ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Los nuevos medios y redes sociales buscan alcanzar en su persecución a los que, desde Cuba, defienden su derecho a tener un criterio político propio. Foto: Ares

Hubo una época en la que irse o quedarse en Cuba podía ser tomado como una decisión política. Que fuera a Miami, o terminar ahí, en vez de alguna ciudad en otro país, también era algo que en las mentes parecía marcar algún nivel en la cuestión.

Eso sí, era prácticamente imposible para un artista cubano poder continuar su carrera en Miami, sin pagar el tributo político a la corriente antifidelista –hasta el extremo de anticubana– dominante en esa ciudad.

Luego vino la época del Intercambio Cultural y más tarde las relaciones diplomáticas con el gobierno de Obama, y hubo un momento de hospitalidad miamense para los artistas que vivían en la Isla. La competencia entre programas y canales, más preocupados por el rating que la presentación de esos artistas podía darle, hizo guardar la compostura por un tiempo, y recibieron en sus platós a cuanto músico, humorista o actor residente en Cuba visitara Miami.

La industria televisiva que había multiplicado sus ganancias con su línea editorial contra la Revolución, y cuyo acceso a ese pastel se limitaba en ese momento específico al acoso en los aeropuertos a los artistas llegados de la Isla para hacerles preguntas recalcitrantes, veía cómo su producto comercial, el odio hacia todo lo que significara Cuba, dejaba de cotizarse como antes.

El alivio, pasado el efecto traumatizante para las familias que tuvo la política agresiva de George W. Bush, con su restricción de viajes y remesas, influía en un ambiente en el que de trasfondo miles de

cubanos residentes en la Florida invertían en las nuevas posibilidades que se abrían con el trabajo por cuenta propia en Cuba. En ese periodo, para la derecha anticubana en los medios de Miami, la procesión iba más por dentro.

Con el avance de la segunda década de los 2000, el auge de las redes sociales hace que los formatos televisivos, que se habían beneficiado del uso de YouTube, comiencen a perder terreno ante el creciente volumen de contenido producido directamente para esa plataforma. La circulación de fragmentos de programas televisivos de panel y sus tertulias, comienza a ser superada por la producción de programas emitidos por streaming y visionados por un creciente número de suscriptores a los canales digitales.

Pocos años después, en 2020, hay una industria política miamense mucho más instalada en internet, que se ha desplazado de los medios tradicionales de prensa y tv, aunque sin abandonarlos, hacia YouTube, con nuevos rostros, junto a un circuito agresivo de páginas web. A diferencia de la televisión, estos programas hechos para streaming y visionaje online, asumen una agresividad mayor al complementarse con la posibilidad de comentar y compartir que las redes sociales les dan a su público.

Con los artistas residentes en Cuba, este posicionamiento mediático anticubano que intenta envenenar los vínculos entre la comunidad cubana en Estados Unidos y su país, busca también acabar con las posibilidades de presentaciones en la ciudad de Miami y su beneficio económico, lo cual había abierto la época del intercambio cultural.

Si bien en Cuba la ambigüedad política de un grupo de artistas genera acaso indiferencia, esa derecha miamense con un odio resurgido no está dispuesta a perdonarla: Te unes al discurso anticubano o no entras a Miami. Pero los nuevos medios y redes sociales van más allá, y buscan alcanzar en su persecución a los que, desde Cuba, defienden su derecho a tener un criterio político propio. Tratan, con el terror del linchamiento en las redes, de mantener callados y temerosos a todos los artistas que pudieran pronunciarse contra el bloqueo o en defensa de cualquier valor que les haya legado la Revolución.

En una entrevista concedida a Russia Today, el cantautor Amaury Pérez decía, refiriéndose a la expresión política de los artistas y las redes sociales: «Hay gente que debería estar defendiendo algunas cosas que defendía, que están muertos de miedo. Porque hay que tener el lomo muy duro para aguantar las cosas que te dicen por ahí».

Sin embargo, presenciamos cada día cómo una maquinaria de medios digitales dedicados a la guerra mediática posicionan, como si se tratara de un acontecimiento de gran interés público, cualquier pronunciamiento emitido por algún artista que políticamente les sea de utilidad, convirtiéndolos en «líderes de opinión» a golpe de multiplicar constantemente sus comentarios personales en Facebook.

En muchos casos, la cantidad de likes y comentarios que no reciben al publicar en la red algo propio de su trabajo como artista, los logran con alguna publicación de esa índole.

Para varios de estos artistas, la «celebridad» instantánea y efímera que les otorga este posicionamiento, la que debe ser reactivada constantemente, deviene una especie de publicidad que por un lado alimenta el ego de cada cual, y por otro permite una relevancia artificial que varios no logran ya -o nunca la han tenido- con su obra, mientras les permite mantener su figura promocionalmente activa.

Este mecanismo ha inducido incluso a personas posicionadas en la música comercial, que aparentemente no precisarían de atacar al país que los formó y los ha reconocido, a sumarse al coro mediático contra Cuba de un modo que realmente lo que más provoca es vergüenza.

Tampoco faltan los casos que tratan de mantener algún vínculo de simpatía –y pleitesía– con el mercado artístico de Miami, que no está dispuesto a asimilar artistas que pretendan una carrera ingenuamente apartada de la política.

Por una décima publicada en su Facebook en la que condenaba decidido el ultraje a los bustos de Martí -cometido a inicios de este año–, un acto contra el que otros temieron pronunciarse, el cantautor Ray Fernández se tuvo que enfrentar a una jauría en la red que lo llenó de insultos de todo tipo. Cabe recordar hoy, en este duro 2020 para Cuba y para el mundo, las palabras con que el trovador de culto respondió: «Nadie dude que estos son tiempos de definiciones».

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Conchita dijo:

1

5 de agosto de 2020

05:05:36


Por eso es que respeto a Amaury Pérez, a Ray Fernández y a otros artistas, intelectuales y personalidades de la cultura que no han traicionado; igual por eso respeté a Alicia Alonso y a Rosita Fornés hasta sus muertes y respeto a otros muchos que han tenido hacia su Patria, su pueblo y la Revolución, una posición de coraje e hidalguía, como la del ya desaparecido y nunca olvidado Carlos Ruiz de la Tejera. A otros nada más hay que verlos cómo se comportan cotidianamente para darse cuenta de lo que pueden dar, de lo que cabe esperar de ellos. "No hay que pedir peras al olmo" como dice el dicho. No hay que hacerse falsas ilusiones de quien no da muestras de ser ni un mejor ser humano ni un mejor ciudadano. Las personas pueden tener distintos ideales, se puede disentir, pero la Patria es sagrada y nunca se puede renegar de ella. Como muy bien dijo Ray, "Estos son tiempos de definiciones".

CCondeR dijo:

2

5 de agosto de 2020

08:13:37


Para algunos vale más el dinero que la vergüenza y el respeto por su pueblo. Esos nunca han apreciado a su país, solo les interesa vivir bien y el camino escogido para ello no importa. Al final esa será su condena.

Jose Ruiz Mato dijo:

3

5 de agosto de 2020

09:43:31


Muy certero comentario, es hora de definirse no solo en el mundo artístico, también en todo orden de cosas y no darle a nadie la oportunidad de que ensucie el prestigio ganado por la revolución.

Ivette Solano dijo:

4

5 de agosto de 2020

11:31:27


Actitud verdaderamente autodenigrante, pero lo cierto es que lo que "no brilla con luz propia, nada ni nadie lo puede encender!"

Alfredo dijo:

5

5 de agosto de 2020

12:24:17


Verguenza de músico mal agradecido que ataca a la tierra que le vió nacer y le hizo crecer como músico de talla mundial. El mismo se denigró como persona. No es un buen cubano, como diría alguien, es un mal nacido que muerde la mano que le dio de comer

humbertóm dijo:

6

5 de agosto de 2020

14:09:07


Lástima es lo único que siento por los que cambian todo por dinero, hasta su dignidad. Y no soy un idealista o imbécil, se que sin dinero es imposible vivir, pero hay muchos que lo ponen por encima de todo lo demás, eso sí es denigrante

Msc Faro A. Fundora Rodriguez dijo:

7

5 de agosto de 2020

19:31:18


Esos corifeos responden al Show de la FNCA. Les duelen las derrotas que les hemos propinado en todos los terrenos. Cada triunfo de Cuba es para ellos una derrota de sus " ideales". Lo que mas duele son aquellos formados por la Revolucion y como decia Marti, " son lods desagradecidos que ven las manchas en el Sol" Cuidado con aquellos qur se autodrfinen: "apoliticos" potque les estan haciendo el juego al enemigo. Gentes que nunca han hecho nada por el pais y lo critican todo. Por que no sugieren ytabajar mejor por una Cuba prospeta?

Ruso dijo:

8

19 de octubre de 2020

10:03:15


Los que venden su patria por dinero son aquellos a los que Bonifacio en su poema "Mi Bandera" decia y cito; "al cubano que en ella no crea se le debe azotar por cobarde" igualmente al que a su patria denigra y ataca.