CIEGO DE ÁVILA.—Larry Morales habla como si dibujara las palabras con ademanes que todo interlocutor entiende. Se autodefine como un escritor agitado de tiempos convulsos. Quizá sea esa la razón por la que jamás se sienta a esperar a que bajen las musas, que casi siempre llegan acompañadas de la inspiración, la constancia y la autodisciplina.
—Su primer libro fue El jefe del pelotón suicida. ¿Cómo nació y qué significó en su vida?
—Antes de El jefe del pelotón suicida había escrito canciones, poesía y algún que otro relato histórico, pero yo entro al mundo literario con ese libro. Lo comencé a escribir en 1977 porque me apasionó la figura del Vaquerito desde que lo vi por vez primera en una foto en una barbería. A esa obra le debo el haberme decidido por la literatura.
“Después del libro del Vaquerito, al que se le han hecho ya varias ediciones en Cuba y en el extranjero, he escrito otros testimonios como Enrique Varona, el líder de las mil huelgas, Memorias para un reencuentro; Tirarle piedras al mar y Los conquistadores del horizonte. También he publicado algunos libros de ensayos como Máximo Gómez al oeste de la Trocha, El Gallo de Morón, Más allá de los sueños y Medio milenio por Morón”.
—Algunos estudiosos dicen que con ese libro “trajo a la fuerza” el Vaquerito a Morón...
—En realidad el Vaquerito nació al pie de una montaña, en la finca Los Hondones, perteneciente a Sancti Spíritus, pero demasiado temprano decidió marcharse de aquellos campos y venir para Morón. En Morón escogió a sus amigos, tuvo sus primeras aventuras amorosas, adquirió conciencia del mundo que lo rodeaba y se definió como ser humano.
“Desde aquí partió en busca de la aventura que lo condujo hacia la historia. Quienes aseveran que mi libro trajo a la fuerza al Vaquerito para Morón, al parecer no han leído que su hermano mayor lo inscribió precisamente en el juzgado de Morón y, por suerte, encontré su certificado de nacimiento en los archivos de esa ciudad y saqué en el libro una foto de tal documento. Pero más que de Morón, el Vaquerito es de Cuba”.
—Pocos conocen que en la década de los 70 integró el dúo Paz y Amor, considerado hoy una de las agrupaciones fundadoras del Movimiento de la Nueva Trova. ¿Existe relación entre ese hecho y el Canto de Víctor Jara que usted escribió hace más de cuatro décadas?
—Antes de dedicarme a escribir, fui trovador a tiempo completo. Tuve la suerte de formar parte de los fundadores del Movimiento de la Nueva Trova en el país. Por aquellos años fundé el dúo Paz y amor, con Clodoaldo Parada, mi primer compañero de música y mi amigo de siempre.
“Componía canciones con temas sociales, la llamada canción protesta, y luego incursioné en la música folklórica latinoamericana. Quizá el hecho de hacer canciones latinoamericanas me hizo enrolarme en la aventura más atrevida de mi existencia, que fue concluir la última canción que el cantor chileno Víctor Jara escribiera en el estadio antes de ser asesinado. Recuerdo que el texto trunco me llegó en una actividad en la Casa de las Américas.
“Yo tenía solo 16 años y no entendía cómo era posible que hubiesen asesinado a un cantor de la talla de Víctor Jara y que no hubiera podido concluir su último grito, porque eso era su última canción, un grito de guerra. Entonces me di a la tarea de concluir las ideas que él traía y ponerle música. Hace ya 40 años de esto, sin embargo recuerdo como si fuera ahora que cuando terminé la canción fui corriendo para la casa de Clodoaldo para cantársela y montarla en el dúo. Hasta se la cantamos a muchos exiliados chilenos que estaban en Cuba.
—¿En qué momento se encuentra la creación literaria en Ciego de Ávila?
—La creación literaria en Ciego de Ávila se encuentra en ascenso y en un estado de renovación, responsabilidad de la hornada de escritores jóvenes. Soy un fiel convencido de que las letras en la provincia avileña van por buen camino.
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Omar González dijo:
1
13 de octubre de 2014
09:11:47
Luis Serrano Terry dijo:
2
14 de octubre de 2014
13:31:21
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