
Lo esperado llegó: El otro lado del paraíso, con sus 120 capítulos a cuestas en la versión internacional transmitida por Cubavisión, terminó para bien de todos: los que se meten en la telenovela hasta los tuétanos y ¡ay del que ose rozarla con el pétalo de una rosa!; los que se sienten estafados por bruscos e inesperados giros argumentales y cambios de humor de los protagonistas; los que toman la trama con espíritu deportivo o bálsamo para poner a descansar las neuronas; los demasiado serios que piden un análisis socioclasista obviamente imposible en una obra enmarcada en los códigos de la cultura de masas estandarizada; los que lamentan el agotamiento de fórmulas en una industria que tuvo en Brasil momentos felices o al menos dignos en épocas pretéritas.
Seguí la novela a trancos. A veces la dejaba un par de semanas y la retomaba en el mismo lugar. Reí ante situaciones humorísticas logradas y situaciones serias que daban risa. Asentí cuando, en medio de la trama y sin venir aparentemente al caso, aunque sí al país, los realizadores se pronunciaron abiertamente contra el racismo.
Eso sí, con mirada profesional me detuve en tres desempeños admirables, más allá de la consistencia o no de los personajes. Hablo de tres mujeres de muchos años de carrera y probada tesitura dramática: Nathalia Timberg (Beatriz Sá da Junqueira), Laura Cardoso (Caetana) y Fernanda Montenegro (Mercedes).
A los 91 años de edad, Timberg se ha hecho imprescindible para la productora, tanto que en medio de cortes y despidos han decidido renovar su contrato por tres años más a fines de mayo. Y eso que por enfermedad tuvo que ausentarse de los estudios de grabación de una próxima telenovela. Curiosidad para los lectores: ella participó del elenco que puso en vivo por primera vez en Brasil El derecho de nacer, de Félix B. Caignet. Hace pocos meses dijo en una entrevista: «No voy a parar de actuar. El día que lo haga es porque morí».
Cardoso le lleva un año a Timberg. A poco de la elección del actual presidente de su país, impactó a la opinión pública al decir en un programa de televisión que «si por un día tuviera ese cargo, expulsaría de esta tierra a esa clase política». Ha estado en más de 50 telenovelas, 28 largometrajes de ficción y 21 puestas en escena de piezas de teatro. Rehúye del divismo. Ha dicho: «Nada de cirugías estéticas. No tengo problemas con mis arrugas. Mi rostro refleja mi vida, mi alma, lo que sufrí y lo que amé y me gusto a mí misma».
En cuanto a Montenegro es una de las actrices más respetadas y encumbradas no solo de su país, sino de América Latina. Resulta sobradamente conocida también su actitud cívica. En una de sus más recientes entrevistas declaró: «Brasil no ha ido a ninguna parte. A la edad que tengo, he pasado por nueve décadas. Siempre hubo esperanza por un rato. Una esperanza de gobierno. La mayoría no sucedió. Hemos llegado al fondo del abismo. Quizá todavía vendrá algo para salvarnos, traernos una salida honorable, lo cual es desesperado. El brasileño debe tener una esperanza activa. Es inútil tener esperanza y estar sentado. Tienes que despertarte e ir a la pelea».
Para la sucesión de la telenovela de turno, la tv Cubana ha adquirido A través del tiempo (Além do tempo), en el aire originalmente con 161 capítulos entre julio de 2015 y enero de 2016, bajo la dirección de Rogerio Gomes, conocido entre nosotros por la realización de Cabocla e Imperio, a partir de un guion que tiene como autora principal a Elizabeth Jhin, escritora mineira a la que ha costado trabajo posicionarse en primer plano en el sector, luego de décadas de desarrolladora de argumentos concebidos por otros.
Como dato a tomar en cuenta, adelantamos que su ubicación en la parrilla de programación de Rede Globo, las seis de la tarde, indica que pinta apta para públicos amplios y sin detalles escabrosos. La compañía sabe vender el producto. En la publicidad para el mercado exterior asegura: «Hay amores que nunca acaban. A través del tiempo es un romance que tiene lugar en dos épocas –el siglo XIX y la actualidad– sobre una apasionada pareja que es separada y encuentra una segunda oportunidad de luchar por su amor». No, usted no leyó mal; en la trama, gente del siglo XIX reencarna en gente del siglo XXI sin que medien recursos caros a la ciencia ficción.
Entre los más enterados ronda el interés por seguir a Rafael Cardoso, a ver si en el doble papel del Conde Castellini y Felipe Santarem se quita el sambenito de villano redomado que encarnó antes –en realidad, después, por el orden de grabación de los trabajos– en Sol naciente (César) y El otro lado del paraíso (el literalmente increíble doctor Renato). Todo está por venir.












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Rigoberto dijo:
1
15 de junio de 2020
23:15:02
b59 dijo:
2
16 de junio de 2020
20:01:53
Raquel dijo:
3
2 de septiembre de 2020
12:03:20
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