacio, ante los telespectadores se abrieron mil y un caminos para dilucidar las complejas aristas del problema, tantas como las que se plantearon los personajes directamente implicados y sus respectivas familias.

En buena medida ello encarnó en los desarrollos protagónicos de Paula Massola y Jomy Marull, quienes vencieron la prueba con holgura, arropados por las convincentes actuaciones de Luisa María Jiménez, Edith Massola y Patricio Wood; pero, sobre todo, por la pericia comprometida de la puesta en pantalla de González Grau, quien, por demás, supo guiar la fotografía de Abel Fernández.   

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ymarin dijo:

1

2 de septiembre de 2020

11:12:42


Realmente esta propuesta televisiva es para mi una de las favoritas, no solo por los telefilme que presenta, sino por las reflexiones que exponen, sobre el tema que vayan a tratar. Felicidades y éxitos al programa.

Rosy dijo:

2

2 de septiembre de 2020

11:52:08


No he visto muchas pero pude ver Para toda la vida, debería ser visto por todos los adolescentes, repetirlo con más publicidad para q llegue a ese público joven y sirva para reflexionar

aliuska.pagan dijo:

3

2 de septiembre de 2020

11:54:29


Me gusta mucho esta propuesta televisiva ojala y pudiera disfrutar de Para toda la vida, ya que no pude disfrutarla.

Michel Roque Gutiérrez dijo:

4

2 de septiembre de 2020

15:10:49


Creo que se deberian crear espacios que motiven a los realisadores a crear este tipo de dramatisados, pienso en instaurar un festival a la usansa de los premios Lucas, este proyecto de Una calle mil caminos podria desarrollarlo. Está más que demostrado que hay una exelente calidad entre nuestros realisadores, solo hay que fomentar y motivar a estos profecionales. Es más que claro que con deseos no hace falta mucho recursos.(Aunque estos siempre son vienvenidos)

Hortensia dijo:

5

2 de septiembre de 2020

15:25:36


Excelente propuesta televisiva, felicito a todos , al guionista principalmente por esta reflexión.

Francisco Rivero dijo:

6

3 de septiembre de 2020

11:51:11


Agradecimiento al Sr.Yoel Infante por "Pasos firmes" al apreciar los valores de esta obra como espectador nos quedan interrogaciones a intercambiar en nuestro entorno privado, como social : ¿Qué tipo de virtud es la gratitud? ¿A quién o a qué le damos las gracias? ¿Debe ser este agradecimiento, como el amor, incondicional? No digo más. Solo destacar el trabajo de fondo en la caracterización de los dos personajes interpretados por los actores Omar Rolando y Víctor Alfredo Cruz. En cuanto a "Para toda la vida", dirigido por la Sra. Magda González Grau. Se impone la reflexión en la relación de esta joven pareja lo siguiente: ¿Cómo desprenderse de los kilos del ego para avanzar en el camino de la moral y del crecimiento personal de él? Distinquir la humildad es la clave, y la virtud intermedia del personaje interpretado por Paula Massola. Asistimos poco a poco, al desarrollo del personaje que hace bien valer lo que él u otros no pueden ver o no desean ver. No es posible ocultar, ni postergar ese "yo" emancipador que bien asiste a la protagonista. Valorando estas dos producciones bienvenidas, tienen ambas el merito del justo equilibrio en su proyección no solo local, si no la dicha de ser tambien universal. Felicitaciones a todos los actores, y tecnicos por su competencia.