
Entre los temas que el cine evita por resultar problemáticos está el de la pedofilia.
¿Cómo tratarlo sin herir la sensibilidad del espectador?
Sin embargo, se han realizado películas que mediante una excelente utilización de las elipsis y otros recursos dramáticos superan con creces el tratamiento unilateral y sensacionalista que suele hacer la prensa del asunto.
Otras, como la dura y extraordinaria cinta griega Miss violencia (presentada este último sábado en el programa Espectador crítico), recurre, aunque no abusa, a imágenes descarnadas para recordar que el lobo puede encontrarse en el seno de la familia.
Junto al secuestro de niños, la pedofilia se ha convertido en una epidemia internacional dominada por bandas interconectadas de un continente a otro que secuestran niños con el obejtivo de extraerles los órganos y luego venderlos, o para convertirlos en disfrute de mentes enfermas, existentes en una cuantía inimaginable.
Abundan las noticias acerca de la desarticulación de esas mafias que, utilizando teléfonos móviles, Internet y otras vías, atraen a sus víctimas, o de sucesos relacionados con niños desaparecidos, decenas de miles de ellos que cada año dejan una estela de padres dolientes que jamás volverán a ser ellos mismos.
Y, por supuesto, están los lobos solitarios que salen a cazar.
De unos de esos lobos, en apariencia hombres normales, habla el excelente filme austriaco Michael (2012), inspirado en alguna medida en el drama sufrido por Natasha Kampusch, una niña austriaca a quien durante ocho años un pervertido sexual mantuvo encerrada en un sótano.
La noticia escandalizó a la sociedad austriaca, pero desde el punto de vista de los fríos cómputos, el secuestro y abuso vino a ser un caso más entre otros muchos que no saltaron a las páginas informativas porque los criminales quedaron impunes al asesinar a sus víctimas.
El filme fue exhibido con gran éxito en Cannes y entre otros galardones mereció el prestigioso premio Max Ophüls, otorgado —según dejó constancia el jurado— por el arte de las elipsis y el coraje de su director al tratar tema tan escabroso.
Michael es el primer largometraje de Markus Schleinzer, colaborador del gran director austriaco Michael Haneke, y se propone contar la historia desde el punto de vista de una mente enferma, Michael, un hombre en sus treinta que tiene secuestrado a un niño de nueve años en el sótano de su casa.
El espectador no sabe cómo el muchacho llegó allí, pero más adelante, en un nuevo intento de secuestro, el hombre hará gala de los métodos que suele emplear.
Al igual que suelen hacer los mejores directores austriacos de los últimos tiempos, Schleinzer explora en el comportamiento oscuro de la mente humana para hablar del monstruo que en su vida corriente da la impresión de ser un hombre normal y hasta amigable, como suelen ser muchos pedófilos de los cuales nadie sospecha.
¿Pero cómo puede hacerse una película con temática tan cruel y hasta incómoda y al mismo tiempo evitarse la sordidez que emana del conflicto?
El prometedor Schleinzer lo logra sin sombra de morbo y con mucha imaginación. Las violaciones se respirarán en la atmósfera, pero serán traspuestas mediante soluciones visuales artísticamente inmejorables.
Solo hay una escena que pudiera ser discutible, sobre todo por parte de aquellos que sean incapaces de calar la esencia espiritual de lo que están viendo. Y también de comprender que, como ninguna otra, ella revela el infierno moral y humano en que se encuentra atrapado el niño. La cuento: el secuestrador está viendo una película pornográfica en la que el hombre le pregunta a la mujer (de la manera más grosera y utilizando una palabrota) qué desea, ser poseída, o que la mate. La mujer, por supuesto, contesta que lo primero. Luego, en otra escena, mientras come junto al niño abusado, el pedófilo le formulará la misma interrogante y el muchacho, mirándolo serenamente, le contestará: “que me mates”.
Cuando Michael se exhiba, ya sea en la televisión o en el cine, quien ose cortar esa escena en nombre de un falso pudor, o asumiendo la postura de un espectador ofendido, no sabrá cuánto daño le estará haciendo al arte.












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Felicia dijo:
1
7 de septiembre de 2015
06:38:27
Cándida Alonso (Restauradora de Obras de Arte) dijo:
2
7 de septiembre de 2015
07:14:21
Lizi dijo:
3
7 de septiembre de 2015
11:29:49
lesly dijo:
4
7 de septiembre de 2015
14:50:09
Yaneisy dijo:
5
7 de septiembre de 2015
15:19:02
Linda dijo:
6
7 de septiembre de 2015
15:32:14
iso dijo:
7
8 de septiembre de 2015
09:22:49
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