
El cine, como forma de arte que es, puede ser también un arma de combate, escudo o estandarte. También puede quedarse inerte y jugar a no tomar partidos. Mas no hacer nada es también tomar una posición. No ha sido esto último lo que define la filmografía latinoamericana ni sus intenciones en cada una de las cintas. Venezuela se suma a los propósitos que han definido a la cinematografía de «nuestra América», y así lo demuestra en la presente edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, donde exhibe un total de 19 producciones, de las cuales seis se encuentran en competencia.
Una de las películas de la nación sudamericana fuera de concurso, en el apartado de Memoria, relata los sucesos alrededor del golpe de Estado perpetrado allí en el 2002, contra el gobierno del líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez Frías. Se trata de Abril, del premiado y reconocido realizador venezolano José Antonio Varela, inspirada en el texto Abril, golpe adentro, del actual ministro de Cultura de ese país, Ernesto Villegas. La cinta tendrá su estreno mundial hoy jueves a las ocho de la noche en el cine La Rampa.
Sobre el largometraje y su trascendencia conversa con Granma su director, quien sostuvo que su obra está dedicada a las víctimas del 11 de abril: «A ellos rinde homenaje este filme, pues fueron dañados por la violencia. Uno de los grandes aportes del chavismo y de la Revolución Bolivariana es la posibilidad de generar cambios en Venezuela, a partir de un modelo pacífico y democrático».
«La paz es una de las principales banderas de defensa de Abril. Cada vez que se ha intentado romper con nuestro orden constitucional se ha utilizado la violencia extrema, planificada, maquiavélica, y siempre la carta que esgrimió el Comandante Hugo Chávez era la de la paz y la negociación. En ese momento en que fue secuestrado, su vida corría peligro, y sin embargo, él llamó a la calma, a la discusión y al consenso, es algo magnífico que rescatar y que tiene un valor simbólico y espiritual muy importante», afirmó Valera.
Respecto a su relación con la película, al haber vivido a su vez los acontecimientos que relata, el realizador aseguró que cualquier obra de arte constituye una aproximación subjetiva a un hecho. «Mi mirada debe estar ahí, pero el filme tiene un profundo rigor, construido dramatúrgicamente por las reglas y miradas del equipo que trabajó en él. Los hechos fácticos que ahí se relatan fueron sacados de testimonios, libros, publicaciones y documentales, y de los protagonistas de esos días».
«El porcentaje ficcionado resulta mínimo. Incluso hay unos personajes que representan a las víctimas, y aunque por respeto a ellos no llevan sus nombres, están reflejados a partir de sus declaraciones. Ni siquiera me atrevo a decir que es la verdad absoluta, porque un testimonio puede ser falso, pero el equipo consideró que estos eran verdaderos por tener elementos en común con otros», explicó el Director de Abril.
«Va a ser una cinta polémica, obviamente, porque nuestra sociedad hoy día vive muy fuerte eso que llaman la polarización», dijo Valera al referirse a la acogida que su largometraje puede tener en su patria. «Sin embargo, los 15 años que separan los sucesos del presente van a ayudar a que mucha gente pueda aproximarse a la película sin tantos prejuicios».
«Los medios nos han vendido algo demasiado radical, pero les comento que hay una encuestadora de la oposición venezolana, muy respetada en mi país, que este año sacó un estudio que dice que en el momento en que fallece el Comandante Chávez, él tenía un 72 por ciento de aprobación entre la gente. Que una encuestadora así admita ese porcentaje tan increíble de aprobación, demuestra que hay un grupo importante de personas que pueden tener buena voluntad hacia cualquier historia que toque ese tema», aseveró el cineasta.
«Si a algo aspiro yo de la película es a que genere preguntas. No quiero ofrecer algo cerrado, sino mis propias dudas. Siento que la duda es una energía muy potente para uno empoderarse de la opinión que uno tiene sobre la realidad, da más argumentos para una discusión que conceptos cerrados. Y esto es positivo, porque el cine suele ser una herramienta hegemónica de imponer un criterio, y si queremos hacer cine de otra manera debemos intentar hallar otros caminos», concluyó el artista.
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