ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Devenido en un espacio de culto a la naturaleza, La Quinta de los Molinos promueve la educación ambiental de la población. Foto: Silma Malmierca

Enclavada en la confluencia de los municipios ca­pitalinos de Centro Ha­bana, Cerro y Plaza de la Re­volución, la Quinta de los Molinos atesora no­tables valores históricos, patrimoniales y na­turales.

Como refieren algunas publicaciones, de­be su nombre a la existencia entre los siglos XVIII y XIX de dos mo­linos de tabaco que eran movidos por las aguas de la Zanja Real.

A partir de 1839 acogió la sede del Jardín Botánico de La Habana, declarado en la primera decena de la pasada centuria sitio de referencia importante en el sistema mundial de esas ins­talaciones.

Igualmente sirvió de casa de descanso de los capitanes generales es­pañoles durante par­te de la etapa co­lonial, y tras la culminación de la Gue­rra del 95, pasó a ser residencia del general Máximo Gómez. Luego también radicó en el lugar la Es­cuela de Botánica.

LOABLE PROYECTO

Debido a la rápida urbanización experimentada en el transcurso de los años, La Habana perdió gran cantidad de su cobertura vegetal, lo cual trajo consigo una merma apreciable de las poblaciones faunísticas y un deterioro de la calidad am­biental de las zonas más perjudicadas por la de­forestación.

Para revertir tan desfavorable pa­norama, la Oficina del His­toriador de la Ciudad de La Ha­ba­na (OHCH), en colaboración con diferentes ins­ti­tu­ciones, viene laborando en la rehabilitación de distintos parques y otros espacios verdes de la capital.

Uno de los trabajos ejecutados tie­ne que ver con la restauración de la Quinta de los Mo­linos, proceso que, iniciado en el 2006, se propone con­vertir las áreas del otrora Jardín Bo­tá­nico en una sólida plaza de la educación ambiental, en­focada en fortalecer el conocimiento público sobre la ne­cesidad de cuidar el patrimonio na­tural en todas sus manifestaciones, y fomentar el uso sostenible y la conservación de la diversidad biológica, involucrando a la comunidad en tan noble empeño.

Según explicó a Granma el más­ter en Ciencias Roberto Ro­drí­guez Roque, especialista en Ges­tión Am­biental de la institución, entre los pro­yectos más significativos figura la apertura en junio pasado del Primer Ma­riposario de Cuba, fruto del es­fuerzo conjunto de la OHCH, la So­ciedad Pa­trimonio, Co­munidad y Me­dio Am­biente, el co­lectivo de trabajadores de la propia Quinta de los Mo­linos, y de especialistas de la Fa­cultad de Biología de la Uni­versidad de La Habana, en particular del doctor en Ciencias Alejandro Ba­rro.

La obra comprende el área de exhi­bición ubicada dentro de un in­ver­nadero cerrado con una ma­lla, don­de conviven las mariposas junto a plan­tas hospederas, con flores y ornamentales. Cada una de ellas desempeña una función específica, pues en la primera depositan sus huevos, mientras las dos restantes les sirven para alimentarse y como refugio, respecti­vamente.

También incluye el denominado laboratorio o cuarto de cría, sitio en el cual transcurren las primeras etapas del ciclo de vida de estos insectos pertenecientes al orden Lepidóptera, des­­de que son huevos o larvas pe­queñas has­ta la formación de la crisálida, mo­mento en que son trasladadas al Ma­riposario.

De acuerdo con lo expresado por Rodríguez Roque, cuenta con las con­­diciones de humedad, temperatura y vegetación adecuada para ga­ran­tizar la supervivencia de las mariposas, cuya presencia ha disminuido de forma considerable en la urbe a causa de la contaminación atmosférica, en particular la producida por las fumigaciones, y debido a la au­sencia de plantas hospederas.

Precisó que por el momento tienen entre seis y ocho especies de las más comunes en la ciudad, las cuales lograron reproducir en esta condición de cautiverio. Con la experiencia que iremos acumulando en algún mo­mento pos­terior incorporaremos ma­riposas de ma­yor interés, incluidas al­gunas endémicas en peligro de ex­tinción, resaltó.

Indicó que uno de los propósitos esenciales del Mariposario es incrementar la cultura de los visitantes so­bre la importancia de proteger los le­pidópteros cubanos (incluyen las ma­riposas y polillas), y dar a co­no­cer las ca­racterísticas del ciclo de vi­da y el pa­pel que de­sempeñan en la na­turaleza.

Asimismo abre nuevos espacios para el que­hacer de los investigadores en el campo de la biología y brinda la posibilidad de que estudiantes y profesores hagan aquí prácticas la­bo­rales y tesis de grado sobre el tema.

Desde el punto de vista ecológico el proyecto pretende dar su modesto aporte a la conservación y desarrollo de especies de mariposas de gran significado para la entomofauna cubana, las que posteriormente incrementarán su presencia y distribución en jar­dines y arbolados de la ciudad, aco­tó el máster Roberto Ro­dríguez.

Inaugurado en junio pasado, el Mariposario es una de las principales atracciones de la Quinta de los Molinos. Foto: Silma Malmierca

El Mariposario abre sus puertas   los sábados de 10:30 a.m. a 1:00 p.m., previa reservación por el teléfono 7-873-16-11, en tanto los martes y jueves recibe vi­sitas dirigidas de centros de trabajo o estudios. Adi­cio­nal­mente apoya actividades de zooterapia, ta­l­leres de fotografía y de educación ambiental para niños y jóvenes con diferentes dis­capacidades, y para los infantes de las barriadas aledañas a la Quinta de los Molinos.

Vale mencionar que además de em­bellecer el entorno, las mariposas cumplen variadas fun­ciones, en­tre ellas formar parte de las cadenas alimentarias y participar en la polinización de mu­chas plantas.

En nuestro archipiélago existe una amplia representación del orden Le­pidóptera, con alrededor de 1 400 es­pecies de polillas y 190 de ma­ri­po­sas. Los principales macizos mon­ta­ñosos albergan la mayor di­ver­si­dad, según refleja el libro Le­pi­dó­p­te­ros en Cu­ba, editado por el doctor en Cien­cias Ale­jandro Ba­rro y el máster Ray­ner Nú­ñez.

¿POLIMITAS HABANERAS?

Perjudicadas por la marcada re­ducción y fragmentación de los hábitats naturales y las colectas in­dis­cri­minadas vinculadas al comercio ilegal de sus conchas, las poblaciones de polimitas se encuentran gravemente ame­nazadas de extinción en la región oriental del país, de donde son endémicas.

Lo anterior motivó que a través de una coordinación con el Parque Nacional Ale­jandro de Humboldt y bajo la guía de reconocidos malacólogos cubanos, se decidiera traer ha­cia el Mariposario de la Quinta de los Mo­linos un total de 24 ejemplares per­tenecientes a las subespecies Po­l­y­­mita picta roseolimbata y Poly­mita pic­ta iolimbata, recolectadas en zo­nas boscosas de Maisí y Baracoa.

El objetivo era utilizarlos con fi­nes de educación ambiental, pero también intentar reproducirlas a nivel de la­boratorio, asevera Irina Pantoja, téc­nica en Agronomía y quien está al frente de dicha labor.

“Un año después de efectuar la operación de traslado, podemos afirmar que el resultado ha sido un éxito total al lograr casi triplicar el número inicial de polimitas con que comenzamos a trabajar en esa dirección, hecho sin precedentes conocidos en el ámbito nacional”.

De manera progresiva y en la me­dida en que crezcan las poblaciones obtenidas aquí mediante la cría en cau­tiverio, las iremos devolviendo a su hábitat natural, señaló la especialista.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

Arístides dijo:

1

18 de octubre de 2015

08:43:39


felicitaciones a la Oficina del Historiador por rescatar a la quinta de los molinos, y a los especialistas que están al frente del Mariposario y demás áreas dedicadas a la educación ambiental, sigan adelante, que mucha falta hace

Anar dijo:

2

19 de octubre de 2015

13:13:45


felicidades por este logro, esperemos que la población aprenda el valor de proteger las polimitas