Atractiva por su brillantez, pero sobre todo por lo que subyace en cada una de sus realizaciones, la exposición Temporada, de Alex Hernández Dueñas (La Habana, 1982), hasta fines de julio en la Galería Galiano, de la capital, no debe pasar inadvertida para quienes se interesan por los nuevos rumbos del arte conceptual en los días que corren.
La muestra incluye esculturas, instalaciones, grabado, dibujos y un video que integran un espacio sui géneris, en el cual el artista pretende seducir al espectador con formas y colores antes de plantar en su conciencia interrogantes que nacen de la experiencia visual.
Como el propio creador confiesa, “en los últimos años me he involucrado en una exploración sobre el universo de preferencias estéticas y modo de vida del sujeto contemporáneo; para ello opero cual colector de imágenes, y sobre la base de determinados rasgos o comportamientos constituidos desde la cultura material y social creo series que estudian los elementos propios a su entorno inmediato”.
Valiéndose de una estética neopop y de un dominio técnico que linda con la sofisticación, Alex Hernández problematiza en la serie Señuelos los efectos de la industria masiva de los souvenires turísticos, mediante la reproducción de especies tropicales que a primera vista pudieran parecer pintorescas hasta que la pupila advierte en el contexto la presencia de tiburones y de olas gigantescas, también realizadas en madera pintada con brillantes colores en las que la palabra Bienvenido, Welcome, cobra un sentido perturbador.
En una pared de la galería, la serie Fetiches, de igual modo, aparenta una distanciada observación: acuarelas sobre cartulina reflejan faros situados en las costas cubanas y en la Florida, identificables porque a cada faro corresponde una señal diferente. Y luego están los planos de cruceros y otros atributos turísticos.
Pero cuando se logra penetrar visualmente en el conjunto, y se confrontan las series tanto de grabados, pintura, esculturas —con un video que registra una conferencia de una Cuba de los años 50—, puede multiplicarse el efecto cuestionador acerca de las mediaciones superficiales y banales de algunas miradas recurrentes sobre nuestra realidad.
Todo ello se refuerza mediante un montaje cuidadoso, que revela la compenetración del artista con el equipo curatorial de la galería situada en la céntrica calle habanera.
Disfrutable ópticamente, Temporada es un atendible ejercicio de pensamiento a partir de presupuestos estéticos defendidos por un creador que se formó en San Alejandro y el Instituto Superior de Arte y ha aprovechado residencias de estudio y entrenamiento en Estados Unidos, Dinamarca, Alemania y Suiza.
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Juan Miguel dijo:
1
18 de julio de 2014
14:59:56
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