Llamada a transformarse en el soporte fundamental del desarrollo de la economía nacional, la ciencia cubana celebró este jueves su día, enfrascada en un complejo proceso de reordenamiento dirigido a lograr la gestión integrada más efectiva de las instituciones que la conforman, a fin de tributar mayor riqueza y bienestar a la sociedad.
Para instituir la merecida efeméride se escogió el 15 de enero, porque en igual fecha de 1960, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz habló en el acto conmemorativo por el XX aniversario de la creación de la Sociedad Espeleológica de Cuba (SEC), efectuado en el Paraninfo de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, donde afirmó que la ciencia ocuparía un lugar importante dentro de los planes de transformación de la realidad del país.
Ante los miembros de la SEC reunidos allí, el máximo líder de la Revolución Cubana pronunció aquella célebre frase que esbozaría el papel que tendría dicha actividad en la construcción de la nueva sociedad: “El futuro de nuestra Patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, de hombres de pensamiento”.
Fidel, que acababa de recibir el diploma de miembro de honor de la citada organización, elogió también la labor desplegada por el doctor Antonio Núñez Jiménez (fundó la Sociedad Espeleológica el 15 de enero de 1940), al que calificó de incansable explorador de la isla, y pidió a los integrantes de esta que siguieran trabajando, porque Cuba necesitaba mucho de ellos, según refiere el geógrafo Ángel Graña González.
Más de 30 años después, el Comandante en Jefe reiteró su visión estratégica sobre el tema cuando en 1993 planteó que la ciencia y las producciones de la ciencia, deberían ocupar algún día el primer lugar de la economía nacional.
Hoy la comunidad científica cubana refuerza con su accionar cotidiano la vigencia de tales ideas, y busca convertir en realidad esta profecía de Fidel. De ello dependerá alcanzar la real independencia económica y tecnológica de la nación.
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