ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Sánchez Galarraga. Foto: Archivo del autor

Hace más de ocho décadas, obras del poeta Gustavo Sánchez Galarraga fueron musicalizadas por el maestro Ernesto Lecuona, surgiendo entonces una combinación entre letra y melodía que ha vestido de gloria a nuestra cultura.

María la O, Rosa la China y El Cafetal —íconos de la cancionística nacional— son de la autoría del bardo, que reflejaba en sus letras el modo de vida de la primera mitad del siglo XX cubano. Premiado dos veces por la Academia Nacional de Artes y Letras y condecorado con la insignia Simón Bolívar por su canto Bronce heroico, el intelectual ha permanecido en el anonimato durante las últimas décadas.

El profesor Roberto Méndez, miembro de Número de la Academia Cubana de la Lengua (sillón D), haciendo un análisis más detallado de la obra del lírico, plantea que la actitud de su poesía fue esencialmente neo-romanticista, pero también tomó del modernismo el refinamiento del lenguaje y la fantasía verbal y tropológica.

—Entonces ¿por qué no es recordado hoy?

—El asunto es más complicado, no creo que haya habido una abierta voluntad de silenciarlo, como tampoco a otros poetas de esa época. Debemos recordar que a partir de 1927 nace la literatura de vanguardia en Cuba, y a medida que cobró fuerzas, como en otras partes del mundo, barrió con las formas y estilos del pasado, explica Méndez.


Mucho más que verso

Gustavo Sánchez Galarraga nació el 2 de febrero de 1892 en el seno de una familia pudiente. La pretensión de su padre siempre fue que continuara el legado de la estirpe en el estudio de la jurisprudencia. Sin embargo, no germinó en el poeta el don para comprender las leyes, floreció en su melancólico espíritu de ternura, el arte de los versos y la palabra.

Fue un lector infatigable de los grandes autores de la época. Las obras de Fray Luis de León, Amado Nervo, Francisco de Villaespesa, Julián del Casal, Rubén Darío y José Martí, perfeccionaron en él ese talento innato que le permitía componer rimas.

En 1915 fue publicado La Fuente Matinal, su primer libro de poemas. Cuarenta y dos años de vida le bastaron para materializar más de una veintena de cuadernos de poesías, decenas de obras de teatro, romanzas y la letra de varias de las mejores zarzuelas cubanas.
El destacado periodista José María Chacón y Calvo citó en una crónica publicada en la prensa de la época, lo siguiente: “Durante veinte años fue el poeta obligado en los actos de más variado linaje, desde la solemnidad académica donde se premiara su poema patriótico Lámpara Votiva, hasta en las fiestas de un distante casino o liceo de un pueblecito recóndito”.
Las universidades de Cuba estudiaron el testimonio literario del poeta y  también instituciones homólogas de Madrid, París, Santiago de Com­postela indagaron en su obra, enriquecida con las publicaciones La Barca Sonora (1917), El Jardín de Margarita (1918), Las Alamedas Románticas (1921), entre otros libros de poesías.
Varios años después de su muerte, el 5 de noviembre de 1934, un grupo de amigos de Galarraga, encabezados por el abogado Gaspar Betancourt, pidieron a la artista de la plástica Thelvia Marín que grabara el rostro del poeta en mármol para colocarlo en el parque ubicado frente a la mansión de grandes jardines en que había nacido.
Se aproxima el aniversario 80 de la muerte de Gustavo Sánchez Galarraga, mas sus clásicas zarzuelas permanecen enalteciendo en todas partes del mundo el nombre de nuestro país y el alma crea­dora del poeta, solapada por el tiempo, continúa observándonos serena, desde su quietud en la penumbra.

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Yaneisi dijo:

1

4 de julio de 2014

10:18:40


Se le agradece mucho su artículo, soy cerrana y me crié en el parque Tulipán donde existe un busto de este poeta y la casa donde vivió se encuentra en la Calzada del Cerro en muy mal estado, es bueno que se hable de esto, para que se conozca.