
Es riesgoso avalar un proyecto musical en el momento de su punto de partida. Se sabe que el entusiasmo no basta, tampoco las buenas intenciones, menos en un país donde la tradición se agiganta y los desarrollos contemporáneos marcan pautas promisorias.
Pero toda regla tiene su excepción y esta es una de ellas. Cuando oí hablar a finales del año pasado de la formación del conjunto Guajiro.Son y luego escuché sus grabaciones iniciales, supe que algo justo y bueno debía y podía pasar.
Un dato clave de su director; Ruty Domínguez González. Dicho así de momento no dice mucho, pero cuando se conoce que es uno de los hijos de Celina González, el agua del interés toma su nivel.
Ruty, en realidad Reutilio, el hijo de una de las reinas de la música campesina en Cuba, que la acompañó en los momentos finales de su vida, se ha propuesto con esa empresa rendirle homenaje más allá de lo que pudiera interpretarse como un gesto simbólico.
“Se lo prometí a Celina —recuerda—; cuando ella me preguntó qué pasaría conmigo y su música. Ya no cantaba, pero pese a los quebrantos de la salud, mantenía vivo ese espíritu resistente que siempre la caracterizó. Mamá me miró con esa mirada suya y no tuve que decirle más; supo que yo, como siempre lo hice con ella, cumpliría”.
Luego de esa confesión se dio la ocasión propicia de formular cuatro preguntas en aras de satisfacer no solo mi curiosidad sino la de tantísimos admiradores de una de las mejores cosas que le ha pasado a la música cubana en toda su historia.
—¿Cuál es el concepto que anima a Guajiro.Son?
—Diría, de manera rápida, que partimos de la defensa y promoción del patrimonio musical típico de nuestros campos. Eso sí, no es un patrimonio muerto, basta con investigar los gustos para comprobar cómo ese patrimonio continúa incrementándose y que en la Cuba de este tiempo no es posible separar la ciudad y el campo. En el Vedado hay mucha gente que sigue Palmas y cañas y en Nueva Paz y Mayarí Arriba hay gente que se vuelve loca por el rock. Al llamarnos Guajiro.Son, queremos transmitir un mensaje: el respeto a nuestra identidad y nuestra fidelidad a lo sonero en todas sus formas.
—¿Pudieras adelantar detalles del repertorio?
—Hemos recuperado, y continuaremos en esa línea, tanto el repertorio original de Celina y Reutilio, como el que después mamá cultivó, pero estamos abiertos a otras creaciones que integran ese patrimonio y a nuevos sones, guajiras y guarachas, porque como ya te dije, la música popular cubana no se detiene. Los clásicos de mamá los canta Isabelita Pérez; las tonadas de corte humorístico y festivo, Cecilio Pérez, Guambán y yo pongo lo mío.
—¿Por qué Isabelita y Guambán?
—Guambán es uno de los más brillantes y simpáticos tonadistas de las últimas décadas y estaba muy vinculado a mi madre. Y mamá no solo admiraba a Isabelita, sino le tenía confianza como continuadora, no imitadora, de su estilo.
—¿Cómo quisieras que las generaciones actuales y las venideras recordaran a Celina?
—Que nunca la olviden. Que la sepan viva. Que nunca deje de estar de moda. Si en Colombia, por ejemplo, es así, por qué no en Cuba.












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3 de febrero de 2016
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paco dijo:
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ana Hilda dijo:
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3 de febrero de 2016
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ana Hilda dijo:
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jorge dijo:
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Nury Respondió:
3 de febrero de 2016
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RSBARH dijo:
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3 de febrero de 2016
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lily dijo:
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3 de febrero de 2016
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sonia dijo:
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