
El célebre director de cine iraní, Abbas Kiarostami (Teherán, 1940), falleció en París a los 76 años, a causa de un ataque cardíaco.
Además de director, y de ser un romántico del cine y un luchador por preservar un estilo fuera de lo que impone el mercado basado en un ritmo lento que contrasta con la inmediatez del mundo actual, también era guionista, editor, director artístico y productor. Y no solo eso. Más allá del cine, Kiarostami fue un gran defensor del arte, de la libertad de expresión y del pueblo iraní y, por eso, también hacía de poeta, fotógrafo, pintor, ilustrador y diseñador gráfico.
Empezó su carrera desde abajo, grabando anuncios por la televisión iraní, dibujando libros infantiles y, más tarde, haciendo cortometrajes, hasta que en los años 60 se sumó a la Nueva Ola Iraní de directores de cine con Masoud Kimiai, Sohrab Shahid Saless, Dariush Mehrjui, Bahram Beyzai, Nasser Taghvai o Parviz Kimiavi. Todos trabajaban en una línea muy similar, con el diálogo poético y la alegoría del guion para afrontar cuestiones políticas y filosóficas.
Con más de 40 películas dirigidas bajo el brazo, el realizador ganó la Palma de Oro de Cannes en 1997 por su película El sabor de las cerezas. También es conocido por haber dirigido otras películas como A través de los olivos, ¿Dónde está la casa de mi amigo?, Close-up o La vida continúa.
Sus historias giraban en torno a la vida y la muerte, como se puede ver sobre todo en la trilogía Koker.
En enero pasado estuvo en nuestro país, compartió con jóvenes cineastas de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, y recibió el Premio Internacional de Cine Tomás Gutiérrez Alea, que otorga la Uneac. Afirmó, además, que le hubiera gustado filmar en la Mayor de las Antillas.












COMENTAR
Lee dijo:
1
6 de julio de 2016
07:36:02
Responder comentario