La creación de la Cátedra Honorífica Juan Formell, en el Instituto Superior de Arte de La Habana, constituye a todas luces la culminación de un largo proceso de reconocimiento de los valores de la música popular cubana en el ámbito académico.
Dicho así pareciera algo natural, pero por años, en el sistema de formación profesional de los músicos, ha habido que luchar contra prejuicios y concepciones sesgadas para que lo que se nos presenta como lógico y necesario lo sea en verdad.
No se trata de que la llamada música popular haya sido ignorada en la máxima institución docente y los centros de nivel medio que tributan a ella, pero ciertamente hubo un tiempo en que se jerarquizó el aprendizaje de la creación e interpretación de la música de concierto y no era bien visto que los estudiantes prestaran atención a otras expresiones.
A pesar de ello, la práctica de los géneros tradicionales y sus desarrollos contemporáneos ganó espacio y notoriedad. ¿Quién no recuerda el Treceto de la Escuela Nacional de Arte, liderado por Joaquín Betancourt? ¿Cómo obviar la presencia de estudiantes en las descargas de jazz de las noches habaneras de los años 70? ¿O de los piquetes espontáneos que se formaban en las escuelas?
Hoy día, cuando se revisan las nóminas de las orquestas de música bailable de mayor convocatoria, casi todos los instrumentistas poseen un sólido perfil académico en el sistema de la enseñanza artística. Y si el jazz es una de nuestras fortalezas, se debe a la preparación curricular previa de sus ejecutantes. Pero también hay que decir cómo la maestría en los géneros populares se ha logrado, mucho más antes que ahora, a partir del ejercicio de los músicos una vez egresados y no como parte de su formación de pregrado.
En épocas recientes se dieron pasos alentadores para revertir ese estado de cosas: la implementación de talleres de música y canto popular en el ISA y algunos centros de nivel medio, la incorporación a los claustros de prominentes creadores e intérpretes de esa rica zona de la vida musical cubana, incluyendo portadores folclóricos, el fomento de formatos asociados a la tradición sonera, el baile popular y el jazz en las prácticas de conjunto, la fundación de la escuela cubana del tres y el laúd, y la concepción de programas con una visión intencionadamente inclusiva e integral.
Con la Cátedra Juan Formell, la Universidad de las Artes marca un hito. En primerísimo lugar, por honrar a uno de los imprescindibles creadores cubanos de todos los tiempos, indiscutible innovador y fundador de una de las más formidables sagas de la música bailable desde que dio aliento a Los Van Van.
El ícono Formell permite cobijar todo lo que vale y brilla del acervo sonoro de nuestro pueblo, sin compartimentos estancos entre lo que se fraguó en la calle o en la academia. Propiciará, según declaró la presidenta de la cátedra, María del Rosario Hernández, decana de la Facultad de Música, una manera de acercar mucho más a los cultivadores de los géneros más difundidos en nuestro país con una institución comprometida con su preservación, investigación y promoción. Allí los estudiantes ampliarán sus conocimientos, tomarán clases de repertorio y participarán en concursos y coloquios. Importante será abrir sus márgenes a estudiantes de otras especialidades artísticas.
Para esto contarán con el respaldo del Presidente de Honor de la cátedra, el maestro César Pupy Pedroso; de María Elena Marqués en las tareas de coordinación; y la colaboración de Beatriz Márquez, Manolito Simonet y, por supuesto, Samuel Formell y los integrantes de Los Van Van. «Cada vez que el tiempo nos lo permita, pasaremos para explicar cómo él escribía los arreglos, la armonía, cómo surgieron Los Van Van, cómo se iniciaron y todo ese espíritu de Formell», proclamó Samuel, al agradecer la creación de la cátedra.
No puedo dejar de recordar en esta hora un tema de Juanito que caló hondo en el público: No soy de la gran escena. Más que inspiración fue aquella una respuesta del compositor ante un desaguisado –unos dicen que real, otros no– llegado a sus oídos, la ausencia de la orquesta en el programa homónimo de la TV Cubana. La vida demostró con creces que su legado en todos los órdenes pertenece a la gran escena cubana y universal, culta y popular.












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Ernesto Díaz dijo:
1
7 de septiembre de 2018
00:56:38
julia dijo:
2
7 de septiembre de 2018
07:43:09
Jorge L Vicente dijo:
3
9 de septiembre de 2018
15:20:57
maguero dijo:
4
10 de septiembre de 2018
16:43:49
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