ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La cultura más raigal de la Isla toma las plazas de Bayamo. Foto: de la autora

Bayamo.–La ciudad es, desde hace días, toda ella un escenario. No hay espacio donde no esté explícita o tácita la cubanía, protagonista de la Fiesta en la que esta condición adopta formas insospechadas, lo mismo desde el arte que desde la Historia.

Salir al encuentro de sus calles, que llevan los nombres de los hombres grandiosos que tanto la amaron, es advertir el hormigueo feliz de su gente, a la que siguen asombrando las pequeñas cosas, las que cobran valor en el pecho, díganse la risa segura de sus niños, la energía contagiosa de sus jóvenes, la placidez de sus viejos, que degustan un dulce criollo o un vino artesanal en los bancos del parque, o disfrutan de un helado en ese bulevar al que llaman paseo, donde no es posible hallar un solo descuido, ni un papel lanzado, de esos que ofenden la belleza.

Bayamo está hace días de fiesta, pero no para de trabajar. En las noches es común ver a personas barriendo, limpiando cristales, acomodando sillas para el disfrute colectivo o colocando adecuadamente en los comercios la mercancía, para que al amanecer todo empiece como debe ser. Para que la vida digna fluya.

No ha habido descanso para que nuevas obras puedan reinaugurarse hoy, 20 de octubre,  Día de la Cultura Cubana, como actividades que saludarán la honrosa fecha en la que el himno que nos sacude, el que debe cantarse cada vez con más conciencia de su entereza, se escuchó por primera vez.

En el mismo sitio adoquinado donde ocurrió, se reedita esta mañana el sonado suceso y Bayamo vuelve a ver a Perucho, en pleno siglo XXI, escribir sobre el caballo el canto de guerra, y a Canducha Figueredo ondear la bandera de Céspedes, como hace 150 años.

La develación en la tarde de una escultura en el Museo de cera, único de su tipo en Cuba –lo que también dignifica  a Bayamo–, del poeta Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, es otra de las acciones que hacen de este día una jornada de reverencia.

Valiosas donaciones, tales como la del facsímil de la partitura del Himno de Bayamo, de la mano de Jesús Gómez Cairo, director del Museo de la Música, a la Casa de la Nacionalidad Cubana, y de un disco de acetato donde aparece una grabación del himno, que data de 1908, a cargo del restaurador holguinero Jorge Luis Betancourt, al Museo Provincial Manuel Muñoz Cedeño, serán también honrosos tributos a Bayamo.

De todo ha habido en la Fiesta. Los estudiosos han tocado el alma de la cubanía en el evento teórico Crisol de la Nacionalidad Cubana, y el arte ha lucido sus mejores atuendos.  La literatura, la culinaria tradicional, el teatro, las artes plásticas, la música… que tanto tienen que ofrecer en asuntos patrios, han seleccionado el mejor modo de mostrar cómo nada puede superar la autenticidad de lo que viene de la raíz que nos dio origen.

Niños que emprenden un papaloteo al tiempo que dan vivas a Cuba, en la presentación de Papalote, revista infantil ilustrada de Bayamo; otros que se llegan hasta la controversia campesina, para regresar después a sus clases; la emisión de un tuitazo  por el 20 de Octubre, al calor de la ventana de Luz Vázquez, la gentil y heroica bayamesa que inspirara la hermosa pieza trovadoresca; participantes del Encuentro Nacional de Danzón, animando las noches con la sublimidad del ritmo; pasacalles alegres que animan al más sobrio a tirar sus pasillos; conciertos nocturnos para todos los gustos (Tony Ávila, Buena Fe, Moncada, Eliades Ochoa…), cine; exposiciones, presentación de agrupaciones infantiles y de aficionados, como la ofrecida por el grupo Universón, de la Universidad de Granma,  junto a una larga lista de propuestas, abarrotadas de participantes, dan fe de que Cuba disfruta, orgullosa.

Lo mejor de todo es que la Fiesta no acaba. La magia es posible aunque el calendario marque la fecha en que concluye. Cada edición tiene un legado: acercarnos, andar unidos, velar porque nadie nos arrebate, ni desde la sutileza, este orgullo de ser de Cuba, y vivir por ella.

Foto: de la autora
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