Lo primero que hace Magaly Pompa cuando llega al sitio de la grabación es buscar un punto fresco, tranquilo y a la sombra, donde los actores puedan sentarse cómodamente. Con suerte será una habitación bien iluminada y con aire acondicionado, pero otras muchas veces será un tronco en medio de la Sierra Maestra, a la orilla de un río o bajo una sombrilla en medio de la calle.
Este 2023, a sus 77 años, Magaly Pompa se convirtió en la primera maquillista en Cuba en recibir el Premio Nacional de Cine, el cual se le entregará en la tarde de hoy.
Su profesión es de las más discretas dentro de la industria audiovisual, y de las más importantes para poder llevar a los personajes a la pantalla. Conlleva una cuidadosa atención a los detalles para obtener resultados lo más cercanos posible a la perfección. Por eso Magaly es en extremo exigente en su labor, empezando consigo misma.
«El que trabaja conmigo sabe cómo soy de exigente. He trabajado junto a los directores más importantes del cine cubano y jamás he tenido ningún problema con ellos, porque confían en mí».
«No es una tarea fácil –cuenta–, y menos aquí, que es tan complejo conseguir cualquier material. Sangre falsa, látex, polvos, brochas, todo eso hay que comprarlo fuera del país. En el cine muchas veces trabajamos con presupuestos extranjeros, lo que facilita que se puedan importar casi todos los implementos necesarios, pero las cosas se van acabando y muchas veces tenemos que ponernos a inventar para conseguir el efecto que se busca».
Los nombres de las películas, los directores y actores se entremezclan en sus anécdotas. Ha estado en filmaciones de día, noche o en plena madrugada, siempre pendiente de mirar en la pantalla cómo se ve su trabajo.
«A mí Jorge Herrera, el director de Fotografía de clásicos como Manuela, me enseñó a mirar por el lente». Con orgullo cuenta que «todas las películas de Humberto Solás son también de Magaly Pompa».
En más de medio siglo de trabajo detrás de cámaras, Magaly asegura que para su arte el tiempo no ha sido el autor de la mayoría de los cambios. No compara décadas ni etapas, porque cada película es distinta y cada director tiene sus cosas, sus propias ideas.
Actualmente trabaja, por segunda vez, en una producción televisiva. En los créditos de la telenovela El derecho de soñar, de Alberto Luberta, cuya grabación ya casi concluye, figurará su tarea como «diseño de maquillaje». Aunque concede igual valor a todos los proyectos en que participa, se siente un poco fuera de su zona de confort, que es el cine, «porque el cine es otra cosa», nos explica.
«Tiene otra forma de trabajar. Es más delicado y a la vez más complicado; te permite cuidar más los detalles mínimos, jugar con las luces o los tonos de piel. El cine es mi vida, es lo que yo quiero, lo que me gusta; y cuando te gusta tu trabajo siempre te preocupas porque te quede perfecto».
Por eso Magaly Pompa sigue activa después de tantos años, y con tantas ansias de hacer como el primer día. Admite que no esperaba el Premio. Por supuesto, recibió la noticia con emoción, pero ella va cada día a las grabaciones por placer, porque ama hacer lo que hace mejor, no por los reconocimientos.
Lo último que hace Magaly, antes de irse del set de grabación, después de haber desmaquillado a los actores, es guardar todo cuidadosamente, cada cosa en su lugar, y dejar todo listo para regresar mañana a donde es más feliz, entre labiales, brochas, sombras, luces y cámaras.












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Silvia Garcia dijo:
1
25 de marzo de 2023
12:25:58
Idania dijo:
2
27 de marzo de 2023
20:48:11
Janet dijo:
3
28 de marzo de 2023
16:17:47
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