
La melodía de la Camerata Romeu junto al pianista Alejandro Falcón, la entrega del Coral de Honor al realizador brasileño Carlos Diegues y la proyección de La película de mi vida, del director Selton Mello, del gigante sudamericano, dieron inicio este viernes, en el teatro capitalino Karl Marx, al trigésimo noveno Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
Con la presencia de María Elena Salgado, viceministra primera de Cultura; los viceministros Abel Acosta y Fernando Rojas; y Gerardo Hernández Nordelo, Héroe de la República de Cuba; así como otras personalidades del arte cubano y foráneo, el evento celebró la trayectoria fílmica de Diegues, creador que se ha caracterizado por su empeño en reflejar la esencia brasileña y contrahegemónica en sus cintas.
Aunque el agasajado no pudo estar físicamente en el acto de apertura, envió un video de agradecimiento donde se refirió a las similitudes de los
pueblos cubano y brasileño, y a la fraternidad entre los realizadores de ambas naciones, de quienes aseguró que nunca han transitado por caminos distintos en cuanto a cinematografía.
En sus palabras durante la inauguración, Iván Giroud, presidente del Festival, afirmó que uno de los objetivos que se trazan ante el contexto actual es proponer y sostener una programación de altísima calidad, que busque, estimule y encuentre al espectador inteligente, que contribuya a formarlo, que lo multiplique; una programación que escape de la banalidad y la simplificación.
«Nuestro programa anual se compromete a subrayar temas relevantes de la contemporaneidad latinoamericana. Me refiero a las migraciones, la memoria como ejercicio del rescate crítico de lo histórico, el deterioro del entorno, las políticas públicas y el activismo ecológico, los desafíos de los pueblos indígenas en América, la lucha por el respeto a la diversidad de géneros y el enfrentamiento a la violencia contra la mujer», sentenció Giroud.
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