ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
En determinadas ocasiones la influencia del evento ENOS ha provocado inundaciones costeras de notable magnitud en el litoral norte habanero, como la ocurrida el 6 de febrero de 1992. Foto: Felicia Hondal

La mayoría de los modelos predictivos lo su­gieren desde comienzos del año. Para los meses de septiembre u octubre, incluso quizás a finales de agosto, el evento El Niño-Oscilación del Sur puede quedar completamente establecido, desa­tando su “ira” sobre el clima mundial.   

Se trata de un complejo proceso de interacción océano-atmósfera, caracterizado por un calentamiento anómalo de las aguas superficiales del mar en una amplia franja del océano Pacífico ecuatorial que se extiende desde su porción central hasta las costas de Sudamérica (El Niño), lo cual ocurre acompañado de una inversión a gran escala de los centros de alta y baja presión ubicados en el océano Pacífico oriental y occidental, respectivamente, la de­nominada Oscilación del Sur.

De ahí que los científicos prefieran llamar ENOS (El Niño/Oscilación del Sur) a todo el fenómeno en su conjunto, si bien el término de El Niño es mucho más conocido para las personas no especializadas en su estudio.

Resulta interesante señalar que el mencionado nombre fue  acuñado hace mucho tiempo por los pescadores peruanos, quienes notaron que las aguas habitualmente frías del litoral de ese país andino se tornaban cálidas cada cierto número de años en los días cercanos a la ce­lebración de la Navidad cristiana, es decir a la fecha del nacimiento del niño Jesús.

Ello provoca la emigración de muchas especies, entre ellas la an­choveta, afectando de forma considerable el sector de la pesca, además de provocar alteraciones sensibles en el hábitat de los ecosistemas marinos.

Si bien en los últimos 30 años el ENOS ha devenido en tema público recurrente por desatar sequías extremas en diferentes regiones del planeta, y lluvias torrenciales en otras (así sucede en varios países suda­mericanos), existen registros muy documentados sobre su aparición que datan de 1470, y de varias centurias más atrás.  La intensidad del evento depende de cuánto se ca­liente el mar por encima de los va­lores tradicionales en el Pacífico ecu­a­torial.

IMPACTOS EN CUBA

Doctor en Ciencias Ramón Pérez Suárez. Foto: Mederos, Aldo

Como refiere a Granma el Doctor en Ciencias Ramón Pérez Suárez, investigador del Centro del Clima del Instituto de Meteorología, desde finales de enero comenzó a incrementarse la temperatura superficial del mar en varias porciones del Pacífico ecuatorial, anomalías que durante abril y mayo fueron expandiéndose aún más hasta cubrir todo el sector centro-oriental.

Junto a lo anterior se observó un incremento de los vientos del oeste en el Pacífico occidental, condiciones que generalmente anteceden al desarrollo de un ENOS, y que prevalecieron también en junio.

Según manifestó el especialista, el principal impacto sobre el clima cubano suele producirse durante el periodo poco lluvioso del año, principalmente entre enero y abril, al aumentar de forma general los totales de precipitaciones por encima de los valores normales, unido en algunas ocasiones a la presencia más frecuente de fenómenos naturales significativos, como lluvias intensas, brotes  de tormentas locales severas, e  inundaciones costeras sumamente notables.

Baste mencionar lo sucedido en el invierno 1982-1983, cuyos efectos han sido hasta el momento los más importantes reportados en nuestro país a causa del bien llamado Niño “diabólico” del clima.

Durante esa temporada surgieron un total de 26 bajas extratropicales en el Golfo de México (constituye una cifra récord), varias de ellas desarrolladas a muy baja latitud, que desataron sucesivos episodios de fuertes precipitaciones con acumulados de tres a cinco veces superiores a los históricos, en particular en el occidente y centro del archipiélago.

También en marzo de 1983 hubo vientos del sur con fuerza de huracán, mientras el día 18 del propio mes ocurrió el mayor brote de tornados que haya sido reportado en Cu­ba, con un total de siete.

En el caso de las inundaciones costeras por penetración del mar, resulta llamativo apuntar que buena parte de las más significativas registradas en el litoral norte de la capital durante los últimos seis lustros, tuvieron lugar en años con prese­ncia del ENOS. Así sucedió el 17 de mar­­zo de 1983, el 6 de febrero de 1992, y el 13 de marzo de 1993, aso­cia­da esta última a la llamada Tormenta del Siglo.

Aunque el ENOS 1997-1998 fue catalogado como el más intenso del siglo XX, en la Mayor de las Antillas los daños no fueron tan violentos como se esperaba, lo cual pone de manifiesto que no siempre genera iguales efectos, aún cuando por la magnitud del aumento de la temperatura del mar en el Pacífico ecuatorial alcance el rango de fuerte.

Otro impacto sobresaliente, apunta el doctor Ramón Pérez, es que tiende a deprimir la actividad ciclónica en la cuenca del Atlántico, in­cluido el mar Caribe, pues genera fuertes vientos del oeste en la atmósfera superior capaces de entorpecer el desarrollo de las tormentas tropicales y huracanes, al impedir que la energía pueda concentrarse en la columna de aire en la altura.

No obstante, advirtió, ello no im­plica que sea nula la probabilidad de que un ciclón tropical afecte al país, de ahí la necesidad de no bajar la guardia y aplicar con suficiente tiem­po las medidas dirigidas a reducir las vulnerabilidades, y proteger la vida y los recursos de la economía.

Subrayó el experto que todavía es prematuro decir cuán fuerte será el nuevo evento en fase de gestación, y me­nos aún prever desde ahora sus efectos sobre el clima cubano para el venidero semestre noviembre-abril, por eso el Centro del Clima se mantiene al tanto de su evolución y emitirá con carácter mensual las informaciones correspondientes. 

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charly dijo:

1

5 de julio de 2014

18:12:22


Leer

Luis Norberto Celis dijo:

2

7 de julio de 2014

18:28:14


Muchas gracias por la claridad sobre el tema clima , ahora aqui en el sur de nuestra america nos queda esperar y ver como acompaniamos a nuestros hermanos que de seguro ya estan sintiendo su castigo ej. (nuestros costeros y provincias bajas ) .

Carlos Solis Garcia dijo:

3

16 de agosto de 2014

08:16:39


Me parece interesante abordar el tema de porque y como se puede mitigar el tema del niño. Sin embargo me pregunto como se llego a determinar el tèrmino "niño" para un fenomeno tan negativo. Me imagino que en una audiencia juvenil alguien se podrìa confundir o sentirse mal y podrìa ser un trauma para un pequeño escuchar con malicia la palabra niño o niña. Esto no sirve para nada a latinoamerica y su futuro decendientes. Tambien me gustaria sugerir si hay alguna manera de dar seguimientos a los comentarios reenviando contestaciones a los e-mails registrados. Saludos estimada perla de mar: Cuba.

Jose Armando dijo:

4

17 de agosto de 2014

15:44:53


No se nada de esta materia sobre el clima ni nada, pero si queda claro que nesecitamos un cambio, somos nosotros los hombres quienes hemos provocado todo esto y ahora queremos curar lo que por años hemos maltratado, pero bueno es mejor tarde que nunca y sobre todo que Dios tenga misericordia de todos aca.

Randy dijo:

5

9 de septiembre de 2014

15:12:12


Esto me hace recordar una frase que dije una vez a unos amigos, espero que los haga reflexionar sobre todo lo que sucede actualmente en el planeta y quienes somos los mayores culpables. Si queremos salvarnos de un mañana hecatombe, tenemos que preservar un presente. Yo...