ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
En Bayamo cerró la Fiesta de la Cubanía. Foto: del autor

Bayamo, Granma.–En la misma plaza que fue su cuna a lomo de caballo, frente a la iglesia mayor, sobre adoquines, esta ciudad cantó otra vez, 149 años después, el Himno Nacional de Cuba con las voces quebradas de emoción.

No fue el canto de tantas ocasiones, que preceden el inicio de un acto como este mismo, ceremonia central por el Día de la Cultura Cubana.

La entonación en Bayamo fue un gesto de reverencia al propio Himno, escuchado dos, tres veces, en las notas de un piano con danza, en fragmentos de orquesta, en el coro final del público completo en pie, con lágrimas en los ojos y cantando alto y fuerte, como debe ser, y que terminó aplaudiendo.

Fue una velada profunda, intensa, que hizo sentir lo cubano en la piel, desde la gran bandera desplegada hasta los versos con fuerza de Corina Mestre, de Alden Knight, La Bayamesa en sus dos autorías cantadas por Mundito González, los danzantes, las declamaciones, el Makubá de Fátima Patterson; Identidad, de Pablo Milanés, al toque de tambor de Rumbatá…

Sobre la misma cuerda de emoción vibró cultura y patriotismo, porque «es imposible separar la cultura de nuestra gran gesta libertaria», según expresó el orador de orden Luis Morlote, vicepresidente de la Uneac.

«La revolución que comenzó en 1868 fue, esencialmente, una revolución cultural, el resultado de la eclosión de lo cubano, la consolidación de una identidad», dijo, y reafirmó la condición de cuna de Bayamo, «para el himno, la nacionalidad, el carácter y el espíritu libertario del cubano».

En la gala, al cabo de una presentación del órgano oriental Estrellas de Cuba –a un año de su centenario-, se dio a conocer la declaración de esta manifestación musical como Patrimonio Cultural de la Nación, incluidos sus saberes, técnicas tradicionales y entidades fabriles.

La multitudinaria velada matutina, presidida por Federico Hernández, primer secretario el Partido en Granma; Abel Prieto, ministro de Cultura; Miguel Barnet, presidente de la Uneac; Manuel Sobrino, presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular, y en la que participaron altas personalidades del arte y la intelectualidad nacional, dio inicio a la última jornada de la Fiesta de la Cubanía.

De manos del embajador de Guatemala en Cuba, Héctor Iván Espinoza, y el titular Abel Prieto, se entregó el premio anual Al Mérito Literario José Joaquín Palma al escritor granmense Abel Guerrero Castro, y en el propio espacio fue presentado el libro Apuntes en torno a la guerra cultural, del ministro cubano.

En la tarde fue reabierto al público el famoso Museo de Cera bayamés, que en el estreno de un nuevo montaje expositivo, develó y incorporó a la pléyade de figuras representadas la estatua a tamaño natural de la insigne Sara González, fundadora del Movimiento de la Nueva Trova, a cuyos 45 años estuvo dedicada, además, la edición 23 de la Fiesta de la Cubanía.

Este evento, celebración fundamental del país en ocasión de la Jornada por la Cultura Nacional, lanzó su convocatoria para su edición 24, en el 2018, que dedicará al aniversario 150 del inicio de las guerras de independencia y de la interpretación primera del Himno de Bayamo.

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