Por su brillante trayectoria profesional, la doctora Alicia García Santana fue distinguida en 2019 con el Premio Nacional de Patrimonio Cultural por la Obra de la Vida, que otorga el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura. El alto reconocimiento recibido nos llevó a ella, con el objetivo de conocer un poco más acerca de la labor de esta mujer, ferviente cuidadora del patrimonio cultural de nuestro país.
«En realidad nunca se piensa en los premios, aunque se agradece enormemente el reconocimiento del trabajo realizado. Para mí significa gratitud a muchas personas que me formaron, ayudaron y guiaron».
–En todos estos años en que usted se ha dedicado a la investigación y la docencia, ¿qué ha sido lo más importante?
–De esta suerte, hubo años en que mi vida era el rescate y conservación de Trinidad (siempre lo será); después, al conocer el patrimonio valiosísimo de otras ciudades cubanas he ido incorporando otros «amores» al quehacer de trabajo: las primeras villas, las ciudades del siglo XIX, en especial Matanzas, que fue (y también siempre lo será) objetivo particular. Ahora me concentro en La Habana colonial, contenido de mi próximo libro.
«En un principio actuaba directamente sobre la realidad. A estas alturas intento transmitir por escrito, por la vía de la docencia, y por cualquier medio similar a mi alcance, los conocimientos que haya podido acumular, de modo que pueda “transmitir la antorcha” y el fuego no se apague».
–¿Qué recomendaría a quienes se dedican a salvar el patrimonio nuestro?
–El único consejo es estudiar, siempre estudiar. Solo el conocimiento puede propiciar buenas decisiones. Eso es común a cualquier actividad humana. La conservación del patrimonio es un acto complejo que requiere del trabajo de especialistas de muy diversas ciencias: arquitectos, urbanistas, ingenieros, geógrafos, geólogos, arqueólogos, historiadores, promotores culturales, sicólogos, químicos, físicos, informáticos, en fin… la lista es grande.
–Usted llamó la atención acerca de la necesidad de crear una editorial que se dedique a publicar textos sobre el patrimonio en Cuba…
–Para que algo amerite ser conservado tiene que reconocerse su valor social, cultural. Ese reconocimiento deriva de la identificación de lo propio dentro del seno de la cultura de referencia a la que pertenecemos. Esa identificación se apoya en el resultado de estudios, investigaciones, trabajos de campo, de archivo. Es un esfuerzo de muchos, que se nutre del legado de los ancestros científicos y del aporte de los colegas contemporáneos. Ese caudal de conocimientos no significa nada si no se da a conocer, si no se publica, si no se divulga a través de trabajos escritos o digitales.
COMENTAR
Responder comentario