
Camino de convertirse en fuerza motriz del desarrollo científico en el siglo XXI, la nanotecnología derribó la barrera, de lo que hasta hace apenas cinco lustros, era una quimera al brindar hoy al hombre la posibilidad de crear nuevos materiales o transformar las propiedades de los ya existentes, a partir de la manipulación de estructuras moleculares y átomos.
Los orígenes teóricos de tan apasionante disciplina se remontan al año 1959, cuando el premio Nobel de Física Richard Feyman aseveró que los principios de esa ciencia no iban en contra de lograr manejar los objetos átomo por átomo.
Pero no fue hasta 1981 con el invento del microscopio de efecto túnel (propicia visualizar a nivel atómico la superficie de los materiales), que se alcanzó la madurez tecnológica para hacer realidad la mencionada predicción enmarcada por mucho tiempo en el rango de la ciencia ficción.
El término nanotecnología fue acuñado por el científico japonés Norio Taniguchi. Un nanómetro equivale a un milímetro dividido un millón de veces, es decir, algo 100 000 veces más pequeño que el grosor de un cabello humano.
La importancia de trabajar a escala nanométrica radica en que a ese nivel las propiedades de los materiales cambian y ello hace posible transformarlos o crear otros nuevos que no existen en la naturaleza.
De ahí, el criterio generalizado entre los investigadores de que la nanotecnología revolucionará a plazos, no largos, la mayoría de los sectores de la vida moderna.
Al principio la impulsaron ramas de la industria militar de un reducido grupo de países altamente industrializados, encabezados por Estados Unidos, con el propósito de buscar nuevas técnicas de camuflaje y chalecos antibalas más efectivos y livianos, mejorar blindados, y obtener medicamentos capaces de controlar de forma inmediata el sangramiento de los soldados heridos en el propio escenario de guerra.
Hoy su qcampo de aplicaciones abarca disímiles esferas que comprenden la industria automovilística, aeronáutica, el desarrollo de nuevos materiales, la electrónica y las comunicaciones, salud humana, alimentación, energía, confecciones textiles, implementos deportivos, medio ambiente y la industria de cosméticos.
Ya existen resultados específicos, por ejemplo, en el diseño de tecnologías más eficaces para potabilizar el agua, la miniaturización de los circuitos integrados empleados en computadoras y equipos electrónicos, ropas que no se mojan, ni adquieren mal olor, materiales más resistentes y ligeros, y en el desarrollo de los llamados medicamentos dianas, que actúan de manera directa y exclusiva en el punto específico donde hay una lesión.
Lo anterior reduce las dosis a suministrar y aumenta la eficiencia de los tratamientos, con menos reacciones adversas al paciente.

Puerta al futuro
Tomando en cuenta el papel estratégico que la nanotecnología desempeñará en los esfuerzos nacionales por alcanzar un desarrollo futuro sostenible basado en nuestras producciones intelectuales, en las últimas dos décadas grupos multidisciplinarios de especialistas asentados en varias universidades y centros de investigación del país, comenzaron a incursionar en esa disciplina científica estableciendo proyectos de trabajo que, acordes con las posibilidades existentes, consiguieron determinados avances y propiciaron la formación de profesionales.
Entre las instituciones que trabajan la temática aparecen el Instituto de Ciencia y Tecnologías de los Materiales (IMRE), adscrito a la Universidad de La Habana, la Facultad de Química de la propia UH, el Centro de Investigación y Desarrollo de Medicamentos (CIDEM), el Centro de Inmunología Molecular, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, y el de Inmunoensayo.
Puntal básico en este empeño lo constituirá la terminación del Centro de Estudios Avanzados de Cuba (CEAC), cuyas obras constructivas empezaron a ejecutarse en febrero del 2007.
Ubicada en la zona de Valle Grande, en el capitalino municipio de La Lisa, la instalación se encuentra en la fase final de la primera etapa de la inversión —extendida mucho más allá de lo previsto— donde debe culminar la puesta en marcha de modernos laboratorios dotados del equipamiento más avanzado, salas blancas y otras dependencias.
El Máster en Ciencias Yorexis González Alfaro, jefe de Investigación y Desarrollo, indicó a Granma que el CEAC es una entidad de carácter multidisciplinaria, dedicada a impulsar las investigaciones y aplicaciones de la nanotecnología en Cuba, que tienen como puntos focales a la medicina y la biotecnología, por continuar desempeñando roles principales en el desarrollo económico del país y la necesidad de mantener las posiciones internacionales que hoy ocupan.
Resaltó que el capital humano lo conforma, en su mayoría jóvenes graduados en diferentes universidades cubanas de carreras vinculadas con las ciencias básicas, varios de ellos doctorados en naciones de alto nivel en este campo.
“Aquí buscamos asimilar, generar y transferir nuevos conocimientos y tecnologías, con impacto tangible en el desarrollo nacional y el bienestar de la sociedad, a la vez que pretendemos llegar a construir dispositivos que podrían conducir a beneficiosas transformaciones en los servicios de salud, la industria y otras esferas en las próximas décadas”.
Manifestó que el CEAC labora en diversos proyectos de investigación con varias instituciones del Grupo Empresarial BioCubaFarma, referidos a lograr nanoformulaciones de medicamentos aplicados a la terapia del cáncer, obtener nanopartículas para la liberación controlada de fármacos capaces de garantizar la presencia permanente en sangre de la dosis requerida por el paciente, extraer y purificar ADN, y poder multiplicar las posibilidades de diagnóstico de un mayor número de enfermedades a partir del análisis de una misma muestra de sangre.
También se propone potenciar las investigaciones sobre nanotoxicología y evaluar los riesgos de los nanomateriales para la salud y el medio ambiente.
Las enormes potencialidades que abre la nanotecnología para la soberanía económica de la nación deben convertir al Centro de Estudios Avanzados de Cuba en el buque insignia de la ciencia nacional en el transcurso del siglo XXI.
En la actualidad el principal desafío del CEAC es terminar completamente la inversión y consolidar la formación y la estabilidad de los especialistas que allí laborarán. Se trata sin duda de una práctica científica de primer mundo en extremo cara, sobre todo por el elevado costo del equipamiento que demanda. Sin embargo, el país trabaja en tan prometedor campo para disponer de la infraestructura apropiada, que le permitirá no quedar irreversiblemente excluido del mundo del mañana.








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alejandra dijo:
1
12 de septiembre de 2015
08:50:55
Jesus dijo:
2
12 de septiembre de 2015
13:06:57
Jesus dijo:
3
12 de septiembre de 2015
13:20:49
Alex dijo:
4
18 de septiembre de 2015
10:17:19
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