Un equipo de la Universidad estadounidense de Chicago determinó que el caudal del emblemático acueducto Anio Novus es inferior al estimado en investigaciones anteriores, publicó este miércoles la revista Amazings.

Durante cientos de años, esa construcción llevó agua a lo largo de 87 kilómetros (54 millas) desde el río Aniene de la cordillera de los Apeninos hasta Roma, fue edificado entre el año 38 y el 52 después de Cristo.
Muchos estudiosos se esforzaron durante siglos para determinar cuánta agua suministraba a la ciudad, sin lograr resultados sólidos, hasta ahora, expresó la publicación.
Mediante análisis del travertino, el fruto de depósitos minerales cuya formación derivó de la circulación del agua dentro del acueducto y de otros procesos relacionados, el profesor Bruce Fouke, al frente del estudio, aseveró que el caudal debió abastecer a la ciudad con unos mil 400 litros de agua por segundo.
La citada acumulación revela el nivel de agua promedio, lo que se conoce como perímetro húmedo, a juzgar por ese indicador en su tramo cercano al casco antiguo de Roma, donde tanto el antiguo Anio Novus como el travertino están bien conservados, el acueducto estaba casi siempre lleno de agua, especificó el artículo.
Los autores del nuevo estudio encontraron que incluso una pequeña cantidad de sedimento sirvió para reducir notablemente el flujo de agua en un 25 por ciento.








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