ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: José Manuel Correa

Quiero escribir acerca de Juan Antonio Borrego (algo que ya se me tornaba inevitable) y no imaginan cuánto desearía ser él ahora, para que al texto no le falte o no le sobre ni una coma.

Condensar en pocas líneas lo que no cabría en cientos de compactados párrafos me hace extrañar aún más la síntesis, el virtuosismo y la seguridad de su periodismo.

Creo que con esos atributos –apenas tres de los muchos que lleva en presente y seguirá desbordando en futuro– egresó del pupitre universitario, allá en Santiago de Cuba.

Debe haberlo apreciado la «china» Susana Lee, desde que los espirituanos le entregaron, como Jefa de Información de Granma, su mejor carta de triunfo, en calidad de corresponsal.

Tenso e intenso corría el año 1992, pero por la ecuanimidad con que asumía el reto, Borrego parecía vivir los días más sosegados y esplendorosos de la década anterior.

Con él se reforzaría ese divino equilibrio entre el ingrediente humano inquieto, a veces explosivo en colegas como El Fulgue (José Antonio) u Ortelio González, y la parte ecuánime de un team que, al bate desde provincias, dejó en el banco la condición de equipo para sentir y ejercer como familia.

Me piden, caramba, unas líneas, y me comprimo el cráneo para no excluir la extraordinaria capacidad profesional con que Borrego fungió como reportero del principal periódico cubano durante casi 30 años, y combinó, en los últimos 24, la dirección del Escambray: para muchos, el más reconocido de los rotativos provinciales.

Me exprimo los dedos para dejar en zumo la etapa en que, además, dirigió la Unión de Periodistas de Cuba allí, no por acaparar cargos, sino por esa innata virtud de no saber decir que no.

Creo que lo hizo apenas una vez, hace muchos años, cuando se habló de llevarlo hacia La Habana, con perspectivas de dirección en Granma. Su compleja situación familiar lo impidió. Una prueba más del tremendo hijo que es. Dicen que hasta los sinsontes de Yaguajay no sabían si trinar o gemir.

Silenciosamente expresivo o expresivamente silencioso, con una mirada capaz de no dejar nada a la deriva, preciso y conciso como nadie, fiel a todo hasta la médula y con cero zona de duda en su estilo claro y directo, nuestro Borre esparció equitativa pasión y elegancia entre todos los géneros periodísticos.

Ayúdame –ya que nadie te considera extinto– a moldear igual tu larga y envidiable huella como diputado, tus secretos de hijo, padre, esposo, hermano, colega, vecino, amigo, director; el arte de movilizar sin una promesa en labios ni un golpe sobre el buró, a veces hasta con ese humor finísimo, inagotable, poco común en «tipos» tan serios para todo, como tú.

Y basta de forcejeo, compadre. Sabía que apenas me vieses escribir de ti comenzaría este «tú que no y yo que sí». Déjame intentar escribir algo que llegue a generaciones de lectores, a Jacinto Granda, Lázaro Barredo, Alexis y Marta Rojas, con quienes te reencuentras; a colegas jubilados o en activo, a los corresponsales de ayer y de hoy, a todo el team y a esos otros muchachos, tuyos y míos: estudiantes o por serlo, que no hurgarán en busca de un referente teniéndote ahí, a la distancia de un segundo eterno.

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Oscar Alfonso Sosa dijo:

1

6 de octubre de 2021

14:42:08


Amigo PAstor, gracias. Palabras precisas para un alma gigante. Para un amigo de los imprescindibles. Para un profesional de a todas todas

Angel Lezcano dijo:

2

6 de octubre de 2021

17:26:55


Pastor, muy merecidas palabras, para este grande entre los Periodistas Cubanos, se ganó el cariño y privilegio por su actuar hasta como Director de Escambray, formador de generaciones jóvenes de la prensa escrita y radial.Gloria eterna crónica.Borrego