ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La historia de culpa y redención de Juvenaldo/Ferrazo puntea entre las más increíbles e insustentables de la teledramaturgia de lo que va del siglo XXI.

Dos caras se fue; llega Imperio. Un porcentaje considerable de los televidentes cubanos se ha aficionado a tal punto a las telenovelas brasileñas de la fábrica Rede Globo, que no imagina que al menos tres veces por semana en horario estelar, con retransmisiones por la madrugada (favor del que no gozan las producciones cubanas), se le prive de un novelón procedente de la poderosa industria audiovisual del país su-
damericano.

Como otras tantas obras de este corte, el enganche con la trama y las subtramas de Dos caras pasa por la densidad de las intrigas y la consistencia con que tales nudos se tejen y destejen. En ello resultan decisivos el oficio del autor y sus colaboradores, la eficacia de la puesta en escena en el seguimiento episódico, la solvencia de los elencos, la apostura de la ambientación y la adecuada utilización de los recursos técnicos complementarios.

Imperio, nueva telenovela brasileña. Foto: Youtube

Ante Dos caras existen dos tipos de respuestas. Una: la aceptación acrítica de la(s) historias(s). Dos: la aceptación negociada; esa que po­ne distancia y cuestiona, sin que por ello deje de consumir un producto entretenido, en tanto parte del presupuesto de que las telenovelas brasileñas clasifican entre las de mayor empaque en el orden de la realización, si las comparamos con los culebrones venezolanos, mexicanos y miameros que circulan profusamente en soportes digitales. Tam­bién, unos y otros, deben admitir una tercera respuesta, las de quienes, por diversas razones tan respetables como las de los dos primeros, no quieren que se les hable siquiera de esta telenovela.

Pero cuando se narra una historia, dentro de las convenciones realistas —y Dos caras, no es que lo diga yo, sino el propio autor principal y la casa productora, se inscribe en el género de “telenovela realista con tema contemporáneo”—, lo primero que se debe respetar es la credibilidad, y esta falla estrepitosamente en el núcleo central. La historia de culpa y redención de Juve­naldo/ Ferrazo puntea entre las más increíbles e insustentables de la teledramaturgia de lo que va de siglo XXI. Ni el actor Dalton Vigh se la cree ni su pareja Marjorie Estiano

—vamos a ver si mejora su actuación en Imperio—, ni el pequeño que interpreta a Renato.

Aguinaldo Silva, escritor de ex­tensa trayectoria en Globo, no solo defendió este desaguisado, sino le tomó el pelo a los televidentes —o quizá se lo tomó a sí mismo— al comparar la solución al caso Fe­rra­zo nada menos que con la que daría un Dostoievski. Silva sí es un caso —Imperio es otra de sus criaturas—, pero merece una nota aparte que redactaremos en los próximos días.

Para completar, la transición de Silvia (Alinne Moraes) de la villanía —no hay telenovela que se respete sin villanos o villanas— a la esquizofrenia criminal se nos hará inolvidable por ser una de las más lamentables actuaciones que se recuerde.
Dos caras tiene mucha tela por donde cortar; solo nos detendremos en el otro protagonista: Juvenal An­tena, Antonio Fagundes se lleva las palmas en la interpretación del personaje. Nadie lo duda. Pero lo que propone dista de ser inocente.

Líder carismático, Juvenal funda una favela, la Portelinha, a imagen y semejanza de una muy real, Río das Pedras, en la urbe carioca. Rezuma populismo y clientelismo político, pero resulta tan simpático que esa deformación no pesa. Ama desesperadamente a una mujer, Alzira (Flavia Alessandra), sin embargo los separa, aparentemente, un conflicto machista. Juvenal, cierto, quiere a la mujer en una jaula de oro; Alzira, cierto, quiere ser lo que quiere ser sin que la limite el amor de un hombre. Pero lo que se escamotea es sencillamente terrible, y no tiene nada que ver con moralinas.

Pretender que el baile del palo es “arte”, y realzar su promoción publicitaria, equivale a legitimar la industria del sexo, de la mujer co­mo objeto erótico. Juvenal es un di­nosaurio; los que lanzan a Alzira son depredadores de otro signo.

Ya viene Imperio. Tendremos más de lo mismo con diferente ro­paje.

Cuando leí el anuncio del portal institucional de la Televisión Cuba­na, pensé que había equivocado la búsqueda en el ciberespacio al en­contrar el siguiente texto:

“Llega el desenlace de las historias reveladoras de Dos caras, que con el pretexto de la venganza por un desengaño amoroso, hurga en temas tan relevantes como la equidad racial, de género, la democracia y la participación política en diferentes escenarios institucionales y privados en Brasil, la realización hu­mana dentro de ambientes de po­breza, la necesidad del apoyo de Organizaciones No Guber­na­men­tales (ONGs) a las comunidades, otros aspectos que incitan a reflexionar y valorar aún más la riqueza comprendida en la diversidad de los individuos. Sobreviene una telenovela que promete adentrarse en las relaciones intrafamiliares, las luchas complejas por conquistar el poder y el reconocimiento dentro de la élite económica de la sociedad brasileña. Con tantos premios avalando su calidad, Imperio augura buenos ratos en las noches de Cu­bavisión, un regalo excelente para iniciar el 2016”.

¿Ingenuidad irresponsable? Re­de Globo no lo haría mejor.

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Andrés R dijo:

1

31 de diciembre de 2015

18:17:16


No le tiremos piedras al vecino, que nuestro tejado es de vidrio, las novelas brasileñas son para entretener y lo han logrado, son las mejores que da la televisión.Por lo menos disfrutémoslas y no hablemos por hablar.

Pedro dijo:

2

2 de enero de 2016

18:17:35


Estoy mas de acuerdo con lo que plantea el portal de la TV que con lo que escribe el autor del artículo, que reconozco que está bien redactado, pero no comparto su contenido. Y retransmitir las telenovelas cubanas ? por favor, con que las transmitan ya es suficiente ...

are dijo:

3

4 de enero de 2016

15:40:41


buenas tardes, es verdad que el cubano nada hace y lo q hacen otros solo lo critican, imperio ya la vi completa y esta muy buena... mas de lo mismo dice el periodista.. pues las novelas que se hacen aqui si son mas de lo mismo pero ademas cada vez que se acaba en un canal lo ponen en otro... como ha pasado con tierra brava, la saga, salir de noche, en fin.. eso si es para dialogar... y tratar de mejorar.. no hablar por hablar de los vecinos del sur, que a mi entender mejor imposible... y demostrado esta los tantos años concecutivamente que no televisan otra telenovela de otro pais, ya publican sin revisar lo q dicen, o al menos no comparar con lo de aqui 1ro,

AVB dijo:

4

4 de enero de 2016

22:35:11


'Favor del que no gozan las cubanas', Pedro, porque hay que PAGAR la retransmisión. Sólo eso. No todo es un 'atentado a la cultura nacional'. Más, cuando justamente en nombre de una novela cubana, se ha suspendido la emisión diaria de la extranjera, que tan bien le hizo al entretenimiento del público. Ud. insiste en verle las asimetrías con una sociedad que Ud. no conoce en vez de recalcar lo que la hacía afín a la realidad nacional. Yo mismo escribí en otro espacio que la telenovela no era ni remotamente perfecta, pero que cumplía mejor el 'encargo social' que las de la TVC ¡lo cumple! En las presentes circunstancias y con el paquete cada vez más presente lo mejor que haría el ICRT es articular una sólida programación de entretenimiento, con 'lo mejor del mercado' comillas, en vez de convertir cada espacio en un 24 x segundo (como pasó el otro día con Teleavances que por cada película que anunciaba, le colgaba la coletilla de los premios... como para decir 'estamos poniendo buenas películas'). La TV ya dejó de ser la ÚNICA opción y pronto va a dejar de ser opción en sí. Si ya hay gente que ha visto Imperio completa... ¿qué más puedo decir? Pónganla a diario. Aprovechen mejor los recursos, como dijo Raúl y no irriten, con lo que se supone debe divertir...

Josefina dijo:

5

5 de enero de 2016

14:30:23


La persona que habla de la no reposición de las novelas cubanas, quizás no recuerda varias que debieran repetirse como Pasos hacia la montaña, Un bolero para Eduardo, La séptima familia y otras que los jóvenes no han visto y no se han repuesto. Lo mismo cubana, que brasilera, que argentina, los cubanos la vemos, además del paquete. Llevamos varios años con la crítica acérrima a las telenovelas, sin embargo, ahora hasta el domingo, vemos un dramatizado y el pueblo se "entretiene". Creo que usted Pedro, al igual que Joel del Río debieran dejar un poquito el tema de las telenovelas y enfocarse hacia otros aspectos críticos de la televisión que en ocasiones nos abochornan, como el spot musical que denigra nuestro símbolo nacional.