Es probable que muchos de los jóvenes que recién comienzan a sentirse atraídos por el universo del rock, sepan la trascendencia del grupo británico Pink Floyd en la historia del género, debido a las impactantes dimensiones de su legado.
Sin embargo, puede que, a la vez, se pregunten por qué el bajista, compositor y cantante de esa agrupación, Roger Waters, aparece lo mismo vinculado estrechamente con las protestas callejeras en Gran Bretaña, para denunciar la posible extradición de Julian Assange a Estados Unidos, que se le ve aconsejando al público presente, en uno de sus conciertos en Brasil, para que no votara por Jair Bolsonaro como presidente, además de protestar junto a sus admiradores mejicanos contra el muro que Donald Trump quería levantar en la frontera de ambas naciones.
Las raíces de estos inequívocos signos de rebeldía fueron evocados desde la realización del disco Wish you were here, y que continúa siendo todo un suceso, al cabo de sus más de 45 años de estrenado. A través de semejante propuesta discográfica, no solo accedemos a una pieza magistral del llamado rock progresivo, sino que, en ella, se nos plantea una serie de interrogantes que todavía esperan por respuestas.
En tal sentido, el propio Waters rememora que después del inesperado éxito del disco The dark side of the moon –al convertirse nada menos que en uno de los álbumes más vendidos en el mundo a partir de 1973–, la honestidad de los cuatros miembros del grupo los lleva a cuestionarse la razón de continuar grabando discos, bien a partir de una visión consumista de la sociedad o que primara el respeto a la creatividad propia del rango que los distinguió como músicos.
Por suerte, este nuevo disco, Wish you were here (1975), se logró posicionar casi como una referencia obligatoria, al tener que tomarlo en cuenta a la hora de valorar un excepcional resultado artístico del rock, al mismo nivel de las obras maestras de la música clásica. Pero, a la vez, sobre todo Waters, insistía en la necesidad de denunciar la presión ejercida por la industria discográfica en el interés de reclamar nuevos proyectos que rindieran todavía mayores ganancias económicas, sin tenerse en cuenta el rigor estético de su realización.
Por eso, este experimentado artista de 77 años de edad, aconseja que cuando se es capaz de contar con la voluntad requerida para independizarse de tales exigencias, el músico puede ser parte integral de la vida real que transcurre ante nosotros, al no sentirse como un objeto manipulable. Desde entonces, es habitual que encontremos a Roger Waters en cualquier trinchera, en defensa de causas nobles de su tiempo.
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rob dijo:
1
13 de enero de 2021
11:54:42
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