Apenas semanas después de aprobada, en mayo pasado, la Ley General de Protección al Patrimonio Cultural y al Patrimonio Natural de la República de Cuba, por la Asamblea Nacional del Poder Popular, ocurrió un acto vandálico en el sitio de arte rupestre conocido como Solapa No. 2 del Bagá, en Guantánamo, detectado por el licenciado Alexis Morales Prada, activo defensor de la riqueza patrimonial del extremo más oriental de nuestro archipiélago.
El objeto, severamente dañado, fue un petroglifo (tallas en piedra), localizado en una pequeña gruta que se abre en el primer nivel de terrazas marinas emergidas de la zona, a unos cuatro kilómetros al norte de la comunidad de Maisí.
La cueva pertenece al Paisaje Natural Protegido Maisí-Yumurí, un área protegida de significación nacional, aprobada por el Consejo de Ministros en 2021, que, administrada por la empresa forestal provincial, ocupa una superficie total de 4 777 kilómetros cuadrados.
Visto de manera general, en el referido municipio guantanamero han sido documentados hasta el presente 29 sitios de arte rupestre, los cuales atesoran, indistintamente, tanto pictografías (pinturas plasmadas en el interior de cuevas, solapas y rocas a la intemperie), como petroglifos, aunque los estudios recientes demuestran, que el grabado rupestre fue la expresión más utilizada por los grupos precolombinos asentados en el extremo más oriental de Cuba.
Resaltan, por su significativa importancia, las muestras rupestres de la cueva del Elefante, la solapa de la Careta, la solapa de la Fuente, la solapa de la Yagruma, la cueva de los Cayucos, la cueva de Dennis, la cueva de Harrington, la cueva del Guamo y la cueva del Indio o de Rodríguez Ferrer.
ROCAS AMENAZADAS
El máster en Ciencias Divaldo Gutiérrez Calvache, presidente de la Sociedad Espeleológica de Cuba y coordinador nacional del Grupo Cubano de Investigadores del Arte Rupestre, señaló a Granma que lo sucedido con el petroglifo del sitio Solapa No. 2, rayado en diferentes partes, corrobora una vez más que las mayores amenazas al arte rupestre en nuestro país provienen de las acciones del hombre, ya sean intencionales o inconscientes.
«Como sucede en otros lugares del mundo, en Cuba los grafiti figuran dentro de las prácticas que más afectan el arte rupestre, considerado uno de los tesoros más valiosos de la cultura humana y fuente de obligado estudio para conocer las formas de vida de nuestros antepasados, que plasmaron en las pictografías y petroglifos figuras de animales, flechas, objetos y escenas de su cotidianidad, incluidas presuntas ceremonias religiosas y ritos funerarios».
Según resaltó Gutiérrez Calvache, no son pocos los casos documentados de destrucción parcial o total de tan primigenias manifestaciones del patrimonio natural, en diferentes recintos cavernarios del archipiélago cubano.
«Junto con el grafiti, en las investigaciones de campo hemos visto letreros, fechas, palabras y dibujos pintados con lápiz, creyón labial y hasta grabados, hechos encima de las pictografías y petroglifos, lo cual denota la ignorancia sobre el extraordinario valor cultural e histórico que estos tienen. Lamentablemente, se ha llegado al extremo de borrarlas de manera deliberada en un número significativo de los sitios de arte rupestre».
Entre los más perjudicados figuran la cueva García Robiou, en Catalina de Güines, la cueva Número 1, de Punta del Este, Isla de la Juventud, que, con más de 200 pictografías y conjuntos pictóricos localizados en las paredes y el techo de la gruta, fue calificada por el sabio cubano Don Fernando Ortiz como la Capilla Sixtina de Cuba, y la Cueva de los Paredones, en Ceiba del Agua, Artemisa.
De esta última caverna fueron sacados hace un tiempo varios petroglifos para adaptar el lugar con fines agroindustriales, aseveró Gutiérrez Calvache.
Como notificó el Presidente de la Sociedad Espeleológica de Cuba, en la actualidad están identificados en la Mayor de las Antillas un total de 316 sitios de arte rupestre, de los cuales alrededor del 64 % presentan únicamente pictografías, el 27 % petroglifos y las restantes tienen las dos manifestaciones.
Matanzas es la provincia que más tiene, al sobrepasar la cifra de 80, seguida de Guantánamo, Pinar del Río, Sancti Spíritus y Mayabeque, mientras en Las Tunas no se ha documentado ninguna.
PRESERVAR LA HUELLA DE NUESTROS ANTEPASADOS
Para el máster en Ciencias Divaldo Gutiérrez, la recién aprobada Ley General de Protección al Patrimonio Cultural y al Patrimonio Natural de la República de Cuba constituye un hito por su notable contribución a afianzar la identidad nacional, el conocimiento científico y la sostenibilidad socioeconómica y ambiental del país.
«La adopción del cuerpo legal, que entrará en vigor seis meses después de su publicación en la Gaceta Oficial, responde al interés del Estado cubano y las instituciones vinculadas al tema, de eliminar la dispersión jurídica que existía en lo concerniente a la protección de esa riqueza patrimonial de la nación, perfeccionando los mecanismos conducentes a su cuidado y preservación».
Más allá del trascendental paso que representa disponer de esta ley, es ineludible promover al mismo tiempo acciones de educación patrimonial y ambiental en la sociedad cubana, que sensibilicen a los ciudadanos con la salvaguarda de la huella dejada por nuestros pobladores originarios, indicó Gutiérrez Calvache.
«Lo sucedido con el petroglifo de Maisí no debe repetirse, más cuando el sitio de arte rupestre, donde tuvo lugar el desafortunado hecho, está dentro del sistema nacional de áreas protegidas, que tiene, entre sus propósitos esenciales, conservar cada trazo de la memoria histórica, cultural y natural que atesora».








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