Las brisas del mes de la cultura francesa en La Habana, acercaron un concierto lírico para el recuerdo: la puesta de Marie Galante, del compositor Kurt Weill, a partir de la novela homónima de Jacques Deval (1931), que dirigida por Michel Pastor, llegó por primera vez a América Latina.
La triste historia de Marie, prostituta y heroína de la pieza, embarcada desde Bordeos —puer-to de origen—, hacia un viaje sin regreso a Panamá, quien en su abyecta situación de carcelaria, solo vio en ello la esperanza de volver a una Francia idealizada, cruzó por la escena del teatro Martí. Llegó de la mano de la joven soprano franco-suiza Emilie Pictet (Marie) de hermosa y cálida voz, junto con 14 músicos de la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de
La Habana Alicia Alonso —dirigida por el maestro Giovanni Duarte—, la soprano cubana Dayamí Pérez, el novel bajo Ulises Clark, y Toni Piñera, como recitante. En escasos 70 minutos, se sucedieron, uno tras otro, diez cuadros de esta adaptación escénica —que incluye música, canto y palabra—, y que fuera estrenada el 22 de diciembre de 1934, en el Teatro de París.
Al comentar acerca de la puesta, el director Michel Pastor, director del Festival des Musiques Interdites (Músicas Prohibidas), de Marsella (Francia), que fuera creado hacia el 2004, con el afán de rehabilitar aquellos compositores prohibidos por las dictaduras del Tercer Reich, señaló que por vez primera Marie Galante se presenta en toda su integridad al público, pues le añadió cinco fragmentos que nunca fueron interpretados de la partitura original, gracias a la colaboración de la Fundación de Kurt Weill (Nueva York).
Luego del concierto, feliz por el éxito, calificó de extraordinario el hecho, entre otras cosas, por la capacidad y entrega de los artistas cubanos a esta dura tarea que aprendieron en escasos días, a pesar de ser una música no conocida y de difícil y variada interpretación, y donde se reúne, como un todo, narrativa y lírica. Narrativa hablada y palabra cantada, eterno dilema impuesto por la ópera, que se funde en esta obra como si el retorno del exilio fuera posible en la unidad reencontrada del acto escénico.
La obra fue popularizada por la música de escena de Kurt Weill, con canciones coescritas por Roger Fernay. Y la célebre canción Youkali, un tango habanero que ha sido retomado recientemente por Diego El Cigala, en una versión española. Marie Galante fue adaptada al cine por el director Henry King, e interpretada por Spencer Tracy (1934). Y se hizo realidad en La Habana, gracias a la colaboración de la Asociación del Festival de Músicas Prohibidas de Marsella, Cuba Cooperación Francia, conjuntamente con los auspicios de la Casa Víctor Hugo, de la Oficina del Historiador de la Ciudad, y el teatro Martí, en estos días matizados por la cultura francesa, que vivió un especial instante.












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