Si el laúd cubano ocupa un lugar en la música contemporánea de concierto, se debe a la tenacidad y la entrega de Efraín Amador. Junto a su compañera, la pianista Doris Oropesa, bregó para que a partir de 1989 quedara instituida la formación académica de ese instrumento y su pariente, el tres, en el sistema de la enseñanza artística, lo cual ha implicado desde entonces un descomunal empeño teórico-práctico cuyos frutos son ostensibles.
Toda escuela requiere el respaldo de obras concretas y esas también Efraín las ha sabido cultivar. De ahí que para celebrar el aniversario 45 del dúo Amanecer (Doris y Efraín) —luego trío, con la inclusión de su hija Ariadna—, nada más oportuno que volver al Concierto no. 1 para laúd y orquesta, compuesto por el notable profesor.
Su ejecución transcurrió en una velada que tuvo lugar en la sala Ignacio Cervantes, del Prado habanero, en la cual la Uneac, que les confirió el Diploma Nicolás Guillén, el Centro Nacional de Música de Concierto y la Universidad de las Artes, honraron a estos músicos ejemplares.
Para la ocasión viajó desde España el director Gregorio Gutiérrez, quien condujo a la agrupación Solistas de La Habana en la interpretación de la obra, con el propio Efraín como solista.
Gutiérrez mostró una perceptible identificación con la naturaleza de una partitura que exige meterse bajo la piel de los acentos antillanos, cuestión que no es ajena para quien proviene de Islas Canarias, territorio desde el que nos han llegado raíces musicales profundas.
Estructuralmente, el concierto obedece al patrón clásico de esa forma musical, pero en sus contenidos y desarrollos temáticos Efraín revela su entrañable cercanía con la tradición de los mejores laudistas cubanos curtidos en parrandas y canturías. Ese entrañable conocimiento permeó la ejecución de las partes solistas y su imbricación con el tejido orquestal.
Varios discípulos de Efraín —laudistas y treseros jóvenes, muy dotados— se sumaron al júbilo reinante con personales contribuciones: habrá que tener en cuenta ya a Enid Rosales, Jorge Iván Martín, Rosalía Mosqueda, Mario Salvador Rodríguez y Eduardo Corcho.
El director invitado completó el programa al frente de Solistas de La Habana con Oración del torero, del español Joaquín Turina, y la siempre agradecida Serenata op. 34, del ruso Piotr Ilich Chaikovski.
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Nestor Pinero dijo:
1
19 de octubre de 2015
11:29:42
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