Hace muchos años que Omara Portuondo rebasó la acariciada popularidad para alcanzar una dimensión artística donde es imposible explicarla con la crítica o el discernimiento. Ella es irrepetible, y sus dones, añejados por una larga carrera, son el atributo que la distingue entre muchas cantantes que incursionaron en un repertorio de géneros tan variados como la canción romántica, el bolero, el son y la canción de cuna, por solo mencionar los más representativos. Su ductilidad expresiva, su dicción, su absoluto sentido del ritmo, así como su gracia criolla y su dramatismo se engarzan en un perfecto arpegio de perfección.
Con un instrumento vocal de cualidades singulares, agudos sorpresivos y lalaleos inigualables, Omara hace gala de una limpieza y un brillo propios. Quien es hoy calificada como la Diva del Buena Vista Social Club grabó originalmente en 1960 las piezas del disco Magia negra, que me honré en presentar en su reciente nueva edición, cuando comenzaba su carrera de solista luego de haber participado en agrupaciones y cuartetos tan señeros como el de Orlando de la Rosa y el D´Aida.
Magia negra, idea original del compositor y pianista Julio Gutiérrez, colocó a Omara en el cenit del mundo del disco. Y cumplimentó su antojo de mostrar la versatilidad de su arte. Entró, pues, por la puerta grande.
Desde entonces he admirado a esa Omara lozana y atrevida, capaz de arriesgarse a emular con timbres sonoros diversos y complejos en los que ella ha sabido desplegar su inmenso talento musical.
Versiones jazzeadas de piezas clásicas como Llanto de Luna incitan a un diálogo con la cantante que convirtió la nueva entrega en un regalo para el espíritu.
Después, ya lo sabemos, Omara continuó creciendo hasta ser imprescindible. Cantó a Portillo de la Luz y José Antonio Méndez, a Marta Valdés y Piloto y Vera; nos arropó con los Veinte años, de María Teresa Vera, y conmovió con su Gracias a la vida, de Violeta Parra, y, fiel a sus orígenes, volvió a reunirse con Elena Burke y Moraima Secada, en una estremecedora página de Alberto Vera. De la canción al son, ella es nuestra Omara.
Escuchándola comprobamos que no por gusto el público, que es quien pone las jerarquías, la bautizó como lo que ella es, una diva de este tiempo, su tiempo.












COMENTAR
Linda dijo:
1
30 de marzo de 2018
01:28:06
Anastasio Mitjans dijo:
2
30 de marzo de 2018
09:40:04
Miguel Angel Cespedes dijo:
3
30 de marzo de 2018
13:01:03
niurk Respondió:
30 de marzo de 2018
13:38:29
Miguel Angel dijo:
4
30 de marzo de 2018
14:29:47
paco dijo:
5
30 de marzo de 2018
19:41:13
Rafael Gisbert dijo:
6
1 de abril de 2018
14:21:04
Jose Luis dijo:
7
1 de abril de 2018
16:57:32
Yoly dijo:
8
2 de abril de 2018
02:54:29
Mónica Piazza dijo:
9
5 de abril de 2018
09:58:42
Eugenio Michel Avalo Pozo dijo:
10
6 de abril de 2018
20:02:53
Responder comentario