ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Alfredo Armenteros. Foto: El Tiempo.com

Alguien, desde sus días con Ar­senio Rodríguez, llamó a Félix Cha­potín el Louis Armstrong de la música popular cubana. De la época de oro de los septetos soneros nadie podrá olvidar la estampa y el sonido de Lázaro Herrera, al lado de Ignacio Piñeiro. En las agrupaciones de formato jazz band más famosas de la medianía del siglo pasado destacaron Andrés Castro (Hermanos Cas­tro), Leo­nardo Timor (Ar­mando Oréfiche), Luis Escalante (Her­ma­nos Palau), Marcos Urbay (Ri­ver­side) y Nilo Argudín (Tro­picana). Cuando se escucha al Conjunto Ca­sino se sabe del toque maestro de Ale­jandro Vivar, El Negro, quien mar­có pautas para el crecimiento de Jorge Varona. Lo mismo sucede con el Guajiro Mirabal a su paso por Rumbavana. Ni qué decir de Calixto Leicea con la Sonora Ma­ta­n­cera.

Entre estos, en el reino de la trompeta cubana, tiene su trono Alfredo Armenteros, Chocolate. Lo escribo en presente porque su muerte a principios de este año en Nueva York no acallará su manera de tocar el instrumento ni sus extraordinarios aportes a las ejecuciones soneras y jazzísticas, reconocidas dentro y fuera de Cuba. Él mismo sentenció: “Quiero ser re­cordado como el trompetista cubano que más tiempo tocó y el que más gozó”.

Solía decir que el 4 de abril de 1928, fecha de su nacimiento en la localidad villareña de Ranchuelo, antes de ver la luz escuchó música. La veta le vino de su padre, tíos y primos y la comenzó a cultivar desde la niñez. Entre la trompeta y el saxofón, eligió la primera y con ella tuvo su primer trabajo en 1946 con los Hermanos Brito, de Pla­cetas, hasta que tras alternar con varias agrupaciones de la región central del país, se instaló en 1949 en La Habana con el conjunto de René Álvarez.

Ese fue el puente para ingresar en el conjunto de Arsenio Ro­drí­guez, al lado de Chapotín y de otra leyenda, Oscar Velasco, Flo­re­cita. Ahí le tomó la medida al son y comenzó a fomentar un es­tilo que trasladaría más tarde al jazz latino.

Esas cualidades le valieron para sustituir en una gira por Venezuela a Leicea en la Sonora Matancera, a la que volvería como primer trompeta en 1977 y a formar parte de la alineación inicial de la Banda Gi­gante de Benny Moré, su primo, en 1953.

Fueron años intensos para Cho­colate: un tiempo con la orquesta de Julio Gutiérrez y otro con la del cabaré Tropicana. Un tiempo con la orquesta de Bebo Valdés y otro con la de CMQ.

Hasta que en 1957 José Antonio Fajardo, el de Fajardo y sus Es­tre­llas, lo convenció para viajar a Nueva York con motivo de una presentación en el hotel Waldorf As­toria. Y puso casa en Harlem por el resto de su vida.

Desde ese momento el músico ranchuelero se convirtió en una figura imprescindible en la movida latina de la Gran Manzana. Ma­chito lo fichó para su banda y entre los 60 y los 70 trabajó junto a Dixie Gillespie, Mongo Santamaría, Joh­nny Pa­checo, Tico All-Stars, Larry Harlow, Osvaldo Martínez, Chi Hua Hua; Lou Pérez, Charlie Palmieri, Ro­ber­to Torres, Ismael Rivera, Joe Qui­jano, Bobby Capó, Israel Ló­pez, Cachao; y Chamaco Ramírez. Tam­bién fundó un conjunto propio con el que grabó dos discos de referencia, Chocolate aquí y Cho­co­late caliente.

Pero si de grabaciones antológicas se trata, hay que citar ante todo su participación en Super­im­po­sition (1970), del pianista Eddie Pal­mieri. La pieza Chocolate Ice Cream, de su autoría, constituye una lección de estilo. Como también se hace notar su incursión en el álbum experimental del compositor y percusionista Kip Hanrahan, Terderness (1990), en el que compartió faenas con Sting, el tenorista Chico Freeman, el pianista Don Pu­llen, el baterista Ignacio Berroa y los tumbadores Giovanni Hidalgo y Milton Cardona.

Armenteros le dio la vuelta al mundo; se presentó en 67 países. Estaba al tanto de lo que sucedía en la cultura de su país, y prestaba atención al desempeño de nuevos trompetistas, como Yasek Manza­no y Julito Padrón. Nunca dejó de  responder al nombre de Chocolate, des­de el día en que una muchacha lo confundió con el Kid boxeador. Ni de amar la trompeta, el son y la rumba.

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paco dijo:

1

15 de enero de 2016

08:16:23


Extensa y notable la trayectoria de este sobresaliente musico. La escuela cubana de la trompeta se reconoce dondequiera con el aporte de tantas figuras. Chapottin con sus agudos inconfundibles, Varona y el Negro Vivar por la limpieza de sus notas. Hoy continúa el camino con acierto Alexander Abreu. Hay otros nombres como el Turi, Mayía, Pepin Vaillant e Inaudis Paisán quien pasó por la orquesta de Chepin y la Estudiantina Invasora de Santiago. Llamaba la atención su forma de tocar con sabor y suavidad a la vez. En cuanto a Chocolate Armenteros rindió un magnifico papel representando lo mejor de nuestro Son en el campo del Latin jazz. Bien vale que sus grabaciones se pasen con frecuencia por la radio.

Francisco dijo:

2

15 de enero de 2016

08:52:39


Un articulo muy bien escrito y le hace justicia a quien fue Chocolate Armentero. No había conocido su nombre o su estilo haste que lo escuché ya lejos de Cuba en un disco del cubano Roberto Torres. Me dije "ese tiene que ser cubano". Llevaba en sus sones un sentimiento que acompañaba a la emoción de la música tocada a su alrededor. Profundo para ser candido. Tenia su trompeta la version cubana del Soul, el Gospel, lo negro y caribeño que acompaña la linea melodica europea. Nos hizo gozar mucho a los que lo admiraban hasta la ultima nota." Puro Meláo de Caña".

pedro hernandez soto dijo:

3

15 de enero de 2016

09:44:15


Gracias Pedro por esta clase magistral sobre la vida de una gloria de la música cubana.

juan dijo:

4

15 de enero de 2016

09:56:37


Gracias Sr de la Hoz por ilustrarnos con este escrito sobre este gran musico cubano que supo poner en alto el nombre de Cuba como pocos;pero cuando hace referencia de los grandes con los que trabajo no puede pasar por alto el de Alturo Sandoval,pues chocolate nunca lo hubiese obviado.

PEDRO DE LA HOZ Respondió:


15 de enero de 2016

15:15:36

Me interesaba referirme a los trompetistas de la medianía del siglo pasado. La referencia los jóvenes viene por vía directa: un sobrino de Chocolate le llevó discos de Manzano y Padsron y el Choco se impresionó. Sandoval, claro está, brillò desde 1970 hasta hoy; tendría que incluir, lo digo rápido y con lagunas, a Munguía, Trompetica, Manuel Machado, Elpidio Chapotin, y otra decena más... hasta llegar a Alexander Abreu

Rodrigo Pedrosa dijo:

5

17 de enero de 2016

08:28:38


Es parte de nuestra historia del Caribe

Rodrigo Pedrosa dijo:

6

17 de enero de 2016

22:29:23


eS UN ARTÍCULO INTERESANTE, REFLEJA UNA GRAN VERDAD DE LA HISTORIA HISPANOAMERICANA

emilio dijo:

7

26 de enero de 2016

07:16:58


Grandes los musicos de mi pueblo. Grandes y humildes que ya se fueron como el Nino Almentero y Wilson que fueron tambien grandes trompetas.

menejías dijo:

8

26 de enero de 2016

08:05:45


chocolate armenteros, gran músico, en una ocasión antes de mil 959 tenia un contrato en el exterior , pero le debia al cobrador de la sastreria Atlas la d los músicos , enriquito el cobrador se entero de este viaje y se persono en el aeropuerto impidiendo por el momento que chocolate saliera del pais con la deuda, se comenta que esto le sirvio d einspiración a Richard Egues para el estribillo , "toma chocolate paga lo qu debes"

Ziura dijo:

9

28 de enero de 2016

09:01:56


EPD. Chocolate fue un musico que no perdio nunca su esencia ni su cubania.