Diciembre, mes del año donde las personas suelen efectuar un balance de lo vivido, las fiestas para celebrar con las familias reunidas el advenimiento de otro.
Para la capital cubana toma ribetes diferentes; por esta fecha los cinéfilos están de pláceme con la realización del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano.
Granma aprovechó esta coyuntura para entrevistar en exclusiva a la joven actriz cubana Marybel García Garzón, quién alcanzó notoriedad por su actuación en el largometraje de ficción Venecia, con la que resultó premiada en los Festivales Internacionales de Cine de Guadalajara, México y de Gramado, Brasil.
—Maribel, comencemos por contarles a nuestros lectores… ¿quién eres y cómo llegaste a la actuación?
—Soy una habanera como cualquier otra, nacida en el Vedado. Al arte llegué de manera fortuita, pues al terminar mis estudios preuniversitarios comencé a estudiar Derecho, pero por cosas de la vida descubrí la existencia de la Escuela Nacional de Instructores de Teatro (ENIT).
“Ese centro me armó de herramientas para enfrentar esta profesión. Desde sus aulas se formaron muchos actores de este país, pero que lamentablemente, después de mi graduación en 1998 cerró sus puertas.
“Después comencé a hacer teatro, trabajé durante un tiempo con Buendía, otra temporada como invitada en la compañía El Público. También experimenté un poco en la Compañía Danza Combinatoria de Rosario Cárdenas, entre otras.
“Un día llegué a una compañía matancera muy importante que se llama Teatro de las Estaciones, que hace mayormente títeres. Los actores normalmente tenemos un poco de predisposición y recelo hacia los muñecos y los títeres, lo vemos como algo menor. Cuando uno sueña con ser actor lo hace desde una obra con gran carga dramática.
“Este fue un trabajo que un amigo nos invitó y tuvimos que trasladarnos a Matanzas. Desde el inicio me enamoré de los títeres y del proyecto. Se llamaba Burundanga, y trataba sobre la vida de dos divas de la música mundial”.
—Siguiendo tu trayectoria, has sido una actriz eminentemente teatral... ¿Ha sido cuestión de elección o de oportunidad?
—El teatro es como mi casa, lo disfruto mucho, y nunca me interesó hacer otros medios. Es el espacio donde mejor me siento, logro vivir un personaje durante un tiempo determinado, con la gente que me está mirando, es una energía muy rica que no encuentro ni en el cine ni la televisión.
“Además los procesos de llegar a encontrar a los personajes son más reales, lo creas de principio a fin y eso me satisface”.
—Existen varios ejemplos de actrices y actores que sustentaron su carrera desde la praxis y el talento natural… ¿Consideras necesaria la academia?
—Me parece que sí, que todo lo que uno va aprendiendo te da las herramientas y maneras para hacer. De igual forma, conozco actores que se han formado sin la academia y son buenísimos también… yo creo que actuar es algo que viene con uno y está en la sinceridad y el empeño individual.
“Incluso, es una tendencia mundial trabajar con los no actores. Algunos directores optan por los no profesionales buscando la espontaneidad. Ves el resultado y las películas son maravillosas.
“Pero igual los profesionales pueden hacerlo, depende del director que te dirija, y de la entrega al personaje. En ocasiones nos acomodamos a determinadas fórmulas ya probadas.
“Definitivamente la academia es importante, porque te da cultura, mecanismos para determinadas cosas, y ese proceso de aprendizaje se extiende durante toda la vida”.
—Muchos actores dan el sí a todas las propuestas. ¿Eres selectiva para escoger los proyectos a participar?
—Es muy difícil, porque a veces por resortes económicos uno hace las cosas, pero lo ideal es que interese la propuesta en cuanto a guion, que sea un director inteligente y que se establezca con él una química especial.
“Incluso, puede ocurrir que sea uno con amplia trayectoria y reconocimientos, pero si considero que no hay esa conexión indispensable para el hecho artístico, declino a participar por muy tentadora que este sea.
—Teatro para niños, Rubén Darío Salazar y Teatro de las Estaciones…
—Descubrí a Rubén Darío y mi vida dio un giro total, porque a hasta ese momento —como te dije— me parecía que el teatro para niños era algo menor. Cuando descubrí a esta compañía matancera, me quedé fascinada.
“Ni te imaginas lo difícil que es manejar un muñeco, trasmitir tu energía a algo que no tiene vida para que la adquiera, es algo mágico.
“Además, el grupo cuenta con el diseñador Senén Calero, que cuando ves el resultado de sus muñecos y la escenografía te quedas encantado.
“Disfruté mucho esa oportunidad, son personas que aman mucho lo que hacen, y para el artista cuando la gente se involucra es una de las cosas más importantes… todo fluye y se traduce en buen arte.
“Como resultado de esta experiencia con Las Estaciones, decidí mantenerme haciendo títeres, por lo que ahora me encuentro en el grupo teatral La Proa que dirige Edwin Masa.
“Con este grupo hice Romance en Charco Seco, una versión del clásico de Federico García Lorca, Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardíny otra del clásico infantil Mowgli, que obtuvo el Premio Caricato”.
—La película Venecia, del director Enrique Álvarez, significó un punto de giro en tu carrera, obtuviste varios premios en festivales internacionales… ¿Cuéntanos de esa experiencia?
—A Venecia llegué 15 días antes de que se filmara. El personaje lo iba a desempeñar la actriz Beatriz Viñas. Hicieron un casting y me seleccionaron para la película.
“A pesar del poco tiempo, la preparación fue muy buena. El director tuvo mucho cuidado que no se viera la cámara para que el elenco se sintiera más cómodo.
“Yo siempre digo que no sentía que estaba haciendo un largo de ficción, me sentía como en casa... Todo era muy espontáneo, Kike Álvarez nos dejó improvisar. Cuando vi el resultado final me encantó, pues parece un documental, y nunca imaginé que iba tener tanta repercusión, los premios que obtuve por mi actuación, además de ver cómo funcionaba en el mundo una película cubana, fue algo muy lindo.
“Esta experiencia de ser dirigida por Enrique Kike Álvarez la volví a repetir recientemente con el filme Sharing Stella —Compartiendo a Stella— que trata la historia de un día en la vida de siete actores, en la cual un director de teatro les entrega un texto de Stella, la protagonista del clásico Un tranvía llamada deseo, para hacerles un casting. Todavía no he visto el resultado, pero estoy muy satisfecha con ese trabajo.
“El filme acaba de ganar en este Festival el Premio Coral de postproducción así que espero pueda terminarse pronto para que puedan disfrutarla.
—Como actriz has participado en todos los medios, sin embargo, has hecho muy poca televisión ¿Por qué?
—La razón principal es que a mí no me gusta mucho hacer casting, pues considero que uno puede valorar a un actor por un fragmento de algo, lo veo como algo muy frío.
“A la televisión siento que voy a trabajar y eso para mí no tiene sentido”.
—Casi finaliza el año, a cuáles proyectos le dedicas todas tus energías.
—Estoy imbuida en el montaje con teatro La Proa, de la obra Érase una vez un pato, y que llevaremos en marzo a un festival muy importante en Mérida, México.
“También asistiré a un festival de teatro de objetos en Sao Paulo, con la reposición de la obra Burundanga, del Teatro de las Estaciones.
“Participaré en una nueva película como parte de un proyecto con la Escuela de Cine. Se llamará Agosto, y espero que pueda realizarse sin problemas este año”.












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Sergio D. Hdez Lima. dijo:
1
17 de diciembre de 2015
00:14:59
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