
La altísima responsabilidad de ser vanguardia, de ser las venas del arte joven por donde la creación fluya con la libertad del tiempo y del espacio, son esencia y mística de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), una casa en la que sueñan y viven intelectuales y artistas menores de 35 años, con la voluntad de ser una generación del presente, activa en la conformación de esa otra cultura, la que no esclaviza, la que hace que los seres humanos no se derrumben en el letargo y la apatía en una sociedad que necesita de hombres y mujeres vivos, atentos, críticos, constructores.
La AHS, a sus 34 años, es una organización que crece, que muta con el aporte constante de nuevos miembros, que se basa en sus paradigmas para trascenderlos. No se conforma con ser sitio de refugio, quiere expandir la inquietud por un arte y una institucionalidad que no acepten lo vulgar, ni los sentidos comunes importados o autóctonos no revolucionarios.
Los límites a esos propósitos pudieran ser una amenaza, pero reconocerlos no es suficiente si es para establecer banderas de justificación; hay que luchar todos los días en contra de la sospecha y el estigma de lo que significa para algunos ser joven; derribar las barreras de la mente y del espíritu conservador, ser más serios allí donde se espera que no podamos ser serios.
Sea la AHS para fundar, un arma que defienda lo nuevo, un volcán de revolución, un nicho abierto del arte que salva, para subirle la altura a este tiempo.
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Eduardo dijo:
1
19 de octubre de 2020
10:39:47
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