ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El denominado artivismo es un subterfugio, juega a la política sin embarazo alguno. Foto: Tomada de El País

Ella quiere que la miren, la mimen, la tengan en cuenta si Cuba cae, es un decir, y llega la hora de repartir el botín. Por ello se ha hecho notar, se ha dejado fichar con entusiasmo y conocimiento de causa, y cada vez oculta menos su papel: alentar la subversión del orden institucional y el estallido social.

La artista que es, osada, transgresora, emparentada con prácticas que en el campo de las artes visuales han pugnado por avanzar en la búsqueda de nuevos lenguajes y significados desde el performance y la ruptura de compartimentos estancos, la que se proclama «artivista», aparece por estos días como lo que quiere en verdad ser: una opción atractiva, altamente cotizada, entre los círculos que en Estados Unidos pretenden apoderarse nuevamente de Cuba.

Ese es el lugar que ocupa Tania Bruguera en el entramado puesto en marcha, desde noviembre pasado, para mostrar ante el mundo un clima de ingobernabilidad en la Isla, lanzar señales, a la nueva administración estadounidense y a los aliados de esa nación, acerca de la irreformable obsolescencia de la Revolución Cubana, y, en el plano interno, instigar la desconfianza y el descrédito hacia nuestra institucionalidad. Nada nuevo bajo el sol; se repite el esquema aplicado en los países exsocialistas de Europa oriental: un Vaclav Havel en Praga, un Jacek Kuron en Varsovia.

Su afán de protagonismo se desbocó el pasado 27 de noviembre, cuando a las puertas del Ministerio de Cultura maniobró para capitalizar los reclamos, muchos de ellos atendibles, de los artistas congregados, sabotear las posibilidades de entendimiento y situar personas bajo su égida entre los interlocutores negados al diálogo. De paso, diré que no la tiene fácil, pues hay otros interesados en figurar, por encima de ella, en lo que intentan presentar como un supuestamente articulado grupo 27N. El lema «todos somos uno» se desinfla.

En consecuencia, la artista, desde entonces, y como ha sido habitual en su trayectoria, no ha dejado de manifestarse políticamente en las redes sociales y en los medios financiados desde EE. UU. La emprende contra el Ministro de Cultura, contra los artistas que no le siguen la corriente. El denominado artivismo es un subterfugio, juega a la política sin embarazo alguno. Se asocia a Cubalex, tinglado diseñado para proteger a elementos contrarrevolucionarios con el dinero de la National Endowment of Democracy (NED). Su par en Cuba no es Marina Abramovic, sino el sujeto que, en San Isidro, llama a tomar el Capitolio habanero, a imagen y semejanza de los bárbaros que irrumpieron en Washington.

Por cierto, ella anticipó, de algún modo, la arremetida de los correligionarios de Trump, cuando el 30 de diciembre de 2014 intentó protagonizar un escándalo en la Plaza de la Revolución, con una versión del montaje performático El susurro de Tatlin. Un crítico de arte que secunda y sigue las acciones de Bruguera, calificó el gesto para la galería mediática como «acción política radical». Gesto nada inocente; días antes se había producido el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EE. UU. Había que recordarle a Obama el compromiso de la Casa Blanca con el derrocamiento del Gobierno cubano, lo mismo que ahora quieren recordarle a Biden.

Ni antes ni ahora se trata de una voluntad espontánea, sino de una operatoria calculada, tal como denunció el colega Raúl Antonio Capote en la más reciente entrega de la serie Razones de Cuba, transmitida el jueves por el Noticiero Nacional de Televisión, cuando aseguró que Estados Unidos precisa formar a esos individuos, y para ello implementa estrategias como el otorgamiento de becas, como la que disfrutó Bruguera en los 90: «Ellos necesitan –explicó–, sobre todo, cambiar la manera de pensar de los cubanos, crear una masa acrítica de personas que no crea en la Revolución, y nada más valioso que la cultura para poder cambiar valores».

Claro está, la cultura como mero pretexto. Ella misma lo ha dicho más de una vez: el arte «para intentar nuevas estructuras políticas» (2005), «un medio para otras cosas» (2008). En su cabeza resuena el susurro imperial.

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Claudia dijo:

1

7 de febrero de 2021

22:58:06


Es una gran artista de prestigio nacional e internacional, los cubanos la queremos.

Joc Respondió:


10 de febrero de 2021

14:32:39

Yo hubiese querido que se cortara la lengua de verdad

RKP Respondió:


10 de febrero de 2021

16:26:06

No creo que una persona así, aunque haya pasado escuela, sea una buena artista y que además, que todos los cubanos las quéramos, como dice Claudia en su comentario. Solo hay que analizar su calaña y para quien trabaja para saber quién es ella de verdad, tal como ha explicado, en no pocas oportunidades el destacado periodista Humberto López en emisiones del NTV Estelar.

Conchita dijo:

2

9 de febrero de 2021

22:28:18


Otros cubanos, entre los que me encuentro, la quisiéramos presa , pues creo es donde se merece estar.

Raquez dijo:

3

10 de febrero de 2021

17:20:50


La verdad que son¨ tremendos artistas¨, se dejan manipular y arman un chou en cualquier lugar y así logran que el pueblo los abuchee, se rían de ellos, conozca la poca mente que tienen, en fin un grupúsculo de poca monta.

Pedro Bronzic dijo:

4

5 de abril de 2021

11:29:55


Una opinión Internacional. Sobre el tema de la cultura en Cuba. Es un área previligiado a la cual el Imperio lo sabe , cuenta con la utilización de algunos cerebros abiertos al anexionismo del país. Es el principal centro de enrolar a a artistas de la cultura Cubana y transformarlos en mercenarios. Una bajeza oportunista y traicionera para su propio pueblo.